En el mes de junio, la revista Annals of Oncology recogía el artículo “ESMO-Magnitude of Clinical Benefit Scale for Hematological Malignances (ESMO-MCBS:H) Version 1.0”. Este documento es un proyecto de investigación impulsado de manera conjunta por la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) y la Asociación Europea de Hematología (EHA) con el objetivo de que los hematooncólogos y otros agentes interesados en este ámbito cuenten con una escala de evaluación específica, similar a la ya existente para tumores sólidos.

Esta herramienta otorga al campo de la Hematología un sistema de evaluación validado y fiable, teniendo en cuenta las especificidades de las enfermedades oncohematológicas. En este sentido, Armando López Guillermo, vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y Senior Consultant en el Hospital Clínic de Barcelona, indica que “en cuanto a las patologías de esta especialidad, hay algunas como los linfomas, que también las llevan los oncólogos, pero en general, difieren bastante de las enfermedades oncológicas, ya que algunas pueden ser muy graves y acabar con la vida del paciente en un corto periodo de tiempo y otras son curables, lo que en tumores sólidos es más difícil de ver”.

Con esto como contexto, López explica que la escala de ESMO para tumores sólidos “no estaba adaptada para enfermedades hematológicas y hay deficiencias que se han corregido”. A este respecto, Pilar Llamas Sillero, jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, considera que “se trata de un avance muy importante y de alcance significativo”.

“Hemos aprendido, y en nuestro servicio tenemos mucha experiencia, en la importancia de medir los resultados en salud en todos los procedimientos y tratamientos que llevamos a cabo para identificar aquellos procesos que son optimizables, diseñando estrategias de mejora continua e incluyendo la perspectiva de los pacientes”, precisa Llamas. Por ello, expresa que “para la Hematología, este avance supone contar con una herramienta transversal y sofisticada para centrar exhaustivamente el contexto individualizado en que se encuentra cada paciente”.

Adaptación de la herramienta

Como enumera López, hay varias razones que dificultaban la extrapolación de tumores sólidos a neoplasias hematológicas: “la heterogeneidad y particularidad de las enfermedades hematológicas, que son totalmente heterogéneas, con algunas muy letales y otras prácticamente benignas; algunas de estas enfermedades son curables, lo que en tumores sólidos a no ser que estén localizados y se puedan extraer es más difícil y, en enfermedades hematológicas, hay conceptos como curación o largas respuestas que no están contemplados”. Por otra parte, alude a que “hay criterios de respuesta que incluyen parámetros biológicos, como pueden ser las PCR cuantitativas, que no se incluyen en Oncología y debían incluirse en este caso para mejorar la escala”.

También Llamas se refiere a estas diferencias, primeramente, “en cuanto a la biología de los tumores y su comportamiento clínico”. “las escalas pronósticas difieren, por lo que ha sido necesaria una adaptación de la herramienta par que fuese verdaderamente útil y válida en estos pacientes”. Aquí, detalla que no es igual evaluar el beneficio de los tratamientos en enfermedades de perfil crónico como la leucemia mieloide crónica o el mieloma múltiple que en aquellas de carácter más agresivo como el linfoma de alto grado o leucemias agudas. “En cada uno de estos aspectos hay diferentes objetivos de supervivencia, como supervivencia libre de progresión, supervivencia global o supervivencia libre de eventos, que pueden ser distintos al tener en cuenta la mediana de seguimiento, adecuándose a los tiempos de cada enfermedad”, afirma.

Beneficio de los pacientes

En cuanto al beneficio que puede repercutir en los pacientes, López cree que puede ser de gran utilidad “porque a veces los ensayos clínicos miden parámetros que no siempre reflejan el beneficio clínico real de una terapia”. Por ello, contar con herramientas de este tipo supone un paso más en la medición de resultados en Oncología. Ahora, Llamas agrega que “lo más importante es difundir su validación y formar a los hematólogos en su uso para que lo incorporen en la práctica diaria: es fundamenta no sólo que sea útil, sino que sea factible”. En definitiva, para López, “se trata de aplicar criterios que de la manera más objetiva posible midan el beneficio específico de administrar un fármaco”.

Según Llamas, en su centro y aquellos en los que coordina el área de Hematología, “ya hay gran experiencia en la realización sistemática de escala y análisis de resultados en salud, que tienen en cuenta lo que dice esta nueva herramienta”. Por ello, cree que el siguiente paso sería “recoger esta herramienta en un formulario, para que forme parte de la sistemática de trabajo o incluir el ESMO-MCBS:H a repositorios de escalas disponibles que ya estén en uso”.

Aquí, Llamas concreta que “hay que facilitar a los profesionales que incorporen esta herramienta en su práctica clínica de la forma más ágil y eficiente posible, lo que puede acelerarse gracias a avances como la inteligencia artificial o la digitalización de la historia clínica en la que ya se está trabajando”. No obstante, recuerda que, como todas las novedades, “la introducción de cambios siempre necesita de una curva de aprendizaje y los ajustes correspondientes al ser implantada”.

Aun así, a efectos técnicos, López precisa que a pesar de que pueda haber demoras en su implementación “el artículo recoge que se puede aplicar directamente esta escala porque se incluyen una serie de puntos a valorar sobre cada ensayo clínico, y están recopilados en la propia web de ESMO y que esta valoración sea asequible”. “Cada vez más, cuando pedimos un fármaco de uso compasivo porque no ha obtenido todavía el precio-reembolso, uno de los requisitos es saber su nivel de beneficio”, motivo por el que considera que puede ser interesante y de gran utilidad.

Para concluir, Llamas pone en valor que “es especialmente relevante la innovación inherente a esta herramienta, porque además de ser el resultado de una sinergia entre dos de las principales sociedades científicas a nivel europeo, tiene en cuenta los resultados en el contexto de historial clínico, que son la entrada a nuevas moléculas y tratamientos, derivando esto en tratamientos que mejoran las tasas de respuesta, la supervivencia y el manejo exhaustivo de cuestiones como la toxicidad, las interacciones y el seguimiento”. “Por tanto, es un gran trabajo que se espera que redunde en la cantidad y calidad de vida de los pacientes”, asevera.


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