| jueves, 08 de noviembre de 2018 h |

Que la unión hace la fuerza, es innegable. Pero si algo deja clara esa suerte de frente planteado desde parte de enfermería a la farmacia comunitaria es que unión y razón no siempre van juntas. En ocasiones, simplemente sirven para hacer ruido. Algo que, en el caso que nos ocupa, está siendo efectivo… O mejor decir efectista.

El as en la manga del último capítulo de este culebrón ha sido una carta de la ministra de Sanidad, en la que María Luisa Carcedo declara que la Administración del Estado no tiene prevista ni la ampliación ni la modificación de las funciones del farmacéutico, ni la creación de la figura de la asistencia farmacéutica a domicilio. Circunscribe la ministra la participación de los farmacéuticos en equipos multidisciplinares y en una “recomendable colaboración puntual” con el SNS… Un calificativo, este último, que puede rebatirse, si recordamos cómo, durante años, los retrasos en los pagos han convertido a las farmacias en financiadoras del SNS a su pesar… Un mérito que solo injustamente cabe definirlo como “colaboración puntual”.

No cabe duda de que quienes se oponen con tanto empeño a la atención farmacéutica domiciliaria han sabido utilizar el argumento de la privatización con un Gobierno que hace bandera de este asunto y que ha creado ya una Comisión de Desprivatización, cuya primera reunión se celebrará el 19 de noviembre.

Pese a quien la publique, esta carta no es un varapalo a las aspiraciones de la farmacia, puesto que la gestión de la sanidad, y dentro de ella el desarrollo de la AFD, recae en las comunidades, que son conscientes del valor añadido que aporta la farmacia. Si la unión hace la fuerza, la farmacia ni puede, ni debe callar. Puede y debe implicar a profesionales de la medicina y de la enfermería que apoyan el trabajo de las oficinas. Puede y debe, también implicar a los pacientes, partidarios de abrir nuevos espacios de colaboración y canales en su beneficio.

Si algo deja clara esa suerte de frente que parte de enfermería plantea a la AFD es que unión y razón no siempre van juntas