Conscientes de que estamos en una situación de emergencia sanitaria que está transformando por completo el modelo social, para el jefe del Servicio de Hemato-Oncología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz, Antonio Pérez Martínez, “es necesario que no perdamos el norte y no nos tape los ojos”. El experto hace referencia a la desatención de enfermedades prevalentes y graves como es el cáncer. Más concretamente, el cáncer infantil.

Sin perder de vista la realidad asistencial que atraviesa el mundo entero está convencido de que es necesario añadir a la lista de prioridades determinadas patologías y determinados grupos de riesgo, como son los más pequeños.

Pérez Martínez analiza con GM los tres grandes escenarios que actualmente forman parte de su día a día en el hospital. El primero de ellos: los pacientes que padecen Covid-19. En su mayoría, asegura, evolucionan bien. “Estamos aprendiendo a manejarlos”. En total, el hospital ha tenido poco más de una decena de casos y, en general, su abordaje ha transcurrido sin problema.

El segundo escenario al que alude Pérez Martínez pone sobre la mesa un problema que a la larga puede tener consecuencias. La presión social y el miedo colectivo están provocando que las revisiones de los pacientes hayan disminuido y solo acudan a consulta y controles aquellos pacientes con tratamiento activo. Aunque en el hospital, asegura, están tratando de mantener la actividad asistencial, la prudencia actual hace que los niños que van a revisión una o dos veces al año o bien pospongan la consulta o que se haga de manera telefónica. El problema está en los pacientes que deben someterse a pruebas. “A pesar de que tratamos de mantenerlas, las familias tratan de retrasarlas por miedo a que puedan coger el Covid-19 en el hospital”.

En la actualidad, las sociedades científicas de oncología aunque piden prudencia, aseguran que no hay motivos para posponer o anular las pruebas en el momento que deban realizarse. “El hospital, en este aspecto, nos ha protegido”, explica. A pesar de que La Paz está volcada en el Covid-19 y ha eliminado pruebas complementarias a otro tipo de pacientes, a los  pacientes de estos servicios les han mantenido estos procedimientos.

En este sentido, Pérez Martínez está convencido de que la labor informativa es imprescindible. “Debemos informar de que no hay que tener miedo y que hay pruebas que no pueden demorarse. Se tienen que hacer en tiempo y forma”, afirma.

El tercer escenario, para este experto, son las urgencias. Antes, los niños acudían a las mismas por motivos menores, y ahora tardan más. “Por ejemplo, los últimos casos de leucemia que hemos tenido han sido niños que están muy avanzados, que llegaban con síntomas de leucemia en casa mucho tiempo”. El problema, lamenta, es que los padres no se atreven  a consultar por el miedo a venir. “Están haciendo consultas en el centro de salud mediante WhatsAap, mandando fotos exantemas de petequias…Y ya solo cuando el niño tenía un estado muy avanzado de enfermedad es cuando acuden a urgencias”. Además, el oncohematólogo asegura que han detectado casos de leucemia hiperleucocitosis en lactantes. “Algo que no veíamos desde hacía tiempo”.

Para Pérez Martínez es una situación que hay que tratar de normalizar. En su mayoría, los mensajes sociales sobre el confinamiento aluden a la población general, “para la inmensa mayoría”. Pero no hay que olvidar, explica, a la minoría de la minoría. Es decir, “los niños con cáncer que o bien están escondidos, en el sentido de que son enfermedades no diagnosticadas pero que ocurren todos los días, o que están en tratamiento”. Este tipo de mensajes son importantes, en su opinión, por parte de los especialistas. “Estos pacientes tienen que venir a la consulta porque es mucho peor el remedio que la enfermedad”, lamenta.

¿Cómo están funcionando las unidades?

El oncohematólogo explica que el esfuerzo que realizan estas unidades es doble. Por un lado, deben mantener la actividad asistencial con el mensaje de “no bajar la guardia”. El experto remarca que no hay ningún motivo científico para que una enfermedad urgente se demore, sobre todo en lo que respecta al tratamiento de los niños con cáncer. Si bien, en este caso, los profesionales han diezmado su actividad. “Por un lado porque muchos están apoyando a los pacientes con Covid-19 adultos”. Por otro lado, porque en su caso, su plantilla se ha visto reducida a la mitad por Covid-19 positivo. Aún así, siguen atendiendo a los pacientes hospitalizados y en la consulta. Eso sí, con la mitad de profesionales.

“Sin investigación no hay cura”

“¿Cómo podemos ayudar a los pacientes con Covid-19 desde nuestro conocimiento?” El experto explica que cuentan con gran experiencia en dos estrategias: con fármacos y con células. Los expertos han visto cómo las células de los donantes inmunocompetentes podían ayudar como lo hacen en los pacientes con cáncer, a pacientes con Covid-19. “En nuestra práctica clínica habitual tenemos a niños con infecciones virales que no responden a tratamiento farmacológico. Así, los curamos con linfocitos de donantes sanos que son inmunocompetentes. Este concepto nos ha permitido generar un proyecto de investigación y un ensayo clínico donde se utilizan los linfocitos ‘anticovid’ de los donantes que se han recuperado del virus, y se utilizan con los pacientes que padecen Covid-19”. En este sentido, apunta, han trasladado un concepto de niños con cáncer e infección viral a adultos con infección activa en ese momento. 

Algunas trabas…

A pesar de la importancia de la investigación, Pérez Martínez indica que tienen algunas limitaciones, desde el punto de vista burocrático. El experto alude a la desinformación actual por parte de los organismos reguladores en materia de investigación. El miedo actual hace que no se esté permitiendo a los institutos de investigación trabajar con sangre de pacientes infectados por miedo a la transmisión. “La sangre es el líquido biológico de los enfermos con Covid-19 más seguro”. El experto apunta a que se está equiparando este virus con el VIH o el VHC. “Esto es un error”.  Actualmente, solo permiten trabajar con sangre de estos pacientes en laboratorios de bioseguridad grado 3, algo que, remarca, “en Covid-19 es innecesario”. En su opinión, en este caso, prevalece el miedo o la histeria frente a la ciