Los inhaladores con cartucho presurizado tienen un impacto negativo sobre el medioambiente, por lo que Europa ha establecido, por normativa, disminuir los propelentes hidrofluorocarbonados (HFC), es decir, “aquellos gases que sirven para que los medicamentos que están en los inhaladores puedan introducirse en nuestros pulmones”, apunta Julia María Ruiz Redondo, coordinadora de Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
En concreto, se recoge en el Reglamento 1005/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo, por lo que “no es algo nuevo”. La normativa pone en el foco en la “reducción de determinados gases de efecto invernadero en el ámbito sanitario, como los gases anestésicos e inhaladores presurizados”, expone Ruiz en declaraciones a GM.
Además, el Pacto Verde establece que se debe ir reduciendo paulatinamente la presencia de los HFC en determinadas presentaciones farmacéuticas, por lo que existe una indicación de empezar a trabajar e investigar propelentes con menos huella de carbono y la reciente Estrategia Farmacéutica también busca que los medicamentos tengan un efecto neutro sobre el medioambiente.
En este sentido, la experta insta a la industria farmacéutica a “avanzar para que este formato presurizado esté disponible en otros formatos que no tengan que utilizar esos gases para que el fármaco llegue a las vías respiratorias”. En resumen, lograr “dispositivos más amigables para el medioambiente”.
“Uno de los principales inhaladores es el Ventolin, pero es un fármaco de rescate, no es un medicamento ad hoc que haya que mantener. Así, es necesario monitorizar el consumo de inhaladores presurizados“, indica Ruiz.
Sin embargo, “eso no quiere decir que tengamos que quitar de la noche a la mañana el medicamento en ese formato a nuestros pacientes, sino que debemos de ser conscientes de que se va a producir un cambio”, puntualiza Ruiz. Y es que la experta señala que los propios pacientes han expresado su miedo planteándose, incluso, si tienen que dejarlos. Por ello, es necesario aclarar que “los inhaladores no son malos para la salud, pero aquellos que utilizan HFC sí son perjudiciales para el medioambiente y se irán eliminando por normativa”. En este sentido, Ruiz adelanta que el Ministerio de Sanidad ya está trabajando en un documento para establecer directrices.
¿Por dónde empezar?
Los pacientes que utilizan inhaladores con HFC son aquellos que tienen una capacidad respiratoria más minimizada, por lo que se han diseñado otro tipo de dispositivos. Tal y como afirma Ruiz, actualmente se dispone de un gran arsenal terapéutico y “quien decide qué producto o qué molécula es la que está indicada para cada paciente es el profesional médico”. En este contexto, Enfermería tiene un “papel fundamental” y la educación sanitaria para controlar el uso adecuado de los inhaladores es crucial.
“Ningún paciente o profesional que no sea de la medicina puede quitar un inhalador porque sea presurizado. Lo que sí hay que hacer es empezar a actuar; estamos a tiempo de realizar acciones para que el cambio sea progresivo”, expone la experta.
En primer lugar, si se tiene un paciente con un inhalador que tiene un formato presurizado, que utiliza HFC, “hay que trabajar, progresivamente, en una sustitución del producto y buscar una presentación diferente que se adecúe a las características de ese paciente”. Mientras que en el caso de los pacientes recién diagnosticados y que van a empezar un tratamiento, “hay que intentar dejar de lado las moléculas que están acompañadas con HFC”.
Por otro lado, si el paciente tiene buena adherencia terapéutica, el hecho de cambiarle de presentación de producto, puede hacer que se produzcan exacerbaciones. “El riesgo-beneficio no nos compensa, pero sí se puede empezar a trabajar en el buen uso del inhalador”, asegura Ruiz.
Asimismo, existen otras opciones, como el reciclaje. “Hay que concienciar a los pacientes para que eliminen adecuadamente estos cartuchos después de su uso”, expone la coordinadora de Salud Pública de la SEMG. Así, llevarlo al punto SIGRE de la farmacia comunitaria es fundamental.
Para visibilizar el impacto de estos dispositivos, Ruiz apunta que se realizó una comparativa en Castilla-La Mancha: “La emisión de gases de efectos invernadero de estos inhaladores en un año en la región suponía lo mismo que los gases que genera toda la flota de taxis”, declara.
Además de tomar conciencia del efecto medioambiental, la experta indica que también se debe poner más el foco en los pacientes respiratorios, pues, a veces, no se da la suficiente importancia a la gravedad de las patologías respiratorias, como puede ser la EPOC.