Según las estadísticas existentes, uno de cada 7 españoles adultos (un 15 por ciento de la población adulta) presenta algún grado de enfermedad renal crónica (ERC). Por otro lado, un 7,8 por ciento de la población adulta padece diabetes tipo 2 (DM2) diagnosticada.
Lo que a priori pueden parecer cifras y patologías independientes, mantienen relación entre sí; cuando menos, la segunda puede explicar parcialmente la primera. Y es que uno de cada tres pacientes con DM2 padecen ERC, un dato que le convierte en la comorbilidad más prevalente en la DM2. “Alrededor del 55 por ciento de las personas que tienen ERC lo tienen por ser diabéticos”, concreta a GM Beatriz Fernández médico Adjunto en Nefrología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Diaz (FJD), además de confirmar que “los pacientes, al contrario de los médicos que sí tenemos claro este vínculo, desconocen esta asociación y presentan muy poca información al respecto”.
La ERC asociada a DM2 es una condición compleja que genera un gran impacto en los pacientes que la presentan. Tanto el evidente impacto clínico como psicosocial para el paciente, como el añadido impacto económico para él y el sistema. “El paciente con ERC ve aumentado entre dos y nueves veces su riesgo de fallecer por cualquier causa”, alerta esta especialista. Especialmente, por episodios cardiovasculares y de mortalidad cardiovascular.
Por tanto, respecto al abordaje clínico, el diagnóstico precoz y evitar la progresión a ERC terminal o diálisis son los grandes retos en esta patología. Con especial atención a los citados pacientes con diabetes —una patología ya de por sí de alta incidencia y prevalencia en España— y con un condicionante a tener en cuenta: la ERC es muy poco sintomática en sus fases iniciales. “La sintomatología aparece con la patología ya muy avanzada, por eso es especialmente importante conseguir diagnósticos tempranos y precisos”, destaca la nefróloga. “Llegar a diálisis o enfermedad renal en fase terminal disminuye sustancialmente la calidad y la esperanza de vida respecto a la población general, además de presentar un impacto económico muy relevante para el sistema”, confirma.
“A peor filtrado y mayor albuminuria, mayor riesgo de padecer ERC en fase terminal y, por tanto, la morbimortalidad y envejecimiento acelerado asociado que tienen los pacientes renales”
Beatriz Fernández, médico Adjunto en Nefrología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Diaz (FJD)
Así, la detección precoz de la ERC debe considerarse una prioridad sanitaria de primer orden para establecer estrategias de prevención de la progresión a estadios más avanzados de la enfermedad y de sus complicaciones… Y de la citada concienciación de los pacientes sobre la propia enfermedad renal. En este sentido, para el mejor manejo y control, “hay que priorizar la salud renal, de manera especial en los colectivos de pacientes que presentan más riesgo, y que tengan una atención integral”, aboga Fernández.
Para realizar un diagnóstico “preciso” existen dos procedimientos combinados: medir el incremento de albuminuria en la orina y medir el filtrado glomerular estimado. “A peor filtrado y mayor albuminuria, mayor riesgo de padecer ERC en fase terminal y, por tanto, la morbimortalidad y envejecimiento acelerado asociado que tienen los pacientes renales”, recuerda.
Tratamiento
En la última década se ha sucedido una serie de ensayos clínicos multicéntricos que han deparado importantes resultados para el avance terapéutico de la ERC. Hasta entonces, en su tratamiento se empleaban, principalmente, los inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona, aunque “no conseguían por sí solos retrasar el proceso de enfermedad renal” concreta la nefróloga, y su administración junto con otros fármacos empleados para el control del azúcar en el caso de los pacientes con diabetes presentaba riesgo añadido.
Actualmente, han irrumpido nuevas clases farmacológicas para el tratamiento de la ERC, como los inhibidores de la SGLT2 que disminuyen la glucemia —al provocar glucosoria— y los nuevos antagonistas del receptor mineralcorticoide con los que se consigue disminuir la albuminuria y retrasar la enfermedad renal avanzada evitando efectos adversos. “Ha cambiado mucho el espectro de tratamiento. “Las guías clínicas de las sociedades científicas de Nefrología avalan la administración cuanto antes de estas nuevas series de tratamientos”, confirma la especialista.
Un 54 por ciento de los pacientes no conocía nada sobre la ERC antes del diagnóstico
Encuesta a pacientes
La encuesta The realities of living with CKD: People with CKD and T2D speak up —impulsado por la European Kidney Patients Federation con la colaboración de Bayer— ha querido visibilizar las necesidades no cubiertas de los pacientes con ERC asociada aDM2.
El estudio, en el que han participado 500 pacientes de cinco países europeos (España, Reino Unido, Italia, Francia y Alemania) revela que de la mitad de los encuestados (54 por ciento) no conocía nada sobre la ERC antes del diagnóstico. Ahora bien, un 38 por ciento señala que experimentó síntomas durante más de seis meses antes del diagnóstico, lo que demuestra que un elevado número de pacientes permanece sin diagnosticar durante un largo plazo de tiempo.
En el análisis de las respuestas ofrecidas por los pacientes españoles con ERC y DM2, y en lo que respecta al impacto psicosocial y laboral de la patología, la práctica totalidad (97 por ciento) de los pacientes afirma que su vida ha cambiado desde el diagnóstico y el 86 por ciento reconoce que la enfermedad ha tenido un impacto en su vida laboral. También cabe destacar que un 42 por ciento reclama mayor apoyo emocional.