Desde la llegada de la pandemia, acortar tiempos de ingreso de los pacientes y mejorar las ratios de mortalidad ha sido uno de los principales objetivos del Servicio de Anestesiología, Cuidados Intensivos y Unidad de Tratamiento del Dolor del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia. En este sentido, simplificar los procedimientos y ser más eficientes en la monitorización de procesos ha sido clave para consagrarse como ganadores del Premio Best in Class (BiC) a mejor Servicio de Anestesia y Reanimación. La puesta en marcha de soporte ventilatorio no invasivo (ventilación no invasiva, oxigenoterapia de alto flujo y CPAP) ha permitido el manejo activo de la insuficiencia respiratoria inicial que pudiera presentar los pacientes.
“Fuimos el hospital con máximo número de ingresos COVID en UCI y mantuvimos toda la actividad quirúrgica con nuestra plantilla”, manifiesta el jefe del Servicio, José Andrés Ibánez.
Tras quedar como finalistas hasta en ocho ocasiones (desde 2013), este galardón reconoce el esfuerzo profesional desarrollado año tras año para fortalecer la curva de mejora dentro del programa de calidad del servicio y del hospital.
Una aportación de excelencia
En palabras del jefe de Servicio el reconocimiento llena de orgullo al equipo pero “también es un estímulo para seguir buscando la excelencia y continuar compitiendo pues consideramos los premios BIC una auditoria excelente del nivel de ejecución de nuestro trabajo”.
De hecho, según el especialista, la posibilidad de presentarse evaluaciones externas como son los Premios BiC es un aliciente para los servicios y una ventana para la sociedad, ya que “la especialidad de Anestesiología es una gran desconocida, en general, por la sociedad”.
“Anestesia está generalmente a la sombra de las especialidades quirúrgicas que son las responsables de la realización de los procedimientos terapéuticos a los pacientes. Nuestra función es el medio para el cuidado del paciente tanto a nivel perioperatorio como en situación crítica”
José Andrés Ibánez, jefe del Servicio
Pasos durante la pandemia
Desde el comienzo de la pandemia, el servicio ha adaptado las estrategias de atención al paciente COVID tanto en las áreas quirúrgicas como en la Unidad de Cuidados Intensivos. En este sentido, muchos de los proyectos desarrollados por el Servicio han dado lugar a artículos en revistas nacionales e internacionales, así como tesis doctorales. Todo ello enmarcado en la posibilidad de adecuar el dimensionamiento de la plantilla para cumplir con la labor clínica, docente e investigadora.
El jefe de servicio explica que, con la COVID-19, el servicio ha tenido que aportar la mayoría de los recursos humanos a la atención del paciente crítico, habiendo duplicado el número de camas en intensivos y ofreciendo hasta 4 salas diferentes para poder atender toda la demanda. Este esfuerzo profesional se desarrolló mientras se detectaban contagios y se mantenía el adecuado descanso de la planilla.
“Sin duda produjo un gran desgaste en los profesionales tanto físico como emocional y ha hecho necesario la aplicación de estrategias de apoyo interno y de rotaciones en la asignación de funciones para intentar disminuir al máximo los fenómenos de desgaste profesional”, reconoce.
En este contexto, continuar con el crecimiento de profesionalidad en la excelencia es una clave constante para el servicio. El proyecto más importante ahora es actualizar el ‘Programa de dolor agudo’ de aplicación a todos los pacientes quirúrgicos y dimensionando todo ello con la aplicación de técnicas específicas. Así lo explica el responsable, que destaca la importancia de conseguir los procesos de recuperación intensificada en todos aquellos pacientes que se puedan beneficiar de su aplicación.
Estos son los rasgos principales que definen la actividad del servicio, que comenzaba en 1963, siendo el primer servicio con docencia reconocida en la Comunidad Valenciana. De Andrés Ibánez explica como siempre han trabajado para mantener ese liderazgo, cuyos esfuerzos dieron como fruto la certificación ISO 9001-29015, en el año 2018.
