El próximo 4 de marzo se celebra el día Mundial de la Obesidad, una enfermedad que, para los expertos, se ha convertido por sí sola en otra pandemia, alcanzando cifras alarmantes de prevalencia entre la población. Según el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), el 53,6 por ciento de los españoles tiene obesidad o sobrepeso.

Las causas que se asocian a la obesidad son diversas, desde un componente genético hasta aquellas relacionadas con el estilo de vida. En los últimos años, múltiples evidencias desde diferentes campos y perspectivas parecen confirmar la hipótesis de que existe una fuerte interrelación entre hipovitaminosis D y enfermedades cardiometabólicas.

En esta línea, se ha implicado al déficit de vitamina D en la etiología de la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular, asociándose hipovitaminosis D con los factores de riesgo como son la obesidad, la resistencia a la insulina, la hipertensión o la inflamación crónica de bajo grado. Adicionalmente, la evidencia apunta a que podría existir una correlación significativa entre déficit de vitamina D y la mortalidad por eventos cardiovasculares.

Según el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), el 53,6 por ciento de los españoles tiene obesidad o sobrepeso.

“Los principales componentes del síndrome metabólico son la obesidad y la diabetes. En el caso de la obesidad, su relación con la deficiencia de vitamina D, o mejor llamada hormona D, está ampliamente documentada. De hecho, se baraja la posibilidad no sólo de que en la obesidad sea más frecuente el déficit de vitamina D, sino que, a su vez, el déficit de esta vitamina pueda contribuir al desarrollo de obesidad”explica Manuel Gargallo, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Leonor y de la Fundación Jiménez Diaz.

La población obesa acusa un mayor déficit de vitamina D

Los resultados de un reciente metaanálisis indican que los pacientes obesos tienen mayor prevalencia de estados carenciales de vitamina D. Además, se ha observado, en la población general, que existe relación gradual entre el índice de masa corporal o, más específicamente, la adiposidad, y el estatus de 25(OH) vitamina D.

La hipovitaminosis D en pacientes obesos se comporta ya desde la edad juvenil como factor de riesgo para desarrollar resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, siendo además conocida la asociación entre obesidad y disminución de las concentraciones plasmáticas de 25(OH) vitamina D. Los adultos obesos tienen un riesgo elevado de déficit de vitamina D porque parece observarse que el tejido adiposo secuestra esta vitamina liposoluble.

Se baraja la posibilidad no sólo de que en la obesidad sea más frecuente el déficit de vitamina D, sino que, a su vez, el déficit de esta vitamina pueda contribuir al desarrollo de obesidad”.

Manuel Gargallo, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Leonor y de la Fundación Jiménez Diaz

A este respecto, Gargallo expone que lo que está claro y demostrado es que, en las personas con sobrepeso u obesidad, el déficit de 25(OH) vitamina D se presenta en mayor frecuencia, tanto en adultos como en niños y adolescentes.

Según el experto, la hormona D tiene receptores en el tejido adiposo visceral (en preadipocitos y adipocitos), lo que significa que juega un papel fundamental en el normal funcionamiento del tejido graso, posiblemente regulando la respuesta inflamatoria.

“Cabe añadir que se ha podido comprobar que, a mayores niveles de vitamina D, menor proporción de masa grasa. Por todo ello, los especialistas debemos conocer el posible papel de la vitamina D en la prevención de la aparición de obesidad”, prosigue Gargallo.

Los adultos obesos tienen un riesgo elevado de déficit de vitamina D porque parece observarse que el tejido adiposo secuestra esta vitamina liposoluble.

La importancia de la suplementación ante la hipovitaminosis D en los pacientes obesos

Según los especialistas, el seguimiento de los niveles de vitamina D en población obesa es fundamental, dado que posible que estén sufriendo este déficit por su condición metabólica. En este sentido, algunos autores sugieren que quizás sería posible revertir la prevalencia creciente de obesidad mediante la mejora del estatus de 25(OH) vitamina D.

Con la mejora de las concentraciones plasmáticas de 25-hidroxi vitamina D en el paciente obeso, se podría aliviar la carga de la resistencia a la insulina; y, dada la dificultad de reducir el peso en un gran número de pacientes obesos, suplementar con vitamina D sería una forma práctica y económica de intentar reducir el riesgo de la diabetes.

“La suplementación de vitamina D es muy importante en este grupo poblacional para garantizar un adecuado metabolismo del calcio y la formación ósea y, en última instancia, la prevención de fracturas tras caídas, que pueden ser más frecuentes en pacientes con obesidad. Además, no podemos olvidar todos los otros efectos que esta tiene en el organismo en el ámbito cardiovascular, inmunitario, en el control de la tensión arterial o, incluso, en la prevención de ciertos cánceres”, argumenta Gargallo.

Con la mejora de las concentraciones plasmáticas de 25-hidroxi vitamina D en el paciente obeso, se podría aliviar la carga de la resistencia a la insulina.

Si se toma en cuenta la comorbilidad asociada al déficit de vitamina D y, la eficacia y bajo coste de su suplementación, para Gargallo es recomendable que en pacientes con obesidad o síndrome metabólico se determinen y monitoricen siempre los niveles de 25-hidroxi vitamina D, al objeto de administrarles los suplementos que necesiten para alcanzar niveles normales.

Normalmente, los pacientes obesos tienen peor respuesta a las dosis habituales de vitamina D y necesitan una suplementación mayor. Esto es especialmente relevante en pacientes que han tenido una cirugía bariátrica, los cuales precisan habitualmente dosis muy elevadas.

El experto concluye que, en personas obesas, se precisan dosis dobles o triples, dado que la respuesta de los niveles plasmáticos de 25-hidroxivitamina D está directamente relacionada con el tamaño corporal.


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