La enfermedad renal crónica (ERC) se ha convertido en un importante problema de salud pública a nivel mundial que no solo afecta a más del 10 por ciento de la población española, sino que se asocia a numerosas complicaciones y comorbilidades.

En concreto, la anemia afecta al 90 por ciento de los pacientes en estadio avanzado y en tratamiento renal sustitutivo (TRS). Se trata de una de las complicaciones más frecuentes y presenta un gran impacto en la calidad de vida y un aumento de la morbimortalidad y de progresión de la ERC.

“Los pacientes en TRS han crecido un 30 por ciento en los últimos años. En concreto, según los últimos registros de 2022, ya son 65.740 personas las que se encuentran en diálisis peritoneal, hemodiálisis o han recibido un trasplante renal”, señala a GM Patricia de Sequera , presidenta de la Sociedad Española de Negrología (S.E.N.), y jefa de Nefrología del Hospital Universitario Infanta Leonor.

De Sequera recuerda que el TRS implica una merma “importantísima” de la calidad de vida de estos pacientes porque “no pueden hacer una vida laboral, familiar y social normal”.

Patricia de Sequera, presidenta de S.E.N.

En este sentido, la anemia se agrava de una forma notable en los pacientes que se encuentran próximos a iniciar el TRS, siendo habitual en el 85-90 por ciento de los pacientes en hemodiálisis, tal y como señalan desde la S.E.N.

La principal causa de esta complicación es la producción inadecuada de la eritropoyetina endógena (EPO) y su debut es prácticamente inherente a la progresión de la ERC.

“En el estadio uno, el paciente presenta una función renal normal. Sin embargo, la capacidad de filtración del riñón en el estadio cinco es menos del 15 por ciento. Por tanto, el 90 por ciento de los afectados va a presentar anemia en fase avanzada porque el riñón pierde la capacidad de filtrar la sangre a la vez que se altera producción de la EPO”, puntualiza.

Al igual que la anemia común, los síntomas principales son la astenia, dificultad de concentración, disnea o apatía.

En pacientes con ERC, la anemia se define como la situación en la que la concentración de hemoglobina (Hb) en sangre se encuentra dos desviaciones estándar por debajo de la concentración media de Hb de la población general, corregida por edad y sexo.

“Los fármacos clásicos son eritropoyetinas recombinantes. Sin embargo, recientemente han llegado los nuevos IPH-HIF que presentan la ventaja de la administración oral y permiten una utilización más eficiente del hierro”

Tratamiento de la anemia asociada a ERC

La anemia asociada a ERC no se puede prevenir. Sin embargo, la respuesta al tratamiento es “tan favorable” que la sola corrección de la anemia ha demostrado que muchos de los síntomas tradicionalmente achacados al estado urémico son en realidad achacables a la anemia y revierten tras su corrección, según informan desde la S.E.N.

Por su parte, al tratamiento estándar de administración de hierro y agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE-EPO) se han unido recientemente los inhibidores de la prolilhidroxilasa del factor inducidle por hipoxia (IPH-HIF).

“Los agentes estimuladores eritropoyesis son un grupo de fármacos que estimulan directa o indirectamente la EPO, hormona que se produce en el riñón en respuesta a los cambios en la oxigenación (hipoxia)”, explica la experta. Estos fármacos están incluidos dentro del grupo de fármacos de dispensación hospitalaria para pacientes externos.

“Los fármacos clásicos son eritropoyetinas recombinantes. Sin embargo, recientemente han llegado los nuevos IPH-HIF que presentan la ventaja de la administración oral y permiten una utilización más eficiente del hierro”, destaca.

Estos fármacos regulan la expresión de genes implicados en la EPO y en el metabolismo del hierro. Por un lado, estimulan la síntesis de EPO a nivel renal y hepático y, por otro, favorecen la absorción y el transporte de hierro bloqueando el efecto de la hepcidina, hormona hepática que regula el metabolismo del hierro.

Según los estudios, los IPH-HIF han mostrado ser eficaces en el aumento de los niveles de hemoglobina, tanto en pacientes dependientes como no dependientes de hemodiálisis. Además, su administración por vía oral podría facilitar la adherencia terapéutica y disminuir el consumo de recursos sanitarios que requiere el tratamiento con AEE.

“Son pacientes muy complejos con una elevada mortalidad. Presentan un riesgo cardiovascular mucho mayor que el resto de la población y su esperanza de vida no tiene nada que ver con el de una persona que no necesite diálisis”

Abordaje de un paciente complejo

Los datos apuntan a que uno de cada siete españoles adultos presenta algún grado ERC cuyas principales condiciones comórbidas son diabetes, cardiopatía isquémica, enfermedad vascular periférica y neoplasias.

“Son pacientes muy complejos con una elevada mortalidad. Presentan un riesgo cardiovascular mucho mayor que el resto de la población y su esperanza de vida no tiene nada que ver con el de una persona que no necesite diálisis”, continúa la especialista.

De la misma forma, uno de cada tres pacientes con DM2 padecen ERC, una condición compleja que genera un gran impacto tanto clínico como psicosocial para el paciente. “Uno de cada cuatro pacientes que necesitan TRS es porque presenta diabetes”, especifica la especialista.

Asimismo, tal y como alerta la presidenta de la S.E.N., la ERC ya se encuentras entre las primeras 10 causas de muerte en España y las previsiones apuntan a que se sitúe entre las cinco primeras en 2040.


También te puede interesar…