GM Madrid | miércoles, 28 de marzo de 2018 h |

El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave, considerada la sexta causa de discapacidad en el mundo.

Concretamente en España la padecen más de 1 millón de personas y, a pesar de las múltiples campañas de sensibilización, sigue siendo una patología desconocida asociada a un alto impacto y estigma social.

“En muchas ocasiones, esta enfermedad presenta manifestaciones que no son las típicas y los afectados pueden no iniciar la enfermedad con un episodio de manía clásica. Además es más frecuente iniciar la enfermedad con un episodio de polaridad depresiva, por lo que puede confundirse con una depresión unipolar y no es hasta el momento en que se presenta un episodio maniaco o hipomaniaco cuando se esclarece la situación. Debido a esta dificultad, en determinados casos, el trastorno bipolar puede tardar en diagnosticarse hasta 10 años”, afirma José Manuel Montes, Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal. Por lo tanto, un diagnóstico precoz es extremadamente importante para evitar el deterioro cognitivo y de la salud física del paciente.

Con el tratamiento adecuado los pacientes pueden llevar una vida totalmente normalizada. Pero la adherencia es otro de los retos actuales en el trastorno bipolar. Casi el 100 por cien de los pacientes diagnosticados ha considerado abandonar la medicación en algún momento y en torno a la mitad decide concluir el tratamiento por su propia cuenta. Según Montes: “La falta de adherencia al tratamiento es un fenómeno difícil de abordar, ya que tiene que ver con muchos factores, entre ellos: el rechazo y la negación a la hora de asumir que se padece una enfermedad mental grave, generados en gran parte por los medios de comunicación y la presión social: el estigma asociado a las implicaciones sociales de la propia enfermedad y por último, los efectos secundarios asociados a los tratamientos farmacológicos, que en muchos casos, pueden ser complejos”.

Además, la enfermedad conlleva un elevado impacto social. En más de un 75 por ciento de los casos supone una reducción de las expectativas de éxito en la vida y casi la mitad de los afectados pierde su trabajo. A todo ello hay que añadir la estigmatización, que lleva a la discriminación y el aislamiento. Hasta un 45 por ciento de los pacientes se ha sentido discriminado en alguna ocasión. “Tratándose de un problema de salud mental, es preocupante que sirva para darle identidad a alguien o adoptarlo con significado erróneo y estigmatizador. El trastorno bipolar es una circunstancia e no la esencia de una persona”, declara Guadalupe Morales, Directora de la fundación Mundo Bipolar.