La saturación de los servicios médicos y las restricciones de acceso tanto a los centros de salud como a los hospitales debido a la COVID-19 ha provocado que otras patologías, como es el caso de la diabetes, quedaran en segundo plano en los momentos más duros de la pandemia.

Para poder continuar atendiendo a los pacientes, estos centros han tenido que reinventarse mediante la implementación de distintas soluciones de telemedicina. Sin embargo, no todos los pacientes han tenido las mismas oportunidades y se ha visto cierta inequidad a la hora de acceder a estos servicios.

El Center for Research in Healthcare Innovation Management (CRHIM) del IESE, en colaboración con Abbott, ha presentado el estudio “Telemedicina e innovación en Diabetes: Telemedicina de calidad para las personas con diabetes insulinizadas”, un estudio pionero que ha analizado el uso de los sistemas de telemonitorización y atención remota en España, especialmente durante la pandemia.

Entre sus conclusiones destacan 15 medidas de impacto (ver al final del texto), con facilidad de implantación y factibilidad en el tiempo, elaboradas por un comité de expertos.

De izq. a dcha.: Jesús Galván, vicepresidente de la SEIS; Antonio Pérez, presidente de la SED; Francisco Javier Escalada, presidente de la SEEN; y José Martinez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

Acceso desigual

El estudio ha puesto de manifiesto la inequidad en el acceso a los sistemas de monitorización de glucosa, especialmente entre los pacientes con diabetes tipo 2. Los pacientes crónicos y, en especial, los diagnosticados de diabetes, han visto limitado su acceso a los servicios de salud.

En concreto, “los que padecen diabetes mellitus tipo 2 (DM2) insulinizados han sido de los más perjudicados, ya que, a diferencia de los diagnosticados de diabetes mellitus tipo 1 (DM1), no han tenido acceso a las mismas herramientas tecnológicas ni cuentan con el mismo nivel de formación y conocimiento de su enfermedad”.

Para asegurar la equidad, indicó José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, es necesario que las administraciones busquen “mecanismos para mejorar el acceso a los servicios de telemedicina”. “Muchas veces las inequidades tienen que ver con una variabilidad de práctica clínica o porque hay tecnologías muy costosas de incorporar de la noche a la mañana, lo que genera resistencia. El punto clave es tratar de conseguir acceso igual en todos los territorios”, expuso.

Telemedicina en España

El presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), Juan Francisco Perán, opina que España “está atrasada” en cuanto a la aplicación de la telemedicina. Y esto, señaló, se ha notado, sobre todo, “cuando los hospitales estaban colapsados y las consultas con los especialistas estaban anuladas”.

La telemedicina ha supuesto una acción a posteriori, pero no ha estado disponible para todos los pacientes, lamentó Perán. “Los pacientes tipo 1 sí han tenido disponibles sistemas de monitorización de glucosa y dispositivos tecnológicos que les permitían volcar los datos al especialista, pero había pacientes con tipo 2 que no han recibido ni tiras”, concluyó.

Desde FEDE, se considera que los pacientes con diabetes tipo 2 han gestionado peor la enfermedad que los pacientes con diabetes tipo 1 por una falta de “educación diabetológica”. En concreto, consideran que el paciente con diabetes tipo 2 insulinizado ha tenido más problemas para poder controlar su nivel de glucemia y no ha contado con los sistemas de monitorización flash de glucosa de los que disfrutan ya los pacientes tipo 1, a pesar de que sus necesidades son las mismas.

Nuevas formas de atención al paciente

Francisco Javier Escalada, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
(SEEN), señaló durante la presentación del estudio que existen tres aspectos destacados a la hora de realizar una teleconsulta: la selección de candidatos, humanización y dar protagonismo a la voz de los pacientes. Considera clave “saber si realmente mejoramos los resultados y su calidad de vida“.

Y es que para el presidente de la SEEN, la verdadera telemedicina es “una forma nueva de consulta que hay que agendar y preparar”. “Antes de contactar con el paciente hay que recopilar datos previos, ver cómo quedó su última revisión para retomarla y, por supuesto, debemos contar con medios técnicos y de calidad para permitir, idealmente, que además de voz haya imagen”, apuntó Escalada.

Claves para la telemedicina en diabetes

Jesús Galván, vicepresidente de la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS), otro de los participantes en el estudio, explicó que la telemedicina aplicada a la diabetes requiere tres claves: una base tecnológica, acuerdos y una actualización continua de los profesionales sanitarios.

“La base es que ya disponemos de un sensor preciso que se puede poner bajo la piel y que puede compartir información en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento. El profesional puede obtener información agregada de lo que está ocurriendo para tratar la enfermedad. Además, hace falta un acuerdo: un acuerdo de base tecnológica de libre autonomía o de interés de cada uno sería el resumen más interesante de todo el proyecto”, señaló. Respecto a la formación de los profesionales sanitarios, el vicepresidente de la SEIS explicó que no se puede pretender que los trabajadores estén al día “si no se les incentiva” a hacerlo.

Así, Galván aprovechó para reclamar una mayor inversión en infraestructuras de sistemas de información: “Hay que mejorar la infraestructura para que pueda circular la información en tiempo real de forma segura”.

Por su parte, el jefe del Área de Sistemas Clínicos de Información del Ministerio de Sanidad, Francisco José Sanchez, apuntó que “el reto es llegar a encontrar un verdadero modelo mixto en el que se use la telemedicina cuando hay que usarla”. Considera que si nos centramos en un modelo exclusivamente telemático, se pueden “escapar” muchos diagnósticos.

En opinión de Antonio Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED), se debería “rediseñar el modo sanitario para dar una atención a los pacientes crónicos, entre los que se encuentran los pacientes con diabetes”. En este modelo, explicó Pérez, habría que englobar a los profesionales sanitarios, pacientes y Administración para que “cada uno de ellos haga la función necesaria para hacer el modelo más eficiente”.

Medidas para implantar la telemedicina en diabetes

  1. Promover prácticas de valor centradas en el paciente diabético
  2. Potenciar criterios unificados para el tratamiento de la diabetes
  3. Evidenciar el ahorro y la inversión que supone una adecuada y correcta monitorización de la
    diabetes
  4. Sensibilizar a las autoridades sanitarias para fomentar la adopción de programas de
    transformación a largo plazo
  5. Establecer un modelo de atención mixta online y presencial
  6. Apostar por la personalización/individualización del tratamiento
  7. Requerir a la tecnología sanitaria la misma evidencia científica que a cualquier otro ámbito
    de la medicina
  8. Extender la utilización de sistemas de monitorización de glucosa en líquido intersticial
  9. Integrar los datos de los dispositivos de monitorización remota en la historia clínica del
    paciente
  10. Aplicar técnicas de análisis de big data
  11. Incentivar la adopción rápida de tecnologías y herramientas innovadoras
  12. Desarrollar la infraestructura y las aplicaciones
  13. Fomentar nuevos tipos de contratación por parte de la Administración Pública
  14. Aumentar el nivel formativo que reciben las personas con DM2
  15. Incrementar la capacitación de los profesionales sanitarios en tecnología y diabetes

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