Pregunta. La dermatología como especialidad es muy amplia y se tiende mucho a la superespecialización, por lo que, en ocasiones se ha comentado se debe buscar un equilibrio entre las similitudes y las diferencias entre los profesionales, ¿cuáles son los principales retos profesionales que debe de abordar  la especialidad a corto, medio y largo plazo?

Respuesta. La dermatología es una especialidad tremendamente compleja que abarca desde aspectos tecnológicos, médicos, quirúrgicos, estéticos etc. Eso hace que a corto plazo el reto mayor es atender la demanda de la población. Todavía hay pocos dermatólogos, y el acceso a un dermatólogo suele pasar por listas de espera largas. A medio-largo plazo, el mayor reto es seguir abriendo nuevas vías de especialización, a nivel tecnológico, estético y transmitir a la población que el dermatólogo es el auténtico especialista de la piel. Estamos viendo que están surgiendo pseudoespecialidades y eso es un peligro.

Tenemos el reto de comunicar a la población que un especialista en acné, alopecia, es el dermatólogo, si no es este especialista no es lo mismo. Por último, a largo plazo, integrar la IA, en nuestra práctica clínica. Esta tecnología va a suponer un reto en todos los aspectos de la vida incluido en el médico. De hecho, estamos viendo aplicaciones de IA aplicadas a la dermatología y quizás no a corto ni a medio, pero si a largo plazo si que puede ser muy interesante.

P. ¿Cómo esta valorado el impacto estético de las enfermedades dermatológicas?

R. El impacto estético de las enfermedades dermatológicas está muy presente sobre todo en el paciente que es quien la padece. De hecho, las encuestas en calidad de vida que pasamos los dermatólogos a los pacientes demuestran que las enfermedades que más afectan a la calidad de vida del paciente son las dermatológicas, precisamente por el impacto estético que tienen.
Por ejemplo, un acné o una alopecia no tiene la gravedad que puede tener una diabetes pero la diabetes no duele si me permites la expresión, mientras que un adolescente vive con angustia o una alopecia o una psoriasis que sea visible. De hecho, las asociaciones de pacientes hacen mucho hincapié en la carga psicológica debido a que se perciben a simple vista (acné, alopecia, psoriasis etc) y señalan que una de las cosas importantes que tiene la patología dermatológica es que es muy visible y tiene una repercusión mayor que la gravedad que tiene la enfermedad persé.

P. En cambio, por parte de los profesionales la percepción es distinta. ¿Tu cres que las enfermedades dermatológicas están infravaloradas por parte de los profesionales?

R. En ocasiones, si que es verdad que los dermatólogos, tenemos la impresión que otros profesionales limitan la dermatóloga a “pupas ronchas y granos”. Aunque es verdad que esta situación cada vez se da menos, hace unos años, está percepción era más común, había especialidades de primera y de segunda, sobre todo a nivel hospitalario. La dermatología parecía una especialidad de segunda y la administración no le daba muchos recursos comparado con otras especialidades de más entidad como podía ser cardiología, cirugía, oncología, pero es verdad que con el paso del tiempo está cambiando. De hecho, dermatología es la especialidad más deseada por los estudiantes de medicina y creo que va a ir in crescendo en los próximos años. Creo que ese desprestigio que había hace unos años cada vez va menos.

P. La dermatología es una especialidad muy transversal, por lo que es muy habitual el trato y la relación con otras especialidades ¿Qué medidas o acciones se pueden llevar a cabo para hacer esta relación más eficiente  fomentando la sinergia entre servicios?

R. Lo primero que hay que trabajar es la comunicación y que haya un interés mutuo. Es verdad que dermatología al ser una especialidad tan trasversal tiene muchos puntos de contacto, con medicina interna, con reumatología, con cirugía etc, por ello, una buena información es básica, una nueva colaboración entre los servicios a la hora de crear equipos multidisciplinares para abordar ciertas patologías sería muy interesante. En segundo lugar, la administración debería de asignarle más recursos a dermatología. Yo cuando he trabajado en medicina hospitalaria, me percaté que dermatología era una especialidad “de segunda” y en ocasiones está un poco maltratada.

