A principios de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró el COVID-19 como una emergencia de salud pública de interés internacional por lo que en marzo de 2020 las autoridades españolas establecieron un confinamiento obligatorio en el país. Pero más allá del riesgo asociado a la enfermedad, la pandemia de COVID ha generado un impacto psicológico en la salud mental de la población. Tanto es así que, al comienzo de este período de aislamiento domiciliario, las mujeres mostraron mayores síntomas depresivos, de ansiedad y de estrés.

Así lo ha reflejado un estudio realizado por investigadores de la Universidad Loyola y la Universidad de Málaga, liderado por el investigador Javier Fenollar Cortés, director del Máster en Intervención Psicológica en Infancia y Adolescencia de la Universidad Loyola.

Mediante un estudio en una muestra de población, ha demostrado el citado supuesto que, sin embargo, ha descrito que el sexo femenino mejoraba también rápidamente los resultados en la mayoría de las medidas psicológicas analizadas en el estudio, hasta alcanzar niveles indiferenciados respecto a los hombres en dichas medidas.

El artículo titulado “Gender Differences in Psychological Impact of the Confinement During the COVID-19 Outbreak in Spain: A Longitudinal Study” publicado en la revista Frontiers in Psychology, pone además de manifiesto la necesidad de desarrollar estrategias para reducir el impacto psicológico que está provocando esta situación mundial sin precedentes.

Según estudios anteriores tanto antes como después de esta situación de pandemia, la mujer habitualmente presenta una mayor vulnerabilidad psicológica. Es por ello que se antoja necesario establecer mecanismos de seguimiento y control de la salud mental específicos para cada sector de la población en función del género, además de realizar seguimientos tanto a corto como a largo plazo.

Metodología del trabajo

Este trabajo se ha realizado de forma longitudinal a lo largo de seis semanas, desde el 24 de marzo hasta el 4 de mayo de 2020, periodo en el que se produjo el mayor encierro general en España. Para llegar a los resultados obtenidos se realizaron tres tipos de entrevistas a lo largo de tres periodos a 164 participantes entre 18 y 77 años con una metodología aprobada por el Comité de Ética de la Universidad Loyola.

Los cuestionarios analizados evaluaban los síntomas relacionados con la depresión, la ansiedad y el estrés, así como el valor del afecto, el malestar del sujeto y el bienestar psicológico. Asimismo, se recogieron datos sociodemográficos como el género, el sexo, el estado médico, el nivel educativo, las condiciones de vida, el estado civil y el estado laboral. Se realizaron pruebas adicionales para explorar las posibles diferencias dentro del grupo en cada una de las medidas psicológicas a lo largo del encierro, diferenciando por género.

Posteriormente, todo ello se evaluó mediante una serie de escalas avaladas por la comunidad científica capaces de medir los afectos positivos y negativos, la depresión y la ansiedad como la Escala de Impacto de los Eventos (IES), un autoinforme para medir la angustia subjetiva actual relacionada con un evento específico, entre otras herramientas habituales.


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