La ‘marea’ de péllets de plástico que ha asolado Galicia ha dado mucho que hablar durante las últimas semanas. En esta conversación surge una pregunta: ¿tienen un impacto negativo sobre la salud humana? Gaceta Médica se ha puesto en contacto con la investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ethel Eljarrat, para profundizar sobre este tema.

“Evidentemente son compuestos que presentan cierta toxicidad, pero no es una toxicidad aguda y que vayamos a ver los efectos de inmediato, sino que son toxicidades que son más a medio y largo plazo y de exposiciones continuadas en el tiempo”, asegura Eljarrat. A pesar de que alega que “si lo tocas no te pasa nada”, insiste en que, si la contaminación del pescado que luego se consume es de manera continuada y en proporciones elevadas, podría llegar a provocar daños.

Impacto en la salud humana

Profundizando en las consecuencias sobre la salud humana, la investigadora hace alusión a la propia composición del péllet. Como cualquier material plástico, está formado por un polímero, en este caso polietileno. No obstante, a este hay que añadirle ciertos aditivos químicos que, a día de hoy, se sabe que pueden causar problemas de salud en humanos. “Dependiendo del aditivo químico, de la toxicidad del compuesto y del grado de exposición, algunos pueden provocar disrupción endocrina, cambios en nuestro metabolismo, neurotoxicidad e, incluso, hay algunos que están catalogados como posibles cancerígenos”, sostiene.

“Hay algunos aditivos químicos que están catalogados como posibles cancerígenos”

Ethel Eljarrat, investigadora del IDAEA-CSIC.

A día de hoy, Eljarrat alega que existen más de 10.000 compuestos que se aplican a los materiales plásticos, de ellos más de 2.000 estarían dentro del objetivo de ser estudiados y ser valorada su toxicidad. “El caso más claro y más conocido es el del bisfenol, utilizado, por ejemplo, para el recubrimiento de latas de conserva”, destaca.

Más de 20 químicos diferentes

Para la investigadora del IDAEA-CSIC es indispensable que se elaboren más informes para tener una caracterización completa de la constitución de estos plásticos, dado que hasta hace relativamente poco tan solo se conocía que los componentes mayoritarios eran el polietileno y el filtro solar, fruto de un análisis “de urgencia” realizado en base a las fichas técnicas y de seguridad facilitadas. “Puede haber presentes otros compuestos minoritarios que, aunque el porcentaje sea de menos del uno por ciento, sean más tóxicos que cantidades más grandes de otros. Y por eso no hay que menospreciarlo”, recalca.

Según un informe elaborado por el grupo de investigación de Química Analítica Aplicada de la Universidade da Coruña, la composición de estas partículas cuenta con una serie de aditivos químicos adicionales, no mencionados en el análisis encargado por la Xunta a una empresa privada. Entre ellas, a parte del ya mencionado polietileno, se ha sacado a la luz la presencia mayoritaria de Tinuvin (UV622), un estabilizante de luz ultravioleta.

Fuente: grupo de investigación de Química Analítica Aplicada de la Universidade da Coruña.

La Agencia Europea de Sustancias Químicas lo califica como una sustancia con toxicidad crónica (es decir, sólo sería tóxica en una exposición prolongada) e irritante para los ojos. Entre otros de los componentes se establecen más fotoestabilizadores de base amina y otros compuestos empleados como aditivos químicos en la industria del plástico.  

“Los aditivos químicos se acumulan en los tejidos del pescado que consumimos”

Ethel Eljarrat, investigadora del IDAEA-CSIC.

Motivo de ello, la investigadora hace hincapié en la importancia de que se evalúe la presencia de estos aditivos en el pescado que consumimos. A pesar de que, si el animal deglute el péllet este se quedaría en el interior de su estómago y los humanos no ingerimos el órgano, Eljarrat asegura que los aditivos químicos se acumulan en sus tejidos. “Al comer el músculo del pescado, allí están los aditivos químicos”, recalca. Además, indica que, en el caso de bivalvos como el mejillón o el erizo, sí que estaríamos ingiriendo todo. No obstante, según el ministro de Agricultura, Pesca de Alimentación, Luis Planas, el vertido de péllets de plástico en las costas de Galicia no está generando problemas para el consumo humano. “No existe ninguna noticia ni información de problemas vinculados a esta situación que deriven en problemas para el consumo de pescado o de marisco de Galicia”, insiste.