P. Existe una gran migración de los profesionales de la sanidad pública a la privada ¿Que se puede hacer para evitar esta fuga de profesionales y fomentar el trabajo en la sanidad pública?

R. Esta fuga de profesionales se debe muchas razones no solo por el tema económico, que es la razón más común y más manida en este tema. De hecho, los sueldo bajos de la sanidad pública han existido desde siempre y no ha habido ese trasvase de especialistas. Los médicos hemos asumido y hemos aceptado bien, que en la pública se gana eso. Yo creo que el problema va por otro lado, en los últimos años está habiendo cada vez mayor presión a los profesionales ya no desde el punto de vista económico sino cada vez se le está apretando más en cuanto al número de pacientes y al tiempo por paciente. Las condiciones de trabajo se están tensando mucho, probablemente debido a una presión asistencial pero está haciendo que los médicos digan hasta aquí.

No obstante, la dermatología no es una especialidad que sacrifiques mucho por no estar en la pública. En cambio, un neurocirujano en la privada va a tener menos posibilidades de desarrollarse profesionalmente, pero los dermatólogos, en realidad, nos podemos desarrollar perfectamente igual en la pública que en la privada, o prácticamente igual, no sacrificamos mucho. Ese traspaso a la pública obedece a que tenemos ganas de dar el mejor servicio posible, de llegar al paciente el tiempo que se necesita, de tener los recursos adecuados. Sin embargo, eso por desgracia en la pública cada vez va a peor y en la privada encontramos una salida. En definitiva, no creo que sea solo una cuestión económica sino de poner esos recursos al servicio del profesional para que pueda sentirse realizado también en la medicina pública.

P. ¿Qué crees que sería necesario que las administraciones hicieran para que tuvieseis más tiempo para los pacientes, más recursos etc, aumentar el número de profesionales?

R. En primer lugar, aumentar el número de profesionales. Hay ciertas zonas de España donde no hay dermatólogos ni para la privada ni para la pública. El segundo aspecto, que haya una buena comunicación y que se pongan recursos para disminuir las listas de espera, para ello es necesario una buena formación en ap; una buena educación de los pacientes, porque muchas veces hay patologías banales benignas, que el paciente consume recursos hospitalarios por ver si se lo pueden quitar, porque es gratis. Por tanto, una buena educación es básica para no sobresaturar un servicio de urgencias. Asimismo, lo es para no sobresaturar cualquier otro servicio, al final tenemos que entender que la medicina pública es un bien común y que son unos recursos que hay que consumir con racionalidad y mesura.

P. ¿Qué peticiones le trasladarías al nuevo ejecutivo que se forme tras las pasadas elecciones?

R. Actualmente, existe un programa formativo. Desde la AEDV señalamos que le programa formativo de la especialidad es de 2007 y se ha quedado un poco anticuada. La cartera de servicios se ha actualizado con nuevas técnicas, nuevos procedimientos que demanda la sociedad. De hecho, me consta que la academia tiene contactos con todos los partidos políticos y está trabajando por actualizar el programa formativo de la especialidad y adecuarlo a los nuevos tiempos.

No obstante, además de la adaptación del programa formativo, también le trasladaría otros aspectos que son necesario de abordar como aumentar el numero de profesionales. De esta manera, se desahogaría a los profesionales permitiéndoles ejercer su labor de la mejor manera. Por ello, lo más eficiente sería aumentar las plazas MIR, en vez de importarlos de fuera. El sistema de formación MIR ha demostrado que es el más eficaz que hay, en caso contrario se puede convalidar títulos, pero hay que tener mucho ojo con estas convalidaciones. La administración puede tener la tentación de convalidar para solventar la necesidad de profesionales, pero para ello es fundamental establecer unos criterios de convalidación rigurosos, para no repercutir en la calidad asistencial.


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