Juan Pablo Ramírez Madrid | viernes, 02 de marzo de 2018 h |

La inmunoterapia ha aportado más supervivencia a largo plazo y una mayor calidad de vida para los pacientes con tumores de cabeza y cuello. El jefe de servicio del Instituto Catalán de Oncología de Badalona, Ricard Mesía, explica los avances logrados estos años, durante el Congreso multidisciplinar de cáncer de cabeza y cuello para médicos adjuntos y residentes, que se celebró en Madrid con la colaboración de Merck. El acto sirvió para realizar un homenaje al jugador de fútbol, Enrique Castro ‘Quini’, que falleció recientemente.

Pregunta. ¿Qué ha aportado la inmunoterapia en los tumores de cabeza y cuello?

Respuesta. La inmunoterapia ha supuesto que los pacientes que antes considerábamos incurables ahora tienen una oportunidad de sobrevivir a largo plazo, más allá de dos años. Hasta ahora la mediana de supervivencia estaba por debajo del año, justo en los 10 ó 12 meses, y ahora conseguimos que un 20 por ciento de esos pacientes supere los dos años de vida en tratamiento con inmumnoterapia, incluso algunos después de suspender el tratamiento. Yo tengo pacientes que han superado los tres años. Por otro lado, la gran diferencia con la quimioterapia es el menor porcentaje de efectos secundarios. La quimioterapia, la radioterapia y la cirugía dejan secuelas a largo plazo. Por lo tanto estamos mejorando la calidad de vida del paciente. Es decir, la inmunoterapia ha aportado dos cosas: ha mejorado la supervivencia y la calidad de vida.

P. En la actualidad la inmunoterapia se administra en segunda línea.

R. Cuando hablamos de segunda línea nos referimos a una enfermedad que no se considera candidata a un tratamiento local y por lo tanto el comité multidisciplinar ha descartado un tratamiento curativo y vamos a hacer un tratamiento paliativo. En cualquier momento del tratamiento paliativo, puede utilizarse la inmunoterapia. Sobre todo la estamos administrando en segunda línea, porque tenemos una primera línea muy buena, aunque sea tóxica. En algunos pacientes, con determinadas características, la podemos dar en primera línea.

P. ¿Qué pacientes pueden beneficiarse de la inmunoterapia en primera línea?

R. Sobre todo los pacientes que tienen una progresión de la enfermedad muy lenta. Si la enfermedad va rápido, la inmunoterapia no tiene tiempo para hacer efecto y entonces preferimos dar quimioterapia para frenar la evolución de la enfermedad y después administraremos la inmunoterapia en segunda línea. Si la enfermedad va lenta y tiene poca carga tumoral, es cuando utilizamos inmunoterapia. También recurrimos a ella en pacientes con determinadas características inmunológicas, como es la expresión del PDL1 positivo, y también los tumores relacionados con virus tienen un porcentaje de respuesta mejor.

P. ¿Por qué responden mejor los tumores relacionados con virus?

R. Probablemente por los mismos antígenos virales, que se expresan en la célula tumoral y eso hace que sean más fáciles de reconocer por el sistema inmune. Probablemente sea esta la causa junto a su perfil más inflamatorio.

P. En la jornada se plantea el debate de si debemos utilizar la inmunoterapia en todos los pacientes desde el principio.

R. Esa es la controversia. Un 20 por ciento se benefician seguro, un 60 por ciento mejora su calidad de vida pero no sobreviven a largo plazo y otro 20 por ciento podrían empeorar. El gran debate es encontrar ese 20 por ciento que no se beneficia. Es importante seleccionar a los pacientes para no perjudicarles.

P. ¿Existe alguna expresión genética que pueda servir para pronosticar que un paciente no va a responder?

R. Ahora está en investigación, hay diferentes formas genéticas que estamos explorando, pero parece que aquellas que nos informan de la inflamación tumoral son las que mejor discriminan quién va a responder y quién no.

P. ¿Hacia dónde se está encaminando la investigación?

R. La investigación siempre va de los enfermos incurables hacia los curables. Está trasladando la inmunoterapa en asociación con quimioterapia, con radioterapa o también con anticuerpos monoclonales como cituximab a la enfermedad irresecable como la resecable y dentro de poco, en la localizada. La idea es poder curar con menos efectos secundarios. Estamos consiguiendo curar a un 50 por ciento de los pacientes, pero de este porcentaje la mitad tienen secuelas a largo plazo.

P. Este 20 por ciento que no responde a inmunoterapia, ¿qué alternativas tiene?

R. La alternativa es la mismo que teníamos, la asociación de quimioterapia y cituximab.

P. ¿Qué problemas encuentra el especialista a la hora de diagnosticar estos tumores?

R. El gran problema es que mucha gente espera demasiado tiempo para ir al médico. Cuando los tumores se diagnostican se encuentran muy avanzados. Otro problema es que no tenemos bien formados a nuestros médicos de cabecera. No es una crítica, es un problema de las facultades de medicina. Deberíamos poder formarles para que pudieran hacer diagnósticos con endoscopios que son fáciles de utilizar y en un mes los tendríamos formados. Se está haciendo en países asiáticos pero no en Europa.

LAS FRASES

Si la enfermedad va lenta y tiene poca carga tumoral, utilizamos inmunoterapia”

El gran problema es que mucha gente espera demasiado tiempo para ir al médico”

La inmunoterapia ha supuesto que los pacientes incurables tengan una oportunidad a largo plazo”