La inteligencia artificial (IA) está transformando significativamente el campo de la oncología. Su aplicación está mejorando las herramientas para detectar y diagnosticar tumores, así como facilitando el desarrollo de tratamientos más efectivos y menos invasivos. Sin embargo, para aprovechar plenamente el potencial de esta tecnología emergente, es crucial incorporar y capacitar a más investigadores especializados en IA.

En este sentido, los 4,6 millones de euros otorgados al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) por el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, a través de Red.es, se destinarán al programa de atracción y retención del talento en el marco del Plan Nacional de Competencias Digitales. Se trata de un programa financiado con fondos NextGeneration EU de la Unión Europea, una iniciativa que forma parte de los esfuerzos de atracción y retención de talento del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).

En los últimos años, el CNIO ha fortalecido sus capacidades en biología computacional e implementado enfoques derivados de la inteligencia artificial no solo en análisis genómico y de big data, sino también en análisis de imágenes, predicción de estructuras de proteínas y descubrimiento de fármacos antitumorales. La nueva financiación permitirá la creación de 14 nuevos puestos para personal investigador. Estas incorporaciones fortalecerán las estrategias en inteligencia artificial de varios grupos del CNIO y facilitarán el establecimiento de una nueva unidad especializada en esta tecnología.

Además, se integrarán dos investigadores jóvenes para establecer sus grupos en el CNIO. Estos nuevos especialistas actuarán como impulsores para la formación en inteligencia artificial de más investigadores, lo que transformará significativamente la forma en que se lleva a cabo la investigación en el CNIO.

Proteínas diseñadas con IA para desarrollar nuevas terapias

María Blasco, directora científica del CNIO, destaca que la inteligencia artificial es crucial para mejorar la eficiencia en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Según ella, las prioridades científicas del CNIO han evolucionado constantemente junto con los cambios en paradigmas científicos y tecnológicos emergentes, siendo la inteligencia artificial uno de estos nuevos paradigmas. Así, Óscar Llorca, director del programa de Biología Estructural del CNIO, subraya que la inteligencia artificial está provocando una revolución en la oncología al redefinir los paradigmas actuales en la detección y diagnóstico del cáncer, así como transformar radicalmente la investigación sobre los mecanismos causantes del cáncer y las resistencias a los tratamientos.

Llorca también menciona que la inteligencia artificial está permitiendo el diseño de proteínas artificiales, las cuales no existían previamente en la naturaleza, y que pueden ser utilizadas en el desarrollo de nuevas terapias para interferir con máquinas celulares específicas. Respecto al diseño y desarrollo de fármacos la IA puede analizar grandes conjuntos de datos de pacientes con cáncer para identificar biomarcadores y mutaciones genéticas que pueden ser utilizados para desarrollar tratamientos personalizados y más efectivos y, además, puede acelerar el proceso de descubrimiento de nuevos fármacos para el cáncer, identificando nuevos compuestos y dianas terapéuticas.

Más allá de esto, la IA está suponiendo una revolución en diferentes campos, como en la detección y diagnóstico. Los algoritmos de IA pueden analizar imágenes de resonancia magnética, tomografías computarizadas y biopsias, lo que permite detectar tumores más pequeños y con mayor precocidad. Además, puede ayudar a los médicos a interpretar resultados de pruebas diagnósticas identificando patrones y características que podrían indicar la presencia de cáncer. Por otro lado, respecto a la mejora en la atención del paciente la IA puede predecir cómo es probable que un paciente responda a un tratamiento específico, lo que permite a los médicos seleccionar el tratamiento más adecuado para cada caso. Así, puede ayudar a los médicos a predecir y manejar los efectos secundarios del tratamiento del cáncer, mejorando la calidad de vida de los pacientes.


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