Marta Riesgo Madrid | viernes, 22 de febrero de 2019 h |

La integración de datos ómicos, datos procedentes de imágenes y del estilo de vida, ayudará a mejorar los resultados en salud y abrirá un nuevo camino para un abordaje de precisión en salud. Sin embargo, son numerosos los retos que se presentan en este sentido y los sistemas sanitarios deben prepararse para no quedarse atrás en lo que a big data se refiere. Precisamente este asunto fue abordado en la 14ª Reunión Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina de Precisión, organizada por la Fundación Instituto Roche en colaboración con el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y el Instituto de Investigación Sanitaria del citado hospital. Aquí, distintos expertos debatieron sobre como la aplicación del big data en salud supone una mejora en la atención a los pacientes, así como en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, contribuyendo a la sostenibilidad del sistema sanitario.

La integración de los datos de forma centralizada y accesible permite extrapolar información útil, no sólo para desarrollar estudios en salud, sino también para identificar nuevas dianas terapéuticas y profundizar en el desarrollo e implantación de la Medicina Personalizada de Precisión. Así lo explicó Federico Rojo, jefe de Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, quien explicó que “contar con gran cantidad de información agrupada, imágenes, historia clínica y datos genómicos, va a permitir disponer de herramientas de inteligencia artificial para afrontar problemas de salud relevantes, mejorando la asistencia y el diagnóstico de los pacientes”.

No obstante, tal y como señaló Carmen Ayuso, directora científica del Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz, es importante “lograr unos parámetros objetivos para los datos ómicos, mediante algoritmos y aplicaciones digitales, con los que se pueda refinar el diagnóstico de cada paciente, conocer mejor las comorbilidades asociadas, dar luz a beneficios directos y anticiparnos a posibles situaciones”.

Para ello, es necesario que España aumente los esfuerzos en crear un sistema de calidad que estructure estos datos de forma accesible. Para lograr esta integración de diferentes fuentes resulta clave dotar al sistema de infraestructuras y recursos de computación e identificar servicios centralizados que permitan el acceso a información útil compartida.

En primer lugar, tal y como explicó Ayuso hace falta “reunir la información ómica, ya que muchos hospitales todavía no cuentan con ella; y, después, lograr una organización que permita compartirla. Es decir, disponer de datos fiables y estandarizados, que sean trasladados a la práctica clínica real”.

Por su parte, Antoni Andreu, director científico de EATRIS (European Infraestructure for Traslational Medicine), indicó que “debemos conseguir que los datos científicos sean fáciles de encontrar, accesibles, interoperables y reutilizables (según los llamados principios FAIR – Findable, Accesible, Interoperable y Reusable, en inglés)”.

Y es que, la integración de la información clínica con datos generados de diferentes fuentes es clave para la medicina del futuro. En este sentido, la directora gerente de la Fundación Instituto Roche, Consuelo Martín de Dios, comentó que “la posibilidad de gestionar y analizar grandes cantidades de datos y transformarlos en información útil para la toma de decisiones en salud, son aspectos que deberían estar contemplados en una Estrategia Estatal de MPP tal y como se recoge en el documento Propuesta de Recomendaciones para una Estrategia Estatal de Medicina Personalizada de Precisión, impulsada por la Fundación Instituto Roche y publicada en 2017”.

Más inversión en inteligencia artificial

Partiendo de un análisis cuantitativo y cualitativo del uso de big data en sanidad, la Fundación Gaspar Casal ha elaborado, con el patrocinio de la Fundación Mylan para la Salud, el informe ‘Oportunidades y Retos de los Macrodatos (Big Data) en la toma de decisiones sanitarias’ que aporta una hoja de ruta a seguir en aras de superar la atomización y la dispersión de esfuerzos que se vienen llevando a cabo en España.

Entre las principales conclusiones de este informe destaca que la utilización de macrodatos en España se encuentra en una fase incipiente y que, a pesar de que existen un buen número de iniciativas, nuestro país requiere de “un discurso cohesionado, lineal y potente de todo el Sistema Nacional de Salud”. Como punto de partida fundamental, el informe identifica la necesidad de “saber hacia dónde se quiere ir y cuáles son los requerimientos básicos que se deben compartir para que en un futuro se puedan promover proyectos y establecer plataformas útiles”. Por lo que respecta a la información, según los autores del informe, “es importante asegurar un acceso real de todos los usuarios legítimos a los datos relevantes para la investigación y gestión en salud”.

Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal, asegura que “más allá del ruido y de las modas, es imperativo que el Sistema Nacional de Salud (SNS) invierta en inteligencia para transformar sus grandes volúmenes de datos en información útil para la toma de decisiones. También hace tiempo que el SNS tiene que desarrollar estrategias que estimulen la investigación con sus propios datos y la incorporación de dichos desarrollos a la mejora de su calidad y eficiencia. Deberíamos estar hablando ya de las realidades de los macrodatos más que de sus potencialidades”.