Andalucía, por su gran extensión, volumen de población y variedad de ecosistemas, además de su ubicación fronteriza con terceros países, es propensa a la localización de vectores transmisores de enfermedades como la como la malaria, la leishmaniasis o la Fiebre del Nilo. Este último virus se convirtió en enfermedad endémica en Andalucía a partir de 2020, cuando se dieron 77 casos de meningoencefalitis y ocho fallecidos. “Tuvimos que ponerlos las pilas y trabajar con protocolos de prevención”, explicó la consejera de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía, Catalina García, que presentó ayer el Plan Estratégico Andaluz para la Vigilancia y Control de Vectores Artrópodos con incidencia en Salud.

“Prevenir siempre es mejor que curar, y eso es lo que pretendemos con este Plan Estratégico”, señaló la responsable de Salud en su comparecencia ante el Pleno del Parlamento de Andalucía. De esta manera, su departamento avanza en materia de prevención para proteger la salud de la población frente a las patologías transmitidas por animales como garrapatas, mosquitos, pulgas o piojos, entre otros, “cada vez más frecuentes en Andalucía”, tal y como indicó. El Plan se aprobó el pasado mes de abril en el seno del Consejo de Gobierno y su periodo de aplicación será de 2024 a 2028.

“Consideramos que una de las pandemias que vamos a sufrir serán las enfermedades transmitidas por artrópodos y, precisamente, a nivel mundial el 17 por ciento de todas las enfermedades infecciosas son las producidas por insectos”, subrayó García. En 2023, en Andalucía, se reportaron 47 casos de dengue, 101 de malaria, 76 de leishmaniasis y dos de Fiebre del Nilo. Estas patologías causaron tres muertes en la comunidad autónoma a pacientes, en la mayoría de los casos, con patologías previas (una por leishmaniasis, una por paludismo y una por FNO), lo que refrenda la necesidad de tomar medidas para vigilar y controlar la propagación de estas enfermedades.

La principal novedad de este Plan es su carácter intersectorial. Salud colabora con las consejerías de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul y de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural para elaborar esta estrategia, que permitirá diseñar mapas temporales para identificar cómo y dónde están los insectos y “ver y calcular de manera precisa cuál va a ser la afectación a la población”, según destacó García. El Plan supone el abordaje integral de la vigilancia y control de estas enfermedades, aplicando, además, el enfoque ‘Una Sola Salud’ (One Health) y de ‘salud en y para todas las políticas’.

En esta estrategia “pionera a nivel nacional” han participado más de 40 expertos de distintas disciplinas y ámbitos de conocimiento, como entomólogos, médicos y epidemiólogos, químicos, farmacéuticos y veterinarios, bajo la tutela de un comité director y apoyados metodológicamente por la Escuela Andaluza de Salud Pública. “El plan pretende que podamos tener y compartir la información y que tengamos una coordinación muy importante otros departamentos como Agricultura”, avanzó la consejera.

Objetivos estratégicos

Los objetivos estratégicos de este Plan son crear sistema integrados de vigilancia (vector-hospedador animal-hospedador humano); disponer de un sistema actualizado de caracterización espacio-temporal del riesgo de transmisión de enfermedades transmitidas por vectores artrópodos para implementar las medidas de salud pública acordes al nivel de afectación de la población e identificar responsabilidades de todos los agentes implicados y establecer mecanismos de coordinación, cooperación y participación entre los mismos.

Además, la estrategia contempla disponer de programas específicos para la vigilancia y control de enfermedades transmitidas por vectores artrópodos; fomentar y facilitar la investigación sobre vectores artrópodos y las enfermedades que transmiten, así como formar e informar a los profesionales y a la ciudadanía en temas relacionados con vectores artrópodos con el fin de prevenir y proteger su salud y su bienestar.


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