Haber padecido una infección una infección del tracto respiratorio inferior (LRTI) antes de los dos años conlleva un mayor riesgo de muerte por enfermedades respiratorias entre los 26 y 73 años. Es la conclusión de un estudio realizado por el Imperial College de Londres y publicado en la revista The Lancet.

Se trata de la primera vez que se analiza a un grupo de población durante ocho décadas, desde 1946 hasta 2019. Evidencia que, aunque el número total de muertes prematuras por enfermedades respiratorias fue pequeño, quienes padecieron esas enfermedades en ese periodo de la vida tenían un 93 por ciento más probabilidades de morir de forma precoz por enfermedades respiratorias en la edad adulta, independientemente de sus antecedentes socioeconómicos o su condición de fumador.

“La evidencia que sugiere los orígenes tempranos de la vida de las enfermedades crónicas en adultos también ayuda a desafiar el estigma de que todas las muertes por enfermedades como la EPOC están relacionadas con factores del estilo de vida”, asegura James Allinson, del Imperial College de Londres y autor principal del estudio

La investigación mostró que la tasa de muerte prematura por enfermedad respiratoria era cercana al 2 por ciento en estos pacientes, en comparación con el 1 por ciento en aquellos que no cumplían con esta característica. Los resultados se sostenían tras ajustar algunos factores, como el estatus socioeconómico o el tabaquismo.

Por otro lado, María Luz García, miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y jefa de Pediatría del Hospital de Leganés, añade quehay que tener en cuenta que “los virus son ubicuos, no todos los niños que tienen contacto con los virus respiratorios comunes sufren asma o una muerte prematura. Por tanto, se abre otra vía de estudio: quienes sí padecen esas infecciones más graves tendrían una predisposición genética para responder de una manera menos eficiente que el resto”.

Un hecho que no excluye el riesgo del tabaco. La jefa de Pediatría del Hospital de Leganés hace hincapié en que “se ha comprobado que los niños que han sufrido una infección respiratoria de vías bajas pueden tener un daño en su crecimiento pulmonar y que el uso del tabaco en la adolescencia y primeros años de la juventud -que es cuando se podría mejorar- hace inviable recuperar el funcionamiento al cien por cien. Y esos adultos tienen al cabo una peor función pulmonar”.

Batir el tabaquismo

Las enfermedades respiratorias crónicas representan un importante problema de salud pública. Se estima que en 2017 provocaron 3,9 millones de muertes, lo que representa el 7 por ciento de los fallecimientos del mundo. De todas las patologías relacionadas, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) causó la mayoría de estas muertes.

“Esperamos que este estudio ayude a guiar las estrategias de las organizaciones internacionales de salud para abordar este problema”, pide Rebecca Hardy, de la Universidad de Loughborough y el University College de Londres

Los autores reconocen algunas limitaciones. Aunque se ajustaron los antecedentes socioeconómicos y el tabaquismo en el análisis, señalan que existen otros factores no considerados, como el tabaquismo de los padres y el nacimiento prematuro. Asimismo, apuntan que la evolución de la sociedad podría haber impulsado cambios en la función pulmonar de cohortes posteriores, alterando los resultados. Y que el estudio no pudo investigar qué bacterias o virus causaron la LRTI en los niños.


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