Los profesionales que estudian y abordan la obesidad ya han apuntado a la importancia de medir otros parámetros que no sean el índice de masa corporal (IMC) en el diagnóstico y seguimiento de la enfermedad. Ahora, un estudio publicado en Obesity refleja que los depósitos de grasa en la zona abdominal, en mayor medida que el IMC, están relacionados con una reducción en la función cognitiva.

En el estudio han participado 204 descendientes sanos, de mediana edad, de pacientes con alzhéimer. Estos se sometieron a pruebas de resonancia magnética en la zona abdominal para conocer el nivel de tejido adiposo hepático, pancreático, visceral y subcutáneo, evaluando la cognición y los volúmenes cerebrales.

Diferencias entre sexos

Uno de los aspectos que destacan los autores del estudio es que, al evaluar el IMC de los individuos, no se obtiene una representación específica de la distribución de la grasa corporal; asimismo, los investigadores detallan que en los estudios que incluían este parámetro, tampoco se establecían las diferencias entre sexos. Y es que, aunque ya se conoce que la obesidad tiene un impacto directo en la reducción del funcionamiento cognitivo y, en concreto, en el desarrollo de determinadas demencias con la enfermedad de Alzheimer, conocer los mecanismos subyacentes específicos puede ayudar a profundizar sobre esta cuestión.

Los hallazgos de este estudio apuntan que un IMC alto se asocia con un porcentaje elevado de grasa hepática y pancreática, pero no ocurre lo mismo con el porcentaje de de tejido adiposo visceral. Además, sólo en mujeres, un IMC alto se asoció con un porcentaje alto de tejido adiposo subcutáneo. Además, en hombres en los que ya se había estipulado un alto riesgo de desarrollar alzhéimer por los antecedentes familiares, un mayor porcentaje de grasa pancreática se asoció con una menor función cognitiva y con un volumen inferior de la circunvolución frontal del cerebro. Por otra parte se determinó que, tanto en hombres como en mujeres, el porcentaje de tejido adiposo visceral y subcutáneo repercutía en un menor volumen de la circunvolución frontal media y frontal superior.

Así, las conclusiones recogidas sugieren diferencias en función del sexo en cuanto al impacto de la grasa abdominal en la salud del cerebro.

Cambios en investigación y práctica clínica

Este estudio también plantea cómo los resultados del mismo podrían cambiar la dirección de la investigación o el enfoque de la práctica clínica. Primeramente, los investigadores señalan que, con estos hallazgos, se podrán evaluar los depósitos de grasa abdominal como factor de riesgo de menor funcionamiento cognitivo y mayor riesgo de demencia, sustituyendo el IMC.

Aun así, indican que puesto que este es el primer estudio que señala la correlación entre la grasa abdominal en diferentes ubicaciones y el funcionamiento cognitivo, es precios avanzar en nuevas investigaciones que profundicen en la asociación entre el porcentaje de grasa pancreática, el funcionamiento cognitivo y los volúmenes cerebrales.

Uno de los puntos que consideran clave para avanzar en el conocimiento en este ámbito es que, caracterizar de manera detallada los mecanismos subyacentes que podrían impactar en la reducción del funcionamiento cognitivo en base a los hallazgos de este estudio, podría derivar en el diseño de intervenciones específicas por sexo que contribuyan a la promoción de la salud cerebral.


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