El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha publicado el Sexto Informe de Evaluación sobre cambio climático. Este ambicioso informe evalúa, con la ayuda de cientos de científicos, el pasado, presente y futuro del clima, su impacto y futuros riesgos, y opciones de adaptación y mitigación.

El IPCC destaca que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra, provocando cambios rápidos y generalizados. “Los aumentos observados en las concentraciones de gases de efecto invernadero desde 1750 son inequívocamente causados por actividades humanas”, apuntan.

Calentamiento global

Desde 2011, las concentraciones de gases de efecto invernadero no han parado de aumentar en la atmósfera, alcanzado promedios anuales de 410 ppm (partes por millón) de dióxido de carbono (CO2), 1866 ppb (partes por billón) para metano (CH4) y 332 ppb para óxido nitroso (N2O) en 2019.

“Cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquiera que la precedió desde 1850“, señalan. La temperatura global de la superficie en las dos primeras décadas del siglo XXI (2001-2020) fue de 0,99ºC más alta que en el periodo entre 1850 y 1900. Además, la temperatura global fue 1,09ºC mayor entre 2011 y 2020 que entre 1850 y 1900, observando mayores aumentos sobre la tierra (1,59ºC) que sobre el océano (0,88ºC).

“Es muy probable que la mezcla de gases de efecto invernadero fueran el principal impulsor del calentamiento desde 1979“. Del mismo modo, el informe explica que también es muy posible que el agotamiento del ozono estratosférico debido al hombre fuera el principal impulsor del enfriamiento de la estratosfera inferior entre 1979 y mediados de la década de 1990.

El IPCC asegura que las temperaturas extremas, incluidas las olas de calor, se han vuelto más frecuentes e intensas en la mayoría de las regiones de la tierra desde 1950.

Las cifras más altas detectadas

Según el documento, en 2019, las concentraciones de CO2 fueron las más altas detectadas en los últimos 2 millones de años y las concentraciones de CH4 y NO2 fueron las más altas de los últimos 800.000 años.

Desde 1750, los aumentos en las concentraciones de CO2 (47%) y CH4 (156%) superan con creces los niveles normales, y los aumentos de N2O (23%) son similares a los cambios naturales multimileniales entre glaciares e interglaciares períodos durante, al menos, los últimos 800.000 años.

La temperatura de la superficie global ha aumentado más rápidamente a partir de 1970 que en cualquier otro período de los últimos 2.000 años. Las temperaturas durante la última década (2011-2020) superan los del período cálido de varios siglos más reciente, hace unos 6.500 años (se ha pasado de 0,2°C a 1°C). Antes de ello, el segundo período cálido más reciente fue hace unos 125.000 años.

Precipitaciones y retroceso de los glaciares

Respecto a las precipitaciones a nivel mundial, han aumentado desde 1950, con una tasa más rápida de aumento desde la década de 1980. Los humanos han tenido influencia en los patrones observados en los cambios de las precipitaciones desde mediados del siglo XX. Asimismo, la acción del hombre ha contribuido al patrón de cambios observados en la salinidad del océanos cercado a la superficie.

Por otro lado, es muy probable que la influencia humana sea el principal impulsor del retroceso global de los glaciares desde la década de 1990 y la disminución de la superficie de hielo marino del Ártico entre los años 1979-1988 y 2010-2019 (alrededor del 40% en septiembre y alrededor de 10% en marzo).

También es muy probable que haya contribuido al derretimiento de la superficie de la capa de hielo de Groenlandia observado durante las últimas dos décadas. De hecho, entre 2011 y 2020, el área de hielo marino del Ártico promedio anual alcanzó su nivel más bajo desde al menos 1850. Sin embargo, solo hay pruebas limitadas, según el informe, de la influencia humana en la pérdida de la capa de hielo de la Antártida.

Lo que sí es seguro es que la capa superior del océano global se ha calentado desde la década de 1970 y que el hombre ha sido el responsable de ello. “El CO2 causado por el hombre es el principal impulsor de la acidificación global actual de la superficie del océano. Los niveles de oxígeno han disminuido en muchas regiones del océano desde mediados del siglo XX y seguramente la influencia humana contribuyó a esta caída”, explica el IPCC.

Un futuro nada esperanzador

El futuro no se augura para nada esperanzador. Y es que el cambio climático continúa acelerándose. Según el informe, la temperatura global de la superficie seguirá aumentando hasta al menos mediados de siglo en todos los escenarios de emisiones contemplados por los expertos que han realizado el documento.

El calentamiento global de 1,5°C y 2°C será superado durante el siglo XXI a menos que se reduzcan considerablemente las emisiones de CO2 y otras emisiones de gases se producirán en las próximas décadas”, exponen los científicos.

En esta afirmación coincide la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien ha señalado en sus redes sociales que solo reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero a cero para 2050 podremos limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC. Von der Leyen ha resaltado que la UE está “haciendo su parte” con la Ley del Clima y con propuestas para 2030 a través del Pacto Verde. “Todos deben actuar“, ha instado.

Muchos de los cambios que se producirán en nuestro planeta serán consecuencia directa del cambio climático. Esto incluye aumentos en la frecuencia e intensidad de calor extremo, olas de calor marino, fuertes precipitaciones, sequías agrícolas y ecológicas en algunas regiones, ciclones tropicales intensos y reducciones de hielo en el Ártico. De este modo, el cambio climático agilizará la llegada de condiciones climáticas más severas.

Además, en aquellos escenarios en los que se consideran crecientes emisiones de CO2, se prevé que los sumideros de carbono oceánicos y terrestres sean menos eficaces para frenar la acumulación de CO2 en la atmósfera.

Muchos de los cambios debidos a las emisiones de gases de efecto invernadero, tanto pasadas como futuras, son irreversibles para los próximos siglos o milenos, especialmente los cambios en el océano, las capas de hielo o el nivel global del mar.


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