El Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, como tantos otros, ha tenido que hacer frente al reto asistencial que ha supuesto la crisis del coronavirus. En primera línea ha luchado su servicio de UCI, reconocido como ganador en la última edición de los Premios Best in Class (BiC).

Como portavoz de la encomiable labor que ha desempeñado durante la pandemia ha ejercido el jefe de la unidad, Juan Carlos Rodríguez Borregan, quien ha narrado su experiencia en una entrevista con Gaceta Médica.

Pregunta. ¿Cómo ha encarado el servicio la crisis sanitaria generada por la Covid-19?

Respuesta. Hemos tenido la “suerte” de que aquí la ola ha llegado un poco más tarde que por ejemplo en Madrid o País Vasco. Nos ha dado tiempo a hacer algunas cosas antes de que llegara. Estábamos viendo lo que pasaba, con lo cual preveíamos que nos podía pasar algo similar a nosotros y tuvimos unos días en los que nos dio tiempo a montar salas específicas.

Desde el principio lo que hicimos así es diferenciar dos UCIs: una de pacientes Covid y otra de pacientes no Covid, que funcionaran independientemente, con circuitos y personal diferente. Nos hemos ido amoldando, según veíamos que se iba llenando una sala, abríamos otra y así progresivamente. La verdad es que ha ido bien, no hemos tenido mayor contratiempo.

“Al llegar la ola más tarde, hemos tenido tiempo de montar salas específicas y circuitos diferenciados para paciente Covid y no Covid”

P. ¿Con qué recursos ha contado la unidad a lo largo de esta crisis?

R. La verdad es que se han incrementado poco. Facultativos médicos de intensivos, no había ya en las listas de contratación, con lo cual no se podía contratar a nadie más. Hemos recibido un pequeño refuerzo de dos anestesistas y un neurocirujano que tenían la especialidad de intensivos ya de antes, tenían cierto conocimiento y ha sido más fácil trabajar con ellos. El resto lo hemos asumido nosotros, lo Covid y lo no Covid.

P. ¿Cómo se han volcado el resto de servicios del hospital para dar asistencia a los pacientes críticos?

R. Apoyo moral mucho. Apoyo real, es decir el resto, tampoco ha hecho falta. Si hubiera hecho falta más, nos habrían ayudado más. Pensábamos que en ese momento era suficiente con esos recursos y no hemos solicitado más.

P. ¿Cómo se ha afrontado la situación respecto a las camas de UCI? ¿Con cuántas cuentan habitualmente y en qué número se han incrementado?

R. Lo que hacíamos era ir abriendo salas a medida de los acontecimientos. Más o menos, cuando íbamos por la mitad de una, abríamos otra. Incluso en el peor de los momentos, siempre tuvimos 15 boxes vacíos. Hubiéramos podido tener 15 pacientes más sin tener que recurrir al siguiente paso. En ese sentido siempre había un margen bastante amplio.

Antes de todo esto nuestro servicio contaba con 34 camas de intensivos; ahora mismo tenemos todavía una sala de reanimación con 18 camas más y tenemos otra que está cerrada, pero tiene 21 camas más. Podríamos hablar de casi 40 camas más de las que teníamos.

P. La medicina intensiva ha sido fundamental para sobrepasar el pico de la pandemia ¿Cómo valora el papel que ha desempeñado en su hospital?

R. Ha sido muy importante. Hemos aguantado una ola muy grande, ha sido un mes y medio con una carga asistencial muy superior a la habitual. Todo el mundo ha arrimado el hombro, se han hecho más guardias, se ha hecho refuerzos, todo el mundo ha trabajado todo lo que ha podido y más. La parte de intensivos ha estado muy bien cubierta.

Luego además, hablando del tema de los recursos, hemos tenido también la suerte de que apenas hemos tenido personal contagiado, con lo cual hemos dispuesto de casi toda la plantilla en todo momento, solo ha habido una persona infectada. Eso también nos ha dado margen.

P. El pasado 12 de mayo se ha celebrado el Día Internacional de la Enfermería ¿Cómo han vivido la situación sus profesionales?

R. Lo mismo que comentaba con los médicos. Además, ya no es solo trabajar un número de horas; el grado de implicación ha sido muy alto. Aparte de las cargas de trabajo habituales, estaba el asunto de que los familiares no podían pasar. A los enfermos les faltaba ese contacto con el exterior que a veces había que suplir. En ello la enfermería ha tenido un papel clave de dar ese soporte. Se ha ejercido de canal de información entre la familia y ellos.

En este aspecto ha dado la talla todo el personal: enfermería, médicos, auxiliares, celadores… Todo el mundo ha intentado dar ese plus de cariño, de empatía con los pacientes, dándose cuenta de la soledad que tenían y de que había que ayudarles en el aspecto emocional.

“Los profesionales han dado ese plus de cariño y empatía, dándose cuenta de que había que ayudar en el aspecto emocional”

P. ¿Cuál es el estado actual del servicio? ¿Cómo se prepara para un eventual repunte de casos?

R. Ahora mismo la situación ha bajado mucho, como en casi todos sitios. Estamos preparados con todo lo que teníamos antes e incluso estamos preparando alguna sala más ya con vistas a que pueda haber más olas. En eso estamos, en sumar lo que ya había montado y lo que estamos pensando en hacer nuevo.