Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de California sugiere una asociación entre el sueño interrumpido y cambios en la función cognitiva en adultos de mediana edad. Esta investigación arroja luz sobre la importancia de los patrones de sueño no solo en la calidad del descanso, sino también en el rendimiento de la memoria y el pensamiento.

El estudio involucró a 526 participantes de entre 35 y 49 años, cuyos patrones de sueño fueron monitoreados entre 2003 y 2005.

El Alzheimer es una enfermedad degenerativa del cerebro que afecta la memoria, las habilidades de pensamiento y funciones cognitivas esenciales. En el Reino Unido, aproximadamente 850,000 personas se ven afectadas por esta enfermedad. Susan Mitchell, jefa de políticas en Alzheimer’s Research UK, destaca que estudios anteriores sugieren que la duración del sueño puede afectar el riesgo de demencia, pero se sabe menos sobre los patrones de sueño interrumpido.

El estudio involucró a 526 participantes de entre 35 y 49 años, cuyos patrones de sueño fueron monitoreados entre 2003 y 2005. Once años después, se evaluó su cognición en la mediana edad a través de pruebas de memoria y pensamiento. Se utilizaron pruebas como el “digit symbol substitution test” para relacionar símbolos con números, el test de Stroop para evaluar la capacidad de atención selectiva y velocidad de procesamiento, el test de aprendizaje verbal auditivo de Rey, la evaluación cognitiva de Montreal y pruebas de fluidez verbal y categorización.

Mejor comprensión del sueño

Los resultados revelaron que aquellos participantes con niveles más altos de sueño interrumpido eran el doble de propensos a obtener peores resultados en las pruebas de memoria y pensamiento en comparación con aquellos con patrones de sueño menos interrumpidos. Aunque estos hallazgos son significativos, los investigadores aún no han determinado si los patrones de sueño interrumpido están causando el declive en la cognición o si es al revés. Mitchell enfatiza la necesidad de futuros estudios que analicen las alteraciones del sueño en la mediana edad y su posible vínculo con el riesgo de demencia en la vida posterior para obtener una imagen más clara de la relación causa-efecto.

Las personas con los niveles más altos de sueño interrumpido eran el doble de propensos a obtener peores resultados en las pruebas de memoria y pensamiento

Además, sugiere que una comprensión más profunda sobre el sueño y la demencia podría lograrse mediante estudios que investiguen cómo los niveles de proteínas clave asociadas con el Alzheimer, como la amiloide o la tau, se ven afectados por los cambios en el sueño. En última instancia, estos hallazgos destacan la importancia de abordar no solo la duración del sueño, sino también la calidad y la continuidad del mismo para mantener la salud cognitiva a lo largo de la vida.


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