E.M.C. Madrid | viernes, 04 de octubre de 2019 h |

El dolor crónico es una enfermedad que afecta en nuestro país a una de cada cuatro personas, que tiene una indudable repercusión en la calidad de vida del paciente y familiares y que se acompaña de pérdidas económicas que representan el tres por ciento del PIB. Sin embargo, y pese a estos datos, salta a la vista que no ocupa un lugar prioritario en el panorama actual. Víctor Mayoral, secretario de la Sociedad Española del Dolor, ha definido así el contexto actual de esta patología en el marco de la jornada #No HayDolor, que se ha celebrado por segundo año.

En su opinión, la estrategia para abordarlo pasa por poner más medios y por proporcionar un acceso rápido y adecuado de los pacientes a los mejores tratamientos.

El especialista ofreció su visión en esta jornada que pretende poner en común las diferentes realidades de quienes sufren dolor, al mismo tiempo que, según destacó, sirve para reforzar las estrategias de empoderamiento de las que ya disponen, según aseguró el secretario de la SED.

En este encuentro la sociedad científica presentó los resultados del estudio “El dolor crónico en España: Escucha digital”, que revisa la presencia del dolor en la red social Twitter. La principal conclusión es que apenas el 1,5 de las personas que lo sufren hablan de ello en esta red social, un porcentaje incluso inferior si se tiene en cuenta que algunas conversaciones sobre este tema son lideradas por profesionales sanitarios, y no por pacientes.

Compartir experiencias

Sobre este punto, Mayoral ha destacado que tanto las redes sociales, como los blogs y los portales web con buena información sobre enfermedades que cursan con dolor crónico han servido para que los pacientes puedan “compartir sus experiencias sin tapujos ni miedos”.

Para el psicólogo Antoni Castel, coordinador del Grupo de Trabajo de Psicología y Dolor de la SED, este pequeño porcentaje tiene su origen en la falta de comprensión de la sociedad, que deriva en la búsqueda del aislamiento por parte del paciente. “La propia situación de dolor suele reducir el nivel de actividad funcional, ya que produce cambios en las relaciones personales y actividades sociales”, apunta.


Redes sociales, blogs y portales webs sirven para “compartir experiencias sin tapujos”



La propia situación de dolor reduce el nivel de actividad funcional y conduce al aislamiento