Un elefante puede llegar a vivir más de 60 años, las ballenas 70. Pero, en cambio, un mosquito no pasa de los 15 días. ¿Por qué hay animales que viven tanto y otros tan poco? Hace más de 40 años, un epidemiólogo de la Universidad de Oxford, Richard Peto, se hizo la misma pregunta y examinó las causas de muerte más comunes entre los animales. El epidemiólogo llegó a la conclusión de que cualquier tipo de cáncer disminuía su incidencia a medida que el animal era más grande. A esto se le denominó la ‘Paradoja de Peto’.

Sin embargo, la ciencia ya ha evidenciado que los tumores crecen cuando las mutaciones genéticas hacen que las células individuales se reproduzcan demasiado rápido. Si todas las células tienen un riesgo similar de transformación maligna y mecanismos equivalentes de supresión del cáncer, un organismo con muchas células debería tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer que los organismos con menos células. Por tanto, los animales más grandes y de vida más larga, como los elefantes, deberían tener un mayor riesgo de cáncer que los animales más pequeños y de vida más corta, como los ratones.

Entonces, ¿porqué el cáncer rara vez afecta a uno de los animales terrestres más grandes del mundo? Un estudio publicado en la revista eLife por los biólogos Vincent Lynch, de la Universidad de Buffalo, y Juan Manuel Vázquez de la Universidad de California, Berkeley, ha demostrado que los elefantes poseen un gran arsenal del gen supresor de tumores y, la evolución de esta capacidad de supresión de tumores, contribuyó al desarrollo de sus grandes cuerpos.

La Paradoja de Peto: la incidencia de cáncer no se correlaciona con el número de células de un organismo. Por ejemplo, la incidencia de cáncer en humanos es mucho mayor que en ballenas.

¿Cómo se protegen los animales grandes contra el cáncer?

Un gen que a menudo se daña durante la vida de un animal es el TP53. Este gen produce una proteína supresora de tumores que resulta esencial para inducir la respuesta de la célula ante el daño del ADN, deteniendo el ciclo celular en caso de mutación. Según los investigadores, los animales grandes podrían reducir su riesgo de cáncer teniendo copias adicionales de TP53 u otros genes que codifican proteínas supresoras de tumores.

La investigación estudio el gen TP53 en 61 animales de varios tamaños, incluidos varios animales grandes como los elefantes africanos y las ballenas Minke. Todos los animales estudiados tenían al menos una copia de TP53 y varios tenían algunas copias adicionales, conocidas.

A medida que las especies evolucionaron con tamaños corporales más grandes, también desarrollaron más retrogenes TP53 

Los elefantes africanos, el mamífero terrestre vivo más grande, tenían más retrógenes que cualquiera de los otros con 19 en total. Para investigar por qué los elefantes africanos tienen tantos retrogenes TP53, analizaron el ADN de los elefantes asiáticos y de otras especies estrechamente relacionadas, pero ahora extintas, incluido el mamut lanudo. Como era de esperar, a medida que las especies evolucionaron con tamaños corporales más grandes, también desarrollaron más retrogenes TP53.

El hallazgo evidencia una disminución en el número de copias de oncogenes y un aumento en el número de copias de genes supresores de tumores 

La evolución de la especie aumentó las copias de retrogenes

Los investigadores llegaron a la conclusión de que el genoma del elefante codifica un solo gen TP53 y 19 TP53retrogenes, varios de los cuales se transcriben y traducen en tejidos de elefante. La comparación del número de copias del gen TP53 del elefante africano y asiático con el número de copias en el genoma del mastodonte americano extinto, el mamut lanudo y el mamut colombino indica que el número de copias aumentó relativamente rápido coincidiendo con la evolución de los cuerpos grandes en el linaje proboscidio.

Finalmente, los investigadores han llegado a la conclusón que las células de elefante tienen una respuesta mejorada al daño del ADN que está mediado por una vía de señalización hiperactiva de TP53. Asimismo, esta señalización aumentada de TP53 depende de los retrogenes de TP53 y puede transferirse a las células de otras especies a través de la expresión exógena de elefante.

En definitiva, el hallazgo evidencia una disminución en el número de copias de oncogenes y un aumento en el número de copias de genes supresores de tumores en esta especie animal.


También te puede interesar…