La reducción de la transmisión de distintas enfermedades infecciosas durante estos meses de pandemia es un hecho constatado. Según los expertos es el fruto de una combinación de factores. Al margen de la gripe (que sí ha contado con vacunación), la disminución de estas infecciones comunes se ha producido por las medidas de prevención e higiene que la pandemia nos ha obligado a mantener.

La vida en una burbuja

Mascarillas, higiene, distancia de seguridad, diagnósticos frecuentes y “la vida en una burbuja” ha sido la pauta en los últimos meses. Muchos virus y bacterias que causan enfermedades transmisibles, sin embargo, no han desaparecido. Les hemos complicado la infección, pero las vacunaciones no han seguido el plan previsto, alterado por el contexto.

Por tanto, ha disminuido la vacunación de alguna de estas infecciones, y eso puede provocar un rebrote de las mismas en los próximos meses, algunas bastante bien controladas.

Vuelta a la normalidad… en la prevención

Las medidas de distanciamiento e higiene deberían ser adoptadas de manera general, pero muchas de ellas no perdurarán en el tiempo. Por supuesto, tampoco es recomendable vivir en un estado permanente de prevención e higiene.

A medida que existan más personas vacunadas de COVID-19 irán relajándose las medidas que nos protegían, en ausencia de una amplia capa de la población protegida inmunitariamente. Como consecuencia del cumplimiento de estas medidas de protección e higiene hemos disminuido el riesgo de otras infecciones.

Meningitis

Las meningitis víricas y bacterianas, o la gripe común, han desaparecido de la escena. Por razones similares pero con matices distintos, ambas infecciones han estado controladas. La enfermedad meningocócica invasiva (EMI) tiene una mortalidad del 10%, muy superior a la COVID-19.

El lado bueno de esta situación son las medidas de prevención e higiene que han impedido muchas infecciones de cualquier tipo. Pero eso no implica su eliminación: siguen estando ahí. En el caso de la gripe común, la competencia del nicho ecológico es la causa, para los expertos, del desplazamiento del virus de la gripe por el SARS-CoV-2. Pero con la gripe ha habido campaña de vacunación y una cobertura razonable de la población de riesgo.

En el caso de otras infecciones víricas y bacterianas, la vacunación se ha interrumpido o alterado en distintos grados. Es preciso retomar las campañas de vacunación porque el relajamiento de las medidas de higiene volverá a traer los virus y bacterias de siempre, y debemos estar preparados para evitar rebrotes.