El carcinoma de células renales (CCR) es el más frecuente de los cánceres renales en adultos, ya que supone aproximadamente el 90 por ciento de las neoplasias de riñón. Se trata de un tipo de tumor que aparece de forma esporádica en la mayor parte de las ocasiones y aproximadamente se detectan 7.000 casos cada año. Tanto es así que la incidencia del cáncer renal ha aumentado progresivamente en las últimas tres décadas en España y en el resto del mundo occidental, a razón de un 3 por ciento anual. De hecho, en territorio nacional se sitúa como el décimo cáncer más prevalente, según el Informe Anual de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

De cara a su abordaje, un diagnóstico precoz resulta fundamental, pues “las posibilidades de supervivencia se elevan para más del 70 por ciento de los casos”. Así lo destaca Juan Carlos Julián, director general de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER), con motivo del Día Mundial del Cáncer Renal, que se celebra el 17 de junio.

Aun así, aproximadamente un 25-30 por ciento de los pacientes presentan enfermedad metastásica en el momento de su detección, ya que se trata de una dolencia asintomática en etapas temprana. No obstante, tal y como apunta Julián, “poco a poco tenemos avances muy interesantes que van en buena línea”. En este sentido, la inmunoterapia y las terapias dirigidas han surgido como una opción terapéutica que mejora los resultados de tratamientos habituales, como la quimioterapia o la radioterapia.

Y es que, si bien cuando el cáncer está encapsulado o localizado la cirugía se convierte en la opción terapéutica tradicional, en estadios más avanzados de la enfermedad el abordaje es más complejo. Sin embargo, la principal barrera al acceso de esta clase innovaciones es la demora en la llegada de los avances a la cartera de servicios. “El acceso a la innovación es claramente uno de los hándicaps” indica el director general de ALCER.

En el contexto COVID-19 esta coyuntura temporal se ha resentido, ralentizándose aún más. “Hay pacientes que no pueden esperar a que la situación de pandemia mejore. Ahora ya estamos en una situación en la que vemos que se empieza a controlar con la vacunación; ahora hay que atender a patologías que son urgentes también”, demanda.

Apoyo emocional, un pilar clave

Del diagnóstico de la enfermedad, un tema siempre fundamental en cáncer renal, surge un aspecto fundamental que también es necesario abordar adecuadamente: la dimensión emocional. Esto es, “cómo la persona afronta esta situación de cáncer y cómo evoluciona a lo largo del tiempo para poder estar en las mejores condiciones para un tratamiento que es duro”, según Julián.

Sin embargo, en opinión del director general de ALCER, no existe suficiente respaldo de parte de las administraciones a este respecto. “Realmente el tratamiento del área psicosocial es bastante deficitario e insuficiente en nuestro sistema sociosanitario. Un acceso a un especialista de la psicología, a un especialista de trabajo especializado en este campo, no es lo más sencillo y habitual”.

“El tratamiento del área psicosocial es bastante deficitario e insuficiente en nuestro sistema sociosanitario”

Juan Carlos Julián, director general de ALCER

En este sentido añade que “sí que hay psicólogos y trabajadores sociales en los hospitales, pero hay un déficit importante de estos profesionales, lo que hace que entidades como las nuestras tengan que suplir esa carencia con proyectos y programas”.

Además, este área también ha sufrido las consecuencias de la COVID-19. “Si una persona tiene un impacto emocional por el diagnóstico de un cáncer y es muy grande, el hecho de que esté solo, el aislamiento que hemos sufrido, lo que hace es agravar esta situación o cronificarla”.

Abordaje interdisciplinar: una necesidad

Como reto y desafío muy importante para Julián, queda pendiente estrechar el vínculo de entre profesionales de oncología, urología y profesionales de la atención psicosocial que para mejorar la atención a los pacientes con cáncer de riñón. Una colaboración multidisciplinar-interdisciplinar reportaría así un claro beneficio a las personas que sufren la enfermedad.

“El hecho de que los profesionales clínicos tomen conciencia y pongan en interés que una persona a la que atienden puede tener problemas emocionales en la adaptación y afrontamiento a su tratamiento ya es una ayuda importante para que esa persona mejore su calidad de vida” culmina.


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