El dolor lumbar crónico es una de las principales causas de discapacidad y absentismo laboral en todo el mundo. No en vano, alcanza al 80 por ciento de la población en algún momento de la vida. Esto lo convierte en un problema de salud pública de primer orden. Sin embargo la situación puede volverse aún más adversa cuando este dolor se combina con la fibromialgia. Se trata de una patología crónica caracterizada por dolor musculoesquelético generalizado y una serie de síntomas asociados como fatiga, alteraciones del sueño o problemas cognitivos.
Para afrontar este reto, el especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, jefe Clínico de la Unidad de Columna del Hospital Fraternidad-Muprespa Habana (Madrid), Félix Tomé Bermejo, ha liderado una investigación que pone de relieve las dificultades que tienen que afrontar estos pacientes a la hora de tratar su dolor lumbar crónico mediante infiltraciones epidurales (IEE). En este estudio se ha comparado la eficacia del tratamiento en 253 pacientes. De todos ellos, una parte sufría fibromialgia, tal y como ha explicado en una entrevista para Gaceta Médica.
Resultados del estudio
Así, en cuanto a los resultados, Tomé Bermejo ha asegurado que los pacientes con fibromialgia responden peor a la IEE guiada por fluoroscopia en comparación con aquellos que no padecen la enfermedad. Este tratamiento consiste en la inyección de esteroides en el espacio epidural de la columna vertebral. El objetivo: reducir la inflamación y aliviar el dolor lumbar crónico.
La guía por fluoroscopia se utiliza para asegurar la precisión en la colocación de la inyección, aumentando así las posibilidades de que el tratamiento sea efectivo. Estas conclusiones fueron presentadas en el 38º Congreso Nacional de la Sociedad Española de la Columna Vertebral (GEER), que tuvo lugar en Málaga el pasado mes de mayo.
Tratar el dolor en pacientes con fibromialgia
La fibromialgia afecta entre el 2 y el 4 por ciento de la población. Es una condición compleja que va más allá del dolor físico. Según ha destacado Tomé Bermejo, “los pacientes con fibromialgia presentan una amplificación de las sensaciones periféricas de dolor y una alteración de la inhibición descendente del mismo”. Esto significa que su sistema nervioso procesa las señales de dolor de manera anormalmente alta. Así, no solo intensifica el dolor que sienten, sino que también reduce la eficacia de tratamientos que, en pacientes sin fibromialgia, suelen ser efectivos.
Este estudio revela que solo el 40 por ciento de los pacientes con fibromialgia estarían dispuestos a someterse nuevamente a un tratamiento de infiltración epidural. Una cifra especialmente baja si se compara con el 94 por ciento de los pacientes sin fibromialgia que sí repetirían el procedimiento. Esta disparidad se debe, en gran medida, a la menor disminución del dolor, la mayor limitación funcional y la menor satisfacción general con el tratamiento experimentada por los pacientes con fibromialgia, tal y como han indicado desde GEER.
Enfoques personalizados
Con todo ello, Tomé Bermejo, ha subrayado la importancia de “valorar cuidadosamente la indicación de procedimientos invasivos en pacientes con dolor lumbar y fibromialgia”. La respuesta al tratamiento no solo es menor en estos pacientes. En algunos casos, puede no ser suficiente para justificar los riesgos asociados a la intervención. De esta forma, ha insistido en valorar un enfoque personalizado a cada paciente.
“La utilidad clínica de los procedimientos intervencionistas en pacientes con fibromialgia debe evaluarse cuidadosamente”, ha añadido. Esto implica que antes de considerar cualquier tipo de intervención, es fundamental explorar tratamientos específicos para la fibromialgia que puedan ayudar a controlar el dolor de espalda sin necesidad de recurrir a procedimientos invasivos.
Opciones terapéuticas
En cuanto a las opciones terapéuticas, Tomé Bermejo ha apuntado varios enfoques que podrían ser más efectivos para los pacientes con fibromialgia. Entre ellos, “los masajes suaves, el fitness aeróbico de bajo impacto, el yoga y la terapia física”. Además, el uso de ciertos medicamentos, como los antidepresivos, puede ser útil para tratar síntomas asociados a la fibromialgia, como el insomnio y la depresión, que a menudo exacerban la percepción del dolor.
Asimismo, se está explorando el uso de inyecciones de lidocaína para reducir el dolor en áreas especialmente sensibles. Sin embargo, el especialista ha advertido que “no existe una opción terapéutica uniforme para el dolor lumbar en el paciente con fibromialgia”.
Un aspecto innovador que se está considerando es el uso de tecnologías digitales para ayudar a los pacientes a controlar su dolor. “Un comité del NICE (National Institute for Health and Care Excellence) ha recomendado recientemente que a las personas con dolor lumbar crónico inespecífico se les puedan ofrecer aplicaciones para ayudarlas a controlar su dolor”, ha añadido Tomé Bermejo. Se tratan de plataformas digitales que ofrecen soporte multidisciplinar. Por ejemplo, guías de ejercicios, acceso a tratamiento psicológico y otras herramientas que podrían ser particularmente útiles para pacientes con fibromialgia.
El perfil del dolor lumbar crónico
Para poder intervenir de manera efectiva, es importante entender el perfil del paciente con mayor riesgo de sufrir dolor lumbar crónico. Para ello, Tomé Bermejo ha abundado en los resultados de otros estudios. “El perfil tipo del paciente con dolor lumbar crónico corresponde a una mujer de entre 30 y 60 años. Residente en un medio urbano, con trabajo que requiere esfuerzo físico moderado, por cuenta ajena y correspondiente al sector servicios”, ha pormenorizado. Así, la obesidad, la ansiedad y la depresión son factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta condición, ha avisado.
Este tipo de perfil es consecuente con los resultados de otros estudios más amplios, que también destacan a la mujer y a la presencia de trastornos emocionales como factores de riesgo clave. La combinación de todos estos factores con la fibromialgia puede complicar aún más el tratamiento del dolor lumbar, según ha concluido el especialista, insistiendo en la necesidad de abordarlo mediante un enfoque multidisciplinar y personalizado.
