Enzalutamida junto a la terapia de deprivación de andrógenos ( ADT) redujo significativamente el riesgo de progresión metastásico o muerte en comparación con placebo más ADT en pacientes cáncer de próstata hormonosensible metastático (mHSPC, por sus siglas en inglés). Así, este inhibidor del receptor de andrógenos ha demostrado beneficios significativos en el cáncer de próstata resistente a la castración metastásico y no metastásico, según recogen los últimos datos del estudio Arches que evalúa la eficacia y seguridad de la enzalutamida en este tipo de cáncer. Incluye también pacientes con enfermedad de bajo volumen y / o docetaxel previo. Estos datos se presentaron en la última edición del Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica.

Además, el análisis de seguridad parece consistente con el perfil de seguridad de enzalutamida en ensayos clínicos previos en cáncer de próstata resistente a la castración. Este ensayo fase III multinacional, doble ciego contó con 1.150 hombres con mHSPC y fueron asignados aleatoriamente a enzalutamida (160 mg / día) o placebo, más terapia de privación de andrógenos, estratificado por volumen de enfermedad y quimioterapia previa con docetaxel. 

Como explica Antonio Alcaraz, jefe de Urología del Hospital Clínic de Barcelona, son pacientes que han progresado o que no habían recibido ninguna línea de tratamiento. Pacientes que, como matiza, cuando llegan a la consulta tienen un cáncer de próstata y se hace un estadiaje y tienen metástasis.

En este contexto se lleva a cabo este ensayo. Como explica el experto en el primer análisis en 2018 el objetivo primario era la supervivencia libre de progresión (SLP). “Se vio que había un aumento espectacular, con una hazard ratio (HR) de 0,39, lo cual significa que aumentaba en un 60 por ciento el tiempo de la progresión. Prácticamente lo triplicaba”.

“En 2018 el objetivo primario era la SLP y se vio que había un aumento espectacular”

Ahora, los datos de supervivencia presentados en ESMO confirman el aumento en un 34 por ciento, con una HR de 0,66. “Lo que supone un aumento significativo”, asegura.

Enzalutamida, una integración en la práctica clínica

Para Alcaraz estos hallazgos son equiparables al salto que entre 2015 y 2018 se dio con otras terapias como docetaxel o la abiraterona. “En 2019, otro estudio independiente de enzalutamida -Enzamet- de un grupo colaborativo neozelandés, prácticamente se calcan los resultados”. Una cuestión que en su opinión da robustez a las conclusiones de Arches. De hecho, Alcaraz apunta a que este ensayo tenía un diseño diferente al incluir a más pacientes que habían recibido docetaxel, algo que no impacto en los resultados porque se replican en Arches con un 12 por ciento de pacientes que reciben docetaxel.

“Estos hallazgos son equiparables al salto que entre 2015 y 2018 se dio con otras terapias como docetaxel o la abiraterona”

Alcaraz indica que los enfermos fueron estratificados para randomizarlos por volumen. “Los resultados son iguales en alto volumen y bajo volumen”.  A su juicio esto supone claramente un cambio en práctica clínica. Enzalutamida, remarca, es un tratamiento hormonal y, por tanto, menos toxico que la terapia citotóxica. Este experto considera que enzalutamida acabará formando parte de la práctica habitual. “Considero que será una opción muy utilizada por la comodidad de utilización, porque apenas necesita controles bioquímicos y no es hepatotóxico como algún otro fármaco”. 

Arches, además, también cuenta con estudios de calidad de vida. “Hemos publicado datos y el empleo de enzalutamida no empeora la calidad de vida de estos pacientes, sino que la mantiene y al retrasar la progresión al final acaba mejorando la calidad de vida a largo término de estos pacientes”, acota.


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