La investigación en oncología va cambiando paulatinamente el pronóstico de diferentes tumores. Y en este camino, la involucración de los hospitales y sus profesionales juega un papel protagonista. Una muestra de ello es el Hospital Clínic de Barcelona, puntero en el desarrollo de terapias CAR-T, y también de otras alternativas terapéuticas esperanzadoras como los linfocitos infiltrantes de tumores (TIL) u otras opciones con células dendríticas. Y, como explica Manel Juan, jefe del Servicio de Inmunología de este centro, la clave del éxito en el desarrollo de terapias celulares reside en que, en lugar de poner el foco en la investigación en sí misma, los programas que llevan a cabo tienen en el centro en los pacientes.

También, porque precisamente en el caso del Clínic, Ariadna Benedé Jover -paciente que falleció por leucemia y que da nombre a las CAR-T académicas que están en estudio en el hospital catalán- fue activista junto a su madre para promover la investigación sobre esta enfermedad. Por tanto, en este caso se podría decir que, en cierto modo, el impulso es bidireccional; y son ahora los profesionales del centro catalán los que trabajan en diferentes vías de investigación con el fin de mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes que son tratados en este hospital. También recientemente el Hospital Clínico San Carlos de Madrid obtuvo la acreditación de su Unidad de Terapias Experimentales. Y los miembros que la conforman celebran este reconocimiento, también porque consideran que puede abrir camino para comenzar nuevos proyectos de investigación que tengan una repercusión positiva sobre los pacientes.

Y es que, con las herramientas de tratamiento disponibles, que indudablemente han supuesto una mejora en el manejo del cáncer, y las que están por venir, escuchar a los pacientes es fundamental para seguir avanzando. Esto ya se hace. De hecho, como se puso de manifiesto en una jornada celebrada conjuntamente por el Cancer Center de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) y Gilead, uno de los foco de investigadores y clínicos es encontrar la manera de que, con las terapias que ya han demostrado eficacia y seguridad, se pueda minimizar el impacto negativo en los pacientes.

Esto es una realidad cada vez frecuente en más tipos de tumores, lo que está haciendo que se logre una ‘desescalada’ de tratamientos, administrando cada vez menos terapias a los pacientes, pero más eficaces. En las últimas décadas, el concepto de cáncer ha cambiado radicalmente. Ahora, para seguir esta senda, es necesario seguir contando con los pacientes como protagonistas en la investigación.