Vanesa Bernal
Vanesa Bernal, vocal de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH).

La hepatitis C mantuvo en vilo a médicos y pacientes durante décadas. Los profesionales sanitarios hemos conocido de primera mano y durante mucho tiempo las consecuencias de esta enfermedad cuando era prácticamente incurable y veíamos repetidamente a nuestros pacientes, con nombres y apellidos, sin poder curarlos. Por eso, con la llegada de los antivirales de antivirales de acción directa todos nos hemos implicado en mayor medida si cabe para conseguir que todos los pacientes con la enfermedad sean diagnosticados y tratados.
Con motivo del Día Internacional del Médico, me gustaría hacer un pequeño recorrido por la historia de la hepatitis C y reconocer el papel esencial de todos los médicos para que la eliminación de la enfermedad se haya convertido en prácticamente una realidad.
La llegada de los antivirales de acción directa es uno de los mayores hitos de la historia de la medicina, ya que la hepatitis C pasó de ser una enfermedad incurable, que causaba millones de muertes al año en todo el mundo, a curarse en 2 o 3 meses y, en la mayoría de los casos, desapareciendo el riesgo de cirrosis y hepatocarcinoma.

En estos años, gracias al trabajo de todos los agentes implicados, se ha conseguido tratar a más de 165.000 pacientes con hepatitis C en España. Llegar a esta cifra no ha sido fácil, pero se ha logrado gracias a la implantación, no sin gran esfuerzo, de estrategias nacionales para la búsqueda y tratamiento de pacientes. Además, hemos podido presenciar la llegada de nuevas técnicas como el diagnóstico en un solo paso en los laboratorios de microbiología, que ha permitido disminuir significativamente la pérdida de pacientes con infección activa y ha facilitado enormemente el trabajo de los hepatólogos.

Pero en mi opinión, el hito más importante que se ha producido es la unión mundial de gestores, médicos, pacientes, sociedades científicas e industrias farmacéuticas con la intención y la ilusión de eliminar esta infección y cumplir con el objetivo de la OMS para el año 2030. Este deseo mundial ha hecho que se creen estrategias de micro y macroeliminación, que se inician con la detección de nuevos casos mediante programas de cribado y la búsqueda intencionada de casos perdidos, y culminan con la simplificación de los tratamientos y del acceso a los mismos.

Hemos recorrido un largo camino, pero todavía queda trabajo por hacer. No debemos bajar la guardia porque todavía quedan alrededor de 25.000 personas con hepatitis C y es nuestro deber identificarlas y tratarlas para poder conseguir el objetivo de eliminación de la enfermedad. Todos los profesionales sanitarios han trabajado de manera incansable para llegar hasta aquí y es el momento de hacer un último esfuerzo conjunto para poder decir orgullosos que se ha conseguido lograr un hito sin precedentes en la medicina: eliminar la hepatitis C.


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