Los efectos a largo plazo de una infección sobre el sistema inmunitario han intrigado durante mucho tiempo a John Tsang. Pero desde la aparición de la COVID-19, el catedrático de inmunobiología e ingeniería biomédica de la Universidad de Yale se ha hecho varias preguntas. Por ejemplo, después de que el cuerpo se haya enfrentado a un patógeno: ¿el sistema inmunitario vuelve a ser el mismo? ¿O una sola infección lo modifica de tal manera que altera su respuesta no sólo a un virus conocido, sino también a la siguiente amenaza vírica o bacteriana a la que se enfrente?

Tsang cree que el sistema inmunitario vuelve a la línea de base estable anterior tras una infección vírica. Una teoría que ha probado a raíz de la pandemia. Y según el estudio, publicado en la revista ´Nature´, la respuesta dependería del sexo del individuo.

Un resultado inesperado

El equipo dirigido por Tsang en el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), junto con Rachel Sparks, analizó sistemáticamente las respuestas inmunitarias de personas sanas que habían recibido la vacuna antigripal. A partir de esos datos, compararon luego las respuestas entre quienes nunca habían sido infectados por el SARS-CoV-2 y quienes experimentaron infecciones leves pero se recuperaron.

Para su sorpresa, descubrieron que los sistemas inmunitarios de los hombres que se habían recuperado de casos leves de la COVID-19 respondían de forma más robusta a las vacunas contra la gripe que las mujeres que habían tenido casos leves, o los hombres y mujeres que nunca se habían infectado.

En esencia, el estado inmunitario en los hombres previamente infectados por el SARS-CoV-2 se alteró de forma que cambió la respuesta a una exposición diferente a la de esta enfermedad.

“Esto fue una sorpresa total. Las mujeres suelen montar una respuesta inmune general más fuerte a patógenos y vacunas, pero también son más propensas a sufrir enfermedades autoinmunes”

John Tsang, catedrático de inmunobiología e ingeniería biomédica de la Universidad de Yale

¿Respuesta circunstancial?

Los hallazgos también pueden estar relacionados con una situación que se produjo al principio de la pandemia: los hombres tenían muchas más probabilidades de morir tras contraer el virus por una respuesta inmunitaria desbocada. Los nuevos descubrimientos sugieren que incluso los casos leves de COVID-19 podrían desencadenar respuestas inflamatorias más fuertes en los hombres que en las mujeres, lo que provocaría cambios funcionales más pronunciados en el sistema inmunitario masculino, incluso mucho después de la recuperación.

Este análisis del estado del sistema inmunitario hasta el nivel celular individual reveló que los varones previamente infectados produjeron más anticuerpos contra la gripe y mayores niveles de interferones (que son producidos por las células en respuesta a infecciones o vacunas). Por lo general, las mujeres sanas presentan respuestas más potentes a los interferones que los hombres.

Una catapulta para la investigación de vacunas

Comprender los efectos persistentes de la COVID-19 en el sistema inmunitario es crucial, puesto que hasta ahora se han infectado más de 600 millones de personas en todo el mundo y la aparición de síntomas de “COVID prolongado” en algunas personas sigue siendo una preocupación sanitaria.

“Nuestros hallazgos apuntan a la posibilidad de que cualquier infección o desafío inmunitario pueda modificar el estado inmunitario para establecer nuevos puntos de referencia”, afirma Sparks. “Es probable que el estado inmunitario de un individuo esté moldeado por una multitud de exposiciones y perturbaciones previas”.

Tsang cree que estos hallazgos también pueden ayudar a los científicos a crear mejores vacunas contra diversas amenazas, por ejemplo, imitando cómo la leve COVID-19 cambia el punto de referencia inmunitario masculino.


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