La detección de la proteína TAU fosforilada 217 (p-tau217) en plasma ha mostrado una alta precisión para identificar acumulaciones patológicas de las proteínas beta amiloide i TAU, de forma comparable a la detección de biomarcadores tradicionales en líquido cefalorraquídeo. Estos son los resultados que se extraen de un estudio recién publicado la revista JAMA Neurology, en el que han participado investigadores del Área de Investigación en Enfermedades Neurológicas, Neurociencia y Salud Mental del Institut de Recerca Sant Pau, que lidera Juan Fortea, director de la Unidad de Memoria del Servicio de Neurología del mismo hospital.

Los resultados obtenidos abren una nueva vía para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer mediante una prueba de sangre. El hallazgo de los biomarcadores supusieron una revolución en la detección de enfermedades neurodegenerativas a través del líquido cefalorraquídeo, y ahora el foco está puesto en encontrarlos en sangre.

En este caso, para llevar a cabo el estudio los investigadores analizaron datos de tres cohortes observacionales: la Translational Biomarkers in Aging and Dementia (TRIAD), de Canadá; la Wisconsin Registry for Alzheimer’s Prevention (WRAP), de Estados Unidos, y la Sant Pau Initiative on Neurodegeneration (SPIN), de Barcelona. En total se examinaron muestras de un total de 786 participantes con una media de edad 66,3 años.

Proteína p-tau217

Daniel Alcolea, investigador del Grupo de Neurobiología de las demencias en el Institut de Recerca Sant Pau
Daniel Alcolea, investigador del Grupo de Neurobiología de las demencias en el Institut de Recerca Sant Pau.

Los resultados revelan que el biomarcador p-tau217 ofrece una precisión comparable a los biomarcadores en el líquido cefalorraquídeo y demostró ser particularmente efectiva en la detección de cambios longitudinales, incluso en etapas preclínicas de la patología. Los datos mostraron una precisión de entre el 90 y 95 por ciento para detectar la presencia de alzhéimer. Además, también destacan que esta técnica reduce significativamente la necesidad de confirmaciones adicionales, disminuyendo en un 80 por ciento la cantidad de pruebas requeridas para confirmar el diagnóstico.

“De todos los que se están estudiando actualmente para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer, este es el que ha dado mejores resultados”, destaca Daniel Alcolea, investigador del Grupo de Neurobiología de las demencias en el Institut de Recerca Sant Pau y responsable de la plataforma de biomarcadores de la Unidad de Memoria de dicho hospital.

“La implementación de este tipo de prueba podría mejorar la evaluación clínica y el reclutamiento de ensayos clínicos, así como facilitar la gestión de los pacientes y proporcionar acceso oportuno a terapias modificadoras de la enfermedad”

Alberto Lledó, Grupo de Neurobiología de las demencias en el Institut de Recerca Sant Pau y director del Servicio de Neurología

Por su parte, Alberto Lledó, investigador del Grupo de Neurobiología de las demencias en el Institut de Recerca Sant Pau y director del Servicio de Neurología señala que “este avance es especialmente significativo, ya que los biomarcadores sanguíneos podrían ofrecer una alternativa más accesible y menos invasiva para el diagnóstico precoz y seguimiento de la enfermedad de Alzheimer. Además, la implementación de este tipo de prueba podría mejorar la evaluación clínica y el reclutamiento de ensayos clínicos, así como facilitar la gestión de los pacientes y proporcionar acceso oportuno a terapias modificadoras de la enfermedad”.


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