La ciudad de Málaga acoge el 32º Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO 2025), organizado por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO), con la participación de representantes de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), organizaciones de pacientes y especialistas en salud.
En un encuentro con medios, portavoces de EASO, SEEDO y asociaciones de pacientes han puesto de relieve la urgencia de cambiar la mirada social y sanitaria hacia la obesidad. Más allá de cifras y diagnósticos, el foco se ha colocado en las personas: en sus vivencias, en el impacto del estigma y en la necesidad de avanzar hacia un modelo asistencial que no reduzca la enfermedad al peso corporal o a un problema exclusivamente individual.
Volkan Pumuk, presidente de EASO, señaló que “uno de los aspectos más destacados de este evento es dar prioridad al marco de la EASO, para el diagnóstico, la estadificación y el tratamiento de la obesidad”. Tal y como explicó, “en el diagnóstico vamos más allá del índice de masa corporal y nos centramos sobre todo en la distribución de la grasa y en una definición basada en el depósito de la obesidad. Utilizamos la circunferencia de los residuos y, lo que es más importante, la relación entre los residuos y la altura, que nos da una mejor idea de la obesidad y de cómo diagnosticar la obesidad incluso entre un índice de masa corporal de 25 a 29,9”.
“Otro aspecto destacado es que estamos colaborando con un gran número de sociedades en este congreso celebrando sesiones conjuntas y creo que esto es muy importante, la colaboración es importante para tener una voz fuerte”, subrayó Pumuk.
Cuatro grandes ejes
Por otra parte, María del Mar Malagón, presidenta de SEEDO, resumió los cuatro ejes del congreso: “El primero está centrado en la ciencia básica, es decir, en el conocimiento que sustenta toda la evidencia científica que se está presentando y debatiendo en este encuentro. El segundo eje abarca las ciencias del comportamiento y la salud pública, incluyendo aspectos como las políticas de salud, la epidemiología, el sesgo de peso y, de forma destacada, la salud mental, un ámbito que ha contado con sesiones específicas debido a su relevancia creciente”.
Asimismo, el tercer bloque temático se enfoca en la obesidad infantil y en la adolescencia, prestando especial atención a un aspecto clave: la transición desde la atención pediátrica a la atención en adultos. Y, por último, el cuarto eje se centra en el tratamiento y el manejo clínico de la obesidad. En este ámbito, se están presentando importantes novedades tanto en el terreno farmacológico como en el enfoque integral del tratamiento.
Por su parte, desde el punto de vista de la investigación Andreea Ciudin, de la Junta Directiva de SEEDO y coordinadora de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Vall d’Hebrón, destaca que “la evidencia actual, basada en la disponibilidad de nuevos fármacos, nos permite establecer objetivos individualizados, empoderando también al paciente y haciéndole participe en su plan de tratamiento, en un proceso de decisiones compartidas”. De hecho, este nuevo enfoque se contempla en la recientemente publicada guía GIRO, la primera guía española de manejo integral de la obesidad en el adulto.
En este sentido, la reivindicación del reconocimiento de la obesidad como enfermedad por parte del Sistema Nacional de Salud fue otro de los puntos destacados. Aunque organismos internacionales ya lo han hecho, aún falta que ese reconocimiento se traduzca en políticas públicas, recursos, acceso equitativo a tratamientos y cobertura sanitaria adaptada a las necesidades reales de quienes viven con obesidad.
“Realmente todos los que nos dedicamos a tratar esta patología pensamos que la obesidad debe ser reconocida como una enfermedad”, puntualizó Diego Bellido, presidente electo de la SEEDO. La mayoría de los tratamientos para la obesidad no están financiados actualmente en nuestro país, sin embargo, sí se cubren los tratamientos para las enfermedades asociadas a la obesidad. Es decir, no se trata directamente la obesidad, pero sí sus consecuencias”, recalcó el experto.
Este es un aspecto importante, especialmente si se tienen en cuenta los datos actuales. En España, la obesidad afecta aproximadamente al 18-19% de la población adulta y, si hablamos de exceso de peso, esta cifra asciende hasta el 67% en adultos. En el caso de los niños, los datos también son preocupantes.
Las proyecciones indican un incremento sostenido en la prevalencia de obesidad infantil hasta el año 2035, con un crecimiento anual cercano al 2%. Esto nos sitúa ante un escenario futuro con cifras claramente epidémicas, no solo en cuanto a obesidad, sino también en relación con las comorbilidades asociadas a esta enfermedad.
Guía de manejo integral: GIRO
Albert Lecube, vicepresidente de la SEEDO, señaló que ha sido clave la coordinación de la guía de manejo integral del paciente adulto con obesidad, que ya se encuentra en su segunda edición. “Esta semana se ha publicado un resumen ejecutivo de la misma en la revista Obesity Facts, una publicación de prestigio internacional, lo que permitirá difundir los compromisos que esta guía pretende alcanzar”.
Se trata de una guía que fue coordinada por la Sociedad Española de Obesidad, pero abarca a 38 sociedades científicas adicionales. “Esto subraya que la obesidad no es una especialidad aislada, sino que involucra a todos los profesionales de la salud que, en algún momento, tratan a pacientes con obesidad. No solo se trata de clínicos, sino también de investigadores, cuyo trabajo es fundamental para avanzar en el manejo de la enfermedad”, remarcó Lecube.
Para ello, es igualmente importante la participación de los pacientes. Esta guía ha sido revisada y coordinada por 12 asociaciones de pacientes con obesidad y de otras que se ven afectadas por enfermedades en las que la obesidad tiene un impacto negativo.
La guía aborda cinco grandes bloques. El primero, relacionado con la definición de la obesidad como enfermedad, y el segundo, que plantea la necesidad de evaluar la obesidad más allá del peso y la talla, buscando nuevas formas de medir el impacto del exceso de grasa en la salud de los pacientes.
El tercer bloque se centra en el tratamiento de la obesidad, proporcionando directrices claras sobre cómo debe ser gestionada. El cuarto bloque aborda las características de la obesidad en diferentes etapas de la vida, como la transición de la adolescencia a la adultez, o la obesidad en personas mayores y en las diferentes etapas de la vida de la mujer.
Finalmente, el quinto bloque refleja el compromiso de cambio por parte de las sociedades científicas que han participado en la elaboración de la guía. Este bloque establece el compromiso de implementar cambios en la práctica médica y de medir esos cambios en los próximos 2-3 años.
El estigma que viven los pacientes con obesidad
El estigma también ha sido uno de los ejes principales del encuentro. Representantes de pacientes han relatado cómo los prejuicios en torno a la obesidad afectan a todos los ámbitos: desde el entorno escolar y laboral hasta las consultas médicas. También advirtieron sobre los efectos de este estigma en la salud emocional y mental, insistiendo en que el bienestar psicológico debe ser parte del abordaje de la enfermedad.
Federico Luis Moya, presidente de la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (ANPO), destacó que “es importante señalar que el estigma que existe entre los propios profesionales hacia los pacientes también se ve reflejado en la sociedad en general”. “Este estigma afecta profundamente a quienes padecen obesidad, y esperamos que, gracias a este trabajo conjunto, podamos avanzar en la lucha contra este problema”, indicó.
En este sentido, aseguró que este congreso ha sido clave en este proceso, porque ha reunido a muchos actores diferentes, algo que al principio generaba dudas entre algunos. Sin embargo, la enorme participación en el evento y el gran número de registros demuestran que el tema está siendo tomado en serio. Este tipo de eventos permiten visibilizar, con cifras y hechos concretos, que el estigma relacionado con la obesidad no es solo una cuestión de percepción individual o una lucha aislada de quienes la padecen. Es un problema real que necesita ser abordado por toda la sociedad.