El presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), José Miguel Láinez, analiza con la redacción de GACETA MÉDICA los cambios a nivel asistencial y profesional que han vivido los especialistas en este año de pandemia.
Pregunta. ¿Cómo ha afectado la COVID-19 a los servicios de Neurología?
Respuesta. Como a toda la Sanidad, de un modo terrible porque ha sacudido los cimientos. En la primera fase se produjo un número de ingresos tremendo por COVID-19 y una gran reducción de los pacientes neurológico que llegaban a urgencias, como los pacientes con icuts. En el hospital hubo toda una reasignación de recursos y los neurólogos se incorporaron a los equipos COVID en la mayoría de los centros. Otra parte tremendamente sacudida fue la asistencia ambulatoria, que inicialmente se suspendió entera, con alguna excepción, y posteriormente se ha ido retomando. Aunque prácticamente en ningún momento se ha retomado de manera normalizada. No hemos hecho telemedicina, sino teléfono-medicina, que no es lo mismo. Ha sido estupenda para resolver los problemas de los pacientes y ha requerido un esfuerzo enorme de los profesionales, porque en muchas ocasiones han tenido que utilizar su teléfono particular porque no había otros recursos.

P. ¿Cuáles son las secuelas neurológicas que produce la infección?
R. Los datos que hay ahora mismo revelan que no hay una gran cantidad del virus en el cerebro, pero sí es cierto que son frecuentes las secuelas neurológicas. Las más habituales son el dolor de cabeza, que aparece hasta en un 10-20% de los casos al cabo de seis meses y la pérdida de olfato y el gusto. Vemos cuadros de mialgia y astenia en el paciente crítico y polineuropatía, que es habitual en todos los pacientes con estancias largas en UCI . Por otro lado, la niebla cerebral aparece ahora en prensa pero lo hemos visto en pacientes con secuelas de enfermedades infecciosas, en aquellos con estancia larga en UCI y en pacientes depresivos y ansiosos. Asimismo, hasta ahora no se ha demostrado la existencia de lesiones estructurales en estudios con resonancia. Además no hay ninguna evidencia de daño tisular del sistema nervioso, lo que nos hace ser optimista respecto a que no haya demasiadas secuelas en el largo plazo desde el punto de vista neurológico.
“Hasta ahora no se ha demostrado la existencia de lesiones estructurales a nivel neurológico en estudios con resonancia en pacientes con COVID”
P. ¿Cuál es el alcance de los trombos en relación con las vacunas COVID?
R. Los datos son los oficiales. La incidencia está más o menos en uno por 100.000 en la vacuna de AstraZeneca y la de Johnson & Johnson tiene algunos casos descritos en Estados Unidos. El riesgo es bajo, pero la causalidad parece cada vez más clara, incluso la EMA reconoce que puede haber una relación. La trombosis venosa cerebral es una patología grave y los casos que han descrito (alrededor de 30 en la literatura) presentan una mortalidad bastante alta. Es un cuadro de trombosis que afecta a los senos cerebrales y puede afectar a la coagulación. Es un disturbio de la coagulación de difícil manejo. Afortunadamente la incidencia es muy baja, pero puede ser grave.
“Las enfermedades neurodegenerativas están entre las más castigadas por la pandemia. Incluso personas con pequeños déficits de memoria han progresado a cuadros de deterioro cognitivo”
P. ¿En qué situación se encuentran las enfermedades neurodegenerativas?
R. Han sido de las enfermedades más castigadas por la pandemia. Para proteger el cerebro damos consejos sobre tres cuestiones fundamentales: actividad física, actividad social y buena red de contactos emocionales. La gente mayor con alzhéimer, párkinson o con predisposición a empezar con estas patologías se ha visto privada de las tres. Eso ha provocado que este tipo de enfermedades progresaran, y no por culpa del sistema, sino por las circunstancias. Desde los servicios de Neurología se ha intentado controlar esas situaciones. No obstante, incluso personas con pequeños déficits de memoria han progresado a cuadros de deterioro cognitivo por el aislamiento y falta de ejercicio.
P. ¿Cómo es la fotografía de la Neurología en estos momentos y cómo debería ser en una España post COVID-19?
R. Tenemos un nivel asistencial de primer nivel. Pero uno de los problemas que se ha acentuado en la época COVID-19 es que nuestra dedicación a la asistencia es brutal. Hay numerosos servicios de Neurología que tienen una presión asistencial tan elevado que les impide prácticamente dedicarse a otras cosas. Es muy importante que haya investigación clínica y que los profesionales tenga horas para ello. Hay que pensar en el futuro y en encontrar soluciones. España es el segundo país que más estudios ha publicado sobre las complicaciones neurológicas de la COVID-19. Esto me llena de orgullo porque se ha seguido publicando y haciendo ciencia a pesar de la presión. Sin embargo, debería ser más fácil e incorporarse dentro de la cartera de servicios.
“España es el segundo país que más estudios ha publicado sobre las complicaciones neurológicas de la COVID-19”
P. ¿Qué rol desempeña la formación en esta especialidad?
R. Intentamos hacerlo lo mejor posible pero ha habido problemas. Muchos residentes han tenido que suspender rotaciones, estancias en otras unidades, etc., porque han dedicado mucho tiempo al COVID-19 y esto no lo ha valorado el Ministerio. Habría que plantearse prorrogar un año la residencia durante algún tiempo, porque los residentes se han visto afectados por su dedicación al virus.
P. ¿Cómo afecta a vuestro campo la reforma de la formación sanitaria especializada que está a la vista?

R. Desde Facme ha habido una respuesta conjunta sobre el borrador que circula, pero resulta todavía demasiado inespecífico. Si algo ha demostrado la pandemia es que la troncalidad, como tal, no es necesaria. El neurólogo y otras especialidades nos hemos incorporado a la asistencia de COVID-19 y a las UCIs sin necesidad de hacer una formación especial y con un resultado extraordinario. Cambiar hacia sistemas con una mayor duración de la formación en el espacio común, quizá, no tenga ninguna utilidad. Sería inviable realizar una residencia en Neurología si no prolongamos un año más la formación específica. Sería imprescindible llegar a los cinco años, incluso en algunos países se llegan a seis.
P. Volviendo a la práctica clínica, ¿cuáles son ahora mismo las principales patologías que se atienden en urgencias neurológicas?
R. No han variado enormemente. La patología neurológica más grave que asiste urgencias, sin duda alguna, es el ictus. El tratamiento fibrinolítico y el rescate intraarterial condicionan muchas veces la asistencia al paciente neurológico en urgencias, lo que supuso la reorganización de muchos de los equipos. Es lo más prioritario porque exige una actuación inmediata. El otro tipo de patología que vemos en urgencias son las cefaleas, las crisis de migraña o estatus migrañosos, y todas las patologías de estados confusionales en las personas mayores, crisis epilépticas, meningitis…
“La migraña sigue liderando las causas de discapacidad en enfermedades neurológicas por el importante porcentaje de población al que afectan”
P. Precisamente las cefaleas son uno de los principales motivos de consulta ¿Cuáles son los principales retos en esta patología?
R. El principal reto es que todo el mundo se las tome más en serio. La migraña es el tipo de cefalea más severa y afecta a un 12% de la población. En la mayoría de los casos produce una gran discapacidad y sigue estando poco reconocida como enfermedad. Surge por una base biológica y los nuevos tratamientos están totalmente dirigidos contra un neurotransmisor. Es decir, se dirigen a una base bioquímica muy clara. Por eso es importante que el paciente sea bien valorado y tratado por su médico general, que sea valorada como una enfermedad por parte de la sociedad y que apliquemos tratamientos preventivos precoces para lograr reducir la discapacidad que produce. De hecho, sigue siendo la líder entre las causas de discapacidad en enfermedades neurológicas por el importante porcentaje de población al que afectan.