En el ámbito médico se suceden avances constantes en todo tipo de terapias que revolucionan la forma en las que se trata cada patología. Algunas de ellas ni siquiera cuentan con tratamientos efectivos. La terapia con células CAR-T (receptores de antígeno quimérico en células T) ha supuesto una esperanza contra las enfermedades autoinmunes, tras haber sido corroboradas en ciertos tipos de cáncer. De hecho, recientemente se han conocido avances para pacientes con el síndrome de la enfermedad rígida (SER), una patología rara.

La terapia con células T con receptor de antígeno (CAR) anti-CD19 ha demostrado una rápida recuperación clínica y la restauración de la movilidad completa de las pacientes. En un estudio publicado en Neuron, la depleción profunda de células B y la normalización de los niveles de autoanticuerpos acompañaron las respuestas neurológicas. En dos meses, las personas sometidas al estudio pasaron de depender de sillas de ruedas a realizar actividades como andar en bicicleta y hacer senderismo, manteniéndose estables seis meses más tarde.

La miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y coordinadora del Grupo de Neuroinmunología de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN), Mireya Fernández-Fournier, ha subrayado, en una entrevista para Gaceta Médica, que se trata de un “avance importante”. De hecho, “el síndrome de la enfermedad rígida, hasta ahora, no contaba con un tratamiento específico”

“Tenemos tratamientos sintomáticos y algunos que ayudan a regular la alteración inmunológica de manera general, pero no hay una diana concreta”, ha añadido. Las terapias actuales para pacientes con SER incluyen el uso de corticoides, recambio plasmático terapéutico e inmunoglobulinas intravenosas, técnicas que aunque útiles, son inespecíficas al ser aplicables a varias enfermedades.

La terapia CAR-T ofrece una nueva técnica que “ha producido una gran mejoría en el caso que está publicado, pero hay que tomarlo con cautela porque es un caso”, ha advertido la médico de la Unidad de Neuroinmunología y Esclerosis Múltiple del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Paz. Así, “hacer estudios en un número suficiente de pacientes es necesario, así como ensayos clínicos correctamente diseñados”, según ha destacado.

CAR-T en esclerosis múltiple y lupus

Por otro lado, la esclerosis múltiple (EM), otra enfermedad autoinmune, también está en el foco de las terapias CAR-T. “Es muy reciente, los ensayos clínicos se han empezado este año”, ha comentado Fernández-Fournier. Comparado con otras como el lupus y la miastenia gravis, los estudios sobre EM están aún en fases iniciales. Hasta la fecha, solo se ha publicado el uso de CAR-T en dos pacientes con esclerosis múltiple progresiva. Según ha abundado la experta, demuestra que es una técnica viable y aparentemente segura, aunque todavía “queda mucho por desarrollar”.

Además de EM y SER, las terapias CAR-T, “se han utilizado en neoplasias dermatológicas, miastenia gravis, lupus eritematoso sistémico y esclerosis sistémica”, ha detallado. La investigación en enfermedades raras con baja prevalencia “es muy importante”, tal y como ha reivindicado. “Ayudas y recursos para la investigación, crear registros y bases de datos, coordinar proyectos internacionales para agrupar casos”, entre otras “requieren dinero”, por lo que ha apuntado a una mayor inversión.

En cuanto al lupus, Íñigo Rúa-Figueroa, reumatólogo del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín ha explicado que la terapia celular con CAR-T “solo se está llevando a cabo con una modalidad específica (CAR-T CD19)”. Así, “ha sido usada con éxito para tratar linfomas refractarios, resultando eficaz en casos aislados de lupus”. Aunque ha despertado “gran expectación, esta terapia estaría justificada solo en pacientes muy refractarios a los tratamientos habituales, que en la actualidad son, con frecuencia, eficaces y seguros”. Por tanto, ha recordado que, a día de hoy, “CAR-T no tiene indicación aprobada para pacientes con lupus”.

Terapias personalizadas

El enfoque personalizado es una de las características más novedosas de la terapia CAR-T. “Se tratan de células T autólogas del propio paciente modificadas con ingeniería genética”, ha incidido Fernández-Fournier. Además, “puede tener un efecto a largo plazo más duradero” comparado con otros tratamientos contra linfocitos B, como el rituximab. “En algunos casos, administrándose una única vez”.

Sin embargo, Íñigo Rúa-Figueroa ha alertado de que esta terapia “suscita preocupación a largo plazo” en un encuentro virtual organizado por la Federación Española de Lupus (Felupus). “La Agencia Española del Medicamento ha llamado la atención sobre el desarrollo de linfomas T en algunos pacientes oncológicos tratados con CAR-T. La frecuencia es baja (estimada en 0,8 por cada 1.000 pacientes tratados), pero se requieren más estudios para poder conocer la magnitud real del problema”. En definitiva, el experto ha resaltado la obligación de “ser cautos y establecer una estricta vigilancia en términos de seguridad”.

Esperanza en el futuro

A pesar de estos desafíos, así como el alto coste de estas terapias, hay grandes perspectivas para las terapias CAR-T. La biotecnología continúa avanzando, desarrollando CAR-T mucho más selectivas, tal y como ha explicado la Sociedad Española de Reumatología (SER) en un comunicado. “Puede llegar a suponer un abordaje revolucionario, aunque se encuentra aún en fases muy iniciales de desarrollo”, según ha insistido Rúa-Figueroa. 

Por su parte, la presidenta de Felupus, Silvia Pérez, ha insistido en el avance positivo de esta terapia. “Confiamos plenamente en la búsqueda científica para mejorar o conseguir la cura final para el lupus entre las distintas líneas de investigación abiertas, consiguiendo de este modo dar una calidad de vida digna a las personas que la padecen y evitar la mortalidad”, ha concluido.


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