“Existe la evidencia abrumadora de que la inhalación del SARS-CoV-2 representa una vía de transmisión importante para la enfermedad por COVID-19″. Así de contundente se muestra la carta que el investigador de la Universidad de California en San Diego, Kimberly Prather, ha publicado en la revista Science.

En el documento titulado ‘Transmisión aérea de SARS-CoV-2’, los firmantes insisten en la necesidad urgente de armonizar los debates sobre los modos de transmisión del virus en todas las disciplinas para garantizar las estrategias de control más eficaces y proporcionar una orientación clara y coherente al público. 

“Para ello, debemos aclarar la terminología para distinguir entre aerosoles y gotitas utilizando un umbral de tamaño de 100 μm, no los 5 μm históricos. Este tamaño separa de manera más efectiva su comportamiento aerodinámico, la capacidad de ser inhalado y la eficacia de las intervenciones”, exponen Prather y sus compañeros.

Los virus en gotas (mayores de 100 μm) generalmente caen al suelo en segundos a dos metros de la fuente y pueden compararse con pequeñas balas de cañón sobre individuos cercanos

Los virus en gotas (mayores de 100 μm) generalmente caen al suelo en segundos a dos metros de la fuente y pueden compararse con pequeñas balas de cañón que caen sobre individuos cercanos, explica el articulo. Por tanto, el distanciamiento físico reduce la exposición a estas gotas. 

Los virus en aerosoles (menores de 100 μm) pueden permanecer suspendidos en el aire durante varios segundos e incluso horas

Sin embargo, “los virus en aerosoles (menores de 100 μm) pueden permanecer suspendidos en el aire durante varios segundos e incluso horas, como el humo, y ser inhalados”, continúan. Al estar concentrados cerca de una persona infectada, “las personas de su alrededor pueden infectarse “más fácilmente en las proximidades”. Asimismo, “los aerosoles que contienen virus infecciosos, que también pueden viajar más de dos metros, pueden acumularse en el aire interior mal ventilado y llevar a eventos de superpropagación”, apuntan.

En este sentido, la carta señala que las personas con COVID-19, muchas de las cuales no presentan síntomas, liberan miles de aerosoles cargados de virus y muchas menos gotitas al respirar y hablar. “Por lo tanto, es mucho más probable inhalar aerosoles que ser rociado por una gota. De esta forma, el equilibrio de atención debe centrarse en la protección contra la transmisión aérea”, subrayan.

Además de las medidas de higiene y distanciamiento social, “hay que trasladar las actividades al aire libre, mejorar el aire interior mediante ventilación y filtración y mejorar la protección para los trabajadores de alto riesgo”, concluyen.

El CDC reconoce la propagación por vía aérea

Este mismo lunes, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) ha publicado una nueva actualización sobre la COVID-19 en la que reconoce la posibilidad de trasmisión aérea.

“Existe evidencia de que, bajo ciertas condiciones, las personas con COVID-19 parecen haber infectado a otras que estaban a más de seis pies de distancia. Estas transmisiones ocurrieron dentro de espacios cerrados que tenían ventilación inadecuada”, publican en un comunicado.

En estas circunstancias, “los científicos creen que la cantidad de gotitas y partículas infecciosas más pequeñas producidas por las personas con COVID-19 se concentraron lo suficiente como para propagar el virus a otras personas. Las personas infectadas estaban en el mismo espacio durante el mismo tiempo o poco después de que la persona con COVID-19 se fuera”, señalan.