El cáncer de vejiga urinaria es uno de los tumores más frecuentemente diagnosticados en España, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), alcanzando cerca de los 21.694 casos en 2023. Y, de acuerdo con la Asociación Española Contra el Cáncer, la supervivencia en nuestro país es superior a la media europea, sobreviviendo el 75 por ciento de los hombres y el 70 por ciento de las mujeres más de cinco años.

En un paso más hacia la mejora en el tratamiento y la supervivencia, investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y el CIC biomaGUNE, en colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), han reducido en un 90 por ciento los tumores de vejiga en ratones mediante el uso de nanorrobots autopropulsados.

La plataforma de Microscopía Digital Avanzada del IRB ha desarrollado técnicas de bioimagen y un sistema óptico que permitió la visualización y localización de los nanorrobots en el interior de la vejiga sin necesidad de marcadores previos. “Solo así vimos que los nanorrobots no solo alcanzaban el tumor, sino que lograban acceder a su interior, para favorecer la actuación del radiofármaco”, explica Julien Colombelli, líder de esta plataforma.

El estudio se ha publicado en la revista Nature Nanotechnology.

Tratamiento con nanorrobots

Actualmente los tratamientos que implican la administración de fármacos directamente al interior de la vejiga han demostrado buenas tasas de supervivencia, pero una eficacia terapéutica baja. En el momento del diagnóstico, cerca del 75 por ciento de los casos son cáncer de vejiga no músculo-invasivo. Esto se trata habitualmente mediante administración intravesical de agentes inmunoterapéuticos y/o quimioterapéuticos, tras lo cual se realiza una resección transuretral del tumor. Sin embargo, estos tratamientos presentan tasas de recurrencia a cinco años de entre 30-70 por ciento y tasas de progresión de entre 10-30 por ciento.

Frente a esto han surgido nuevas investigaciones sobre el uso de nanopartículas capaces de hacer llegar el agente terapéutico directamente al tumor. Y, en concreto, los nanorrobots son una alternativa prometedora por su capacidad de propulsarse por el organismo. En este caso, el equipo científico ha elaborado nanomáquinas que se impulsan con la urea presente en la orina y se dirigen específicamente al tumor, atacándolo con un radioisótopo que transportan en su superficie. Están formados por una esfera porosa de sílice y en su superficie incorporan enzima ureasa y yodo radioactivo.

“Con una sola dosis vemos una disminución del 90 por ciento del volumen del tumor. Es mucho más eficiente, teniendo en cuenta que lo habitual en estos pacientes es que vayan entre seis y 14 veces al hospital. Con este tratamiento aumentaríamos la eficiencia, reduciendo el tiempo de hospitalización y el coste del tratamiento”

Samuel Sánchez, profesor de investigación ICREA en el IBEC y líder del estudio

“Con una sola dosis vemos una disminución del 90 por ciento del volumen del tumor. Es mucho más eficiente, teniendo en cuenta que lo habitual en pacientes con este tipo de tumores es que vayan entre seis y 14 veces al hospital. Con este tipo de tratamiento aumentaríamos la eficiencia, reduciendo el tiempo de hospitalización y el coste del tratamiento”, señala Samuel Sánchez, profesor de investigación ICREA en el IBEC y líder del estudio.

Microscopía

Este nuevo trabajo supone un desafío a nivel de técnicas de bioimagen que permitieran visualizar con calidad estos elementos en los tejidos y el propio tumor, ya que las técnicas no invasivas como PET no tienen la resolución necesaria.

La plataforma de Microscopía del IRB Barcelona utilizó una técnica que implica el uso de una lámina azul láser para iluminar las muestras y obtiene imágenes tridimensionales por dispersión de la luz al chocar con tejidos y partículas. Tras observar que el propio tumor dispersaba parte de la luz, generando interferencias, desarrollaron una nueva técnica basada en luz polarizada, lo que permitió visualizar y localizar a los nanorrobots sin necesidad de marcarlos previamente con técnicas moleculares.

El siguiente paso de los investigadores es comprobar si estos tumores vuelven a aparecer tras este tratamiento.