Se estima que un 91 por ciento de los pacientes oncológicos con dolor pueden presentar dolor irruptivo en algún momento de su enfermedad1, un dato que impacta y asombra a muchos. El dolor influye en la calidad de vida de los pacientes y en un gran porcentaje a nivel psicológico2.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, Gaceta Médica ha reunido a Javier de Castro, jefe de oncología del Hospital Universitario La Paz y a Cintia Díaz-Miguel, su paciente, y miembro de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACAP) para hablar del problema que sufren gran parte de las personas que padecen cáncer: el dolor irruptivo durante el proceso de su enfermedad.

De Castro comienza señalando que el cáncer es una enfermedad que siempre se ha relacionado mucho con el dolor. “Lo cual es un poco mito y un poco realidad, porque hay muchos tipos de cáncer que no duelen”. Además, cuando una persona tiene que ser sometida a tratamientos oncológicos o cirugías, pueden producir molestias y dolor.

“Es cierto que sabemos que, en el momento de diagnóstico de cáncer, un 30 por ciento de los pacientes pueden sufrir dolor y cuando estamos hablando de enfermedad avanzada, hasta en un 80 o 90 por ciento puede haber dolor”, subraya el especialista.

Javier de Castro
Javier de Castro, jefe de oncología del Hospital Universitario La Paz.

El jefe de oncología de La Paz remarca que es necesario que los oncólogos y todos los médicos que tratan a estos pacientes en un proceso oncológico deben vigilar y prestar especial atención ante los signos de dolor.

Su paciente, Cintia, coincide con él, y explica que su dolor estuvo relacionado con el avance de la enfermedad, “hasta entonces no lo había sentido”, subraya la paciente de AEACAP.

Además, remarca que es importante tener en cuenta el dolor que siente el paciente tras una cirugía; y también los efectos secundarios de los tratamientos, “hay que ir atacándolos con otro tipo de tratamientos para paliarlos”. En definitiva, el cáncer y todo lo que deriva de él duele y no sólo el tumor”, puntualiza la paciente.

Hablemos de dolor

Para Díaz-Miguel, no es difícil hablar de dolor con su oncólogo, ya que según explica, tienen una relación de cariño y confianza tras cuatro años sorteando “en equipo” la enfermedad.

Pero apunta que, en las primeras consultas, al paciente no le preocupa el dolor, sino si existe tratamiento para su cáncer, si este va a funcionar y si hay posibilidad de curación.

“Una vez que aceptas la enfermedad, el dolor ya empieza a preocuparte más y se comenta más en consulta”, subraya la paciente.

De Castro incide en que en este punto los especialistas, además de escuchar y de detectar qué es lo que quiere y necesita un paciente cuando viene a la consulta, es muy importante que el dolor pase a ser parte de su “interrogatorio” para intentar saber lo que la persona está sufriendo.  Y es que explica que, el dolor es un síntoma guía para ellos. “Si un paciente acude a la consulta manifestando un dolor nuevo, raro y que no identifica, a nosotros nos puede servir para focalizarnos en él.”

Dolor irruptivo oncológico

El dolor irruptivo oncológico (DIO) es una exacerbación transitoria de dolor de rápida aparición, corta duración y de moderada a elevada intensidad, que aparece espontáneamente bien relacionada con un detonante predecible o no, que sufre el paciente cuando éste presenta un dolor basal estabilizado y controlado3-5. Este dolor tiene un gran impacto en las actividades diarias de los pacientes con cáncer2.

El oncólogo explica que el DIO es un concepto relativamente moderno y que no es fácil de identificar si no se ha tratado previamente el dolor basal de forma adecuada.

“Nos empezamos a dar cuenta que había pacientes que, teniendo el dolor bien controlado en un momento determinado, sufrían crisis de dolor puntuales con una intensidad muy alta. Estas, a veces, aparecían desencadenadas por un problema determinado y a veces de forma totalmente espontánea”, explica De Castro.

Por su parte, la paciente de AEACAP subraya que no conocía como se denominaba este término pero que sí lo había experimentado alguna vez.

“En consulta se busca la solución al dolor, pero no lo habíamos identificado con ese nombre”

Cintia Díaz-Miguel, paciente de AEACAP.

Javier De Castro explica que es un concepto bastante técnico y que el problema no radica en que el paciente no conozca qué es el DIO sino en que los profesionales sepan lo que es y lo identifiquen. “Desgraciadamente todavía hay muchos especialistas que ven pacientes en tratamiento oncológico que no conocen completamente el dolor irruptivo.” 

Y es que algunos estudios apuntan que el DIO puede presentarse en el 91 por ciento de los pacientes oncológicos con dolor y en un 40 por ciento no se diagnostica1. En ocasiones por la educación de los profesionales de la salud y pacientes, por la falta de abordaje multidisciplinar o por ausencia de protocolos específicos2.

El jefe de oncología de La Paz invita a todos los pacientes a contar cuáles son sus síntomas, cuáles son los problemas, y a sus compañeros de profesión “a que, de alguna forma, dejen hablar a los pacientes y cuando vean un problema de estas características, incidan, pregunten e indaguen si realmente hay un dolor irruptivo.”

Preocupaciones de los pacientes con DIO

Cintia Díaz-Miguel, paciente de AEACAP.

La mayor preocupación de los pacientes como Cintia, cuando experimentan DIO, es que ese dolor esté relacionado con una progresión o recaída de la enfermedad. En segundo lugar, la paciente explica que le preocupa que el dolor haga mermar su calidad de vida y no pueda realizar actividades que antes hacía. “Eso influye mucho psicológicamente, por eso veo muy importante que los oncólogos no solo traten el dolor sino el paciente en su conjunto”, señala.

De Castro coincide con ella en que, cuando aparece el dolor irruptivo, puede ser para el paciente muy perjudicial y puede empeorar mucho su calidad de vida.

“Si el paciente identifica que, si efectuando un cierto movimiento tiene dolor, lo que provoca es que el paciente no se mueva, es decir, va limitándose su actividad física, su día a día y en definitiva su calidad de vida”

Javier de Castro, jefe de oncología del Hospital Universitario La Paz

Comunicación Médico-Paciente

La comunicación-médico paciente es algo que ambos destacan en su conversación como algo “fundamental”. De Castro señala que a él le gustaría que, después de una consulta con un paciente que ha experimentado dolor irruptivo, éste saliera más tranquilo, con el dolor identificado por su parte y con las herramientas y tratamientos adecuados para que ese dolor pueda reducirse. Y es que apunta “vivir con una enfermedad oncológica es malo, pero vivir además con dolor es todavía peor.”

Díaz-Miguel, por su parte, valora mucho el mensaje de tranquilidad y confianza que le suele dar su médico en esos casos. “Confío en que cuando tenga dolor se lo voy a comunicar a Javier y buscará una solución o tratamiento para paliarlo. Confío en mi equipo médico, ellos harán siempre lo posible para que viva con la mejor calidad de vida posible”, concluye.


Referencias

  1. Camps Herrero C et al. Active study: undetected prevalence and clinical inertia in the treatment of breakthrough cancer pain (BTcP). Clin Transl Oncol. 2019;21(3):380-90
  2. Camps Herrero C et al. Breakthrough cancer pain: review and calls to action to improve its management. Clin Transl Oncol. 2020; 22(8):1216-26
  3. Jara C et al. SEOM clinical guideline for treatment of cancer pain (2017). Clin Transl Oncol 2018; 20:97–107.
  4. Gómez González L. et al. Manual SEOM de Cuidados Continuos. 3ª Edición. 2019.
  5. Pérez C. et al. Guía para el Abordaje Interdisciplinar del Dolor Oncológico GADO. 2021.