El Ministerio de Sanidad trabaja ya en la Convocatoria 22/23 de Formación Sanitaria Especializada. Ello implica que no habrá nuevos pasos para cubrir las 93 vacantes que han quedado en la especialidad de medicina familiar y comunitaria en la última convocatoria, tras la apuesta de Sanidad por aumentar el cupo de extracomunitarios.

Supone también que no hay plan B para abrir el grifo de médicos que pueden aspirar a cubrir las plazas que, como cada año, quedarán desiertas a la hora de la verdad. Cuando los futuros especialistas, en el momento de tomar posesión de sus cargos, no lo ven del todo claro y deciden renunciar y probar suerte, por lo general, al año próximo. El año pasado, recuerda Vicente Matas, ex vocal de Atención Primaria Urbana de la Organización Médico General, sucedió así nada menos que con 60 plazas de medicina de familia.

Las cuentas no salen. El Sistema Nacional de Salud tendrá que contar con más de un centenar de especialistas de medicina familiar y comunitaria en esta promoción MIR. Sin olvidar que durante la etapa de formación, los MIR son un activo para el sistema sanitario y llegan, la mayoría de las veces, donde no llegan los propios profesionales: cubriendo bajas de compañeros, reforzando los servicios de urgencia… pasando consulta, en definitiva. Como uno más, pero más en precario, si cabe…

Frente a esta realidad, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntan a un aumento en el número de colegiados. El último informe detalla que el número de profesionales sanitarios colegiados en España se situó en 923.207 en 2021, un 2,8 por ciento más. El colectivo mayoritario fue el de enfermeros (35,83 por ciento del total), seguido de médicos (30,74 por ciento), farmacéuticos (8,46 por ciento).

Dentro del colectivo de enfermería, 9.834 personas estaban registradas como matronas (un 2,5 por ciento más que en 2020).

Mirar al futuro es el gran reto que tiene por delante el Sistema Nacional de Salud. Asegurar el relevo generacional es otra de las prioridades de un sistema que tiene que replantearse el modelo.

En cualquier caso, la realidad es que existe un verdadero problema en la formación sanitaria de nuestro país. A pesar de que los esfuerzos van hacia el refuerzo del primer nivel asistencial, parece que el viento no sopla a favor.

Lo que está claro es que las necesidades futuras exigen acciones en el presente. La figura de un especialista no se puede improvisar.