| viernes, 05 de abril de 2019 h |

Todo periodo electoral está marcado por un sinfín de inicitivas que se utilizan para condicionar el voto del ciudadano indeciso. Muchas de ellas están vinculadas a las obras públicas o mejoras sociales y, aunque puedan tener un debate ético detrás sobre la pertinencia del momento, lo cierto es que a la hora de la verdad tampoco atañen a situaciones cruciales. Sin embargo, sí que hay problemas estructurales que tratan de ser solventados por la vía de la urgencia. Las prisas son el mayor enemigo pues, a la postre, se convierten en parches, en el mejor de los casos, o chapuzas, en el extremo negativo.

El debate de atención primaria es uno de estos ejemplos. El Ministerio de Sanidad quiere solventarlo antes de que termine esta semana y ha llevado la negociación a una situación muy difícil para los profesionales sanitarios. A las dimisiones de hace unos días se ha sumado la tensión con la que se vivió la última de las reuniones. Allí se presentó un documento que ha llegado a su tercera versión sin convencer todavía a los principales protagonistas: los médicos de atención primaria. No consideran que sea un documento con visión de futuro y lo ven salpicado por unas prisas que no entienden porque no hay una justificación. Un problema de tantos años no puede solucionarse en un mes y tampoco tiene por qué hacerse a menos que la máxima no sea solucionarlo sino hacer parecer que se ha solucionado.

La reunión terminó con tal desencuentro que la solución para desatascarlo fue permitir nuevas alegaciones. La trampa está en que tienen dos días para hacerlas y ninguna seguridad de que vayan a ser tenidas en cuenta porque el Sanidad no volverá a mostrar el documento. En cualquier caso, el suspense no durará demasiado porque esta semana se celebrará el Consejo Interterritorial monográfico para valorarlo.

El futuro del documento no parece que vaya a tener un final feliz. Puede que una mayoría de comunidades autónomas lo convalide pero no tendrá el consenso total. Y no lo tendrá porque no hay nada más fácil, sobre todo en campaña electoral, que oponerse a un documento que ni siquiera convence a los profesionales a los que afecta. Decía Faustino Blanco que llevaría un documento al Interterritorial que solamente pudiese ser aprobado. Igual sí lo consigue pero la falta de carácter vinculante del CISNS lo condenará al fracaso.