Eljarrat incide en que, desde el mundo científico, siempre recalcan que hay que prestar atención a todo lo que consumimos en general. “Muchas veces lo que ingerimos no viene contaminado del medioambiente, pero se contamina durante el proceso de fabricación del alimento, el embalaje o el calentamiento y el cocinado del alimento”, señala.

250.000 nanoplásticos por litro de agua embotellada

Investigadores de la Universidad de Columbia han publicado recientemente en la revista PNAS un análisis sobre la presencia de nanoplásticos en el agua embotellada. Así, detectaron que, de media, en cada litro se podía encontrar alrededor de un cuarto de millón de estos trozos microscópicos de plástico. Eljarrat sostiene que, aunque “es evidente que si ahora tenemos un vertido de pellets se va a incrementar el número de microplásticos, hay que relativizar todo teniendo en cuenta que cuando bebes agua de una botella, ya los estás ingiriendo”. Además, incide en que, pese a lo que se puede creer, en el agua del grifo también se produce está “contaminación”. “El problema es que los conductos que hay desde la estación potabilizadora de agua hasta nuestras casas son tuberías de PVC de plástico. Con lo cual, durante todo el trayecto, también se van arrastrando estos microplásticos”, relata.

“El problema reside en la suma de exposiciones sucesivas a microfibras y microplásticos”

Ethel Eljarrat, investigadora del IDAEA-CSIC.

Al respecto, hace alusión a que estamos respirando todo el día microfibras y microplásticos que también contienen estos aditivos tóxicos. “El problema es la exposición que tenemos a través de la suma de todas las diferentes vías de exposición”, afirma. Además, añade que, “aunque si se evalúa la exposición solo de comer pescado no va a considerarse un riesgo, el problema reside en la suma de exposiciones sucesivas, que sí que pueden llegar a suponer un problema para la salud”. Por eso, hace hincapié en que es crucial que las autoridades minimicen las posibles fuentes de contaminación por plásticos, para que el ser humano esté expuesto a dosis lo más pequeñas posibles, es decir, que sean tan bajas que no produzcan un efecto dañino en la salud.

Los péllets llegan a Bruselas

Desde la Comisión Europea también se han pronunciado al respecto de esta problemática. El propio comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, ha hablado sobre el vertido de péllets en la costa gallega: “estamos ansiosos por discutir cómo podemos ayudar mejor. Las normas de la Unión Europea sobre pérdidas de pellets y la acción internacional son clave para luchar contra la contaminación plástica en el futuro”.

De hecho, meses atrás la propia Comisión declaró en un comunicado que “una vez en el medio ambiente, estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y no pueden eliminarse. Se acumulan en animales, incluidos los peces y los moluscos, y, por consiguiente, también son consumidos por los seres humanos en los alimentos”. Además, añadieron que “su liberación continua contribuye a la contaminación permanente de nuestros ecosistemas y cadenas alimentarias. La exposición a microplásticos en estudios de laboratorio se ha vinculado a una serie de efectos negativos (eco) tóxicos y físicos en los organismos vivos. También es probable que los microplásticos sean tóxicos para los seres humanos”.

Con respecto a la concienciación sobre el impacto que tienen estos microplásticos sobre la salud humana, la investigadora del CSIC sostiene que con la llegada de la pandemia se ha dado un paso atrás. “Evidentemente, con una emergencia sanitaria como la que hubo, se primó el problema de salud sobre el impacto ambiental de la misma”, confirma. Además, añade que casos como este vertido ayudan a retomar esa conciencia. No obstante, reivindica que este problema no se puede solucionar solo con concienciación, hay que establecer medidas legales. “Muchas veces se establecen legislaciones, pero luego no existe ningún tipo de control para verificar que se está cumpliendo la ley. La ciudadanía está concienciada, quizás habría que concienciar más a todo lo que es la empresa y la industria”, concluye Eljarrat.


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