La obesidad, que afecta a más de 650 millones de personas en todo el mundo, está estrechamente vinculada con el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas y con un mayor riesgo de padecer cáncer. Un hallazgo clave realizado por Guadalupe Sabio, jefa del Grupo de Interacción entre las Enfermedades Metabólicas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y Cintia Folgueira, investigadora del CNIO y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha revelado uno de los mecanismos que permiten al organismo quemar grasa de tipo marrón, o grasa parda, generando calor. Este proceso ofrece protección frente a la obesidad y sus complicaciones metabólicas.
El mecanismo descubierto está regulado por la proteína MCJ, ubicada en las mitocondrias, los orgánulos celulares responsables de la producción de energía. Según los hallazgos de Sabio y Folgueira, cuando esta proteína se elimina en ratones obesos, los animales aumentan la producción de calor y experimentan una pérdida de peso. Además, las investigadoras demostraron que la simple acción de trasplantar grasa sin MCJ a estos ratones también redujo su peso corporal.
La obesidad puede originarse por un consumo excesivo de alimentos o por un gasto energético total insuficiente. Actualmente, se reconoce que el tejido adiposo, más conocido como grasa corporal, no solo cumple la función de almacenar energía, sino que desempeña un papel esencial en la regulación de la gestión energética del organismo. “El tejido adiposo es un órgano complejo que actúa de regulador del metabolismo de todo el cuerpo, y por tanto es probable que modular su función sea una vía para combatir la obesidad”, subrayaron las autoras en Nature Communications.
Existen dos tipos de tejido adiposo: el blanco y el pardo. El tejido adiposo blanco se dedica principalmente al almacenamiento de energía, mientras que el tejido adiposo pardo, cuyas células contienen una mayor cantidad de mitocondrias, lo que le otorga su característico color marrón, es responsable de la generación de calor o termogénesis. Este proceso es crucial para mantener la temperatura corporal y se activa en respuesta al frío u otros estímulos. En los últimos diez años, diversos estudios han evidenciado que activar la grasa parda puede proteger al organismo de la obesidad y de las enfermedades metabólicas asociadas.
“Desde hace tiempo se piensa que se podría prevenir la obesidad consiguiendo que esta grasa gaste más energía al generar calor, así que lo primero es entender su funcionamiento”, explicó Sabio, que añadió que “descubrir nuevos mecanismos de producción de calor en la grasa parda es una de las dianas más interesantes en el estudio de la obesidad”.
Cómo quemar grasa parda
Durante mucho tiempo se creyó que la grasa parda utilizaba un único mecanismo para generar calor, pero hoy en día se sabe que existen varios procesos involucrados. La investigación liderada por Sabio y Folgueira ha identificado uno de estos mecanismos, regulado por una proteína mitocondrial denominada MCJ. El estudio realizado en el CNIO ha revelado que, al eliminar la proteína MCJ en ratones obesos, estos animales generan más calor y experimentan una pérdida de peso. De hecho, incluso el simple trasplante de grasa parda sin la proteína MCJ fue suficiente para reducir el peso de los ratones.
Las investigadoras observaron además “que los animales sin MCJ en la grasa parda están protegidos frente a los problemas de salud que provoca la obesidad, como diabetes o aumento de lípidos en sangre”, explicaron ambas especialistas. Por ello piensan que la proteína MCJ puede ser una nueva diana terapéutica para corregir patologías asociadas a la obesidad.
“Dicha protección se debe a la activación de una vía de señalización esencial para la adaptación al estrés causado por la obesidad”, explica la investigadora del CNIO Beatriz Cicuéndez, primera autora del artículo. “Esta vía provoca un aumento del consumo de grasas, azúcares y proteínas, lo que se conoce como catabolismo, para producir calor en la grasa parda”. “Es un mecanismo que también sucede en personas con una grasa parda muy activa”, señala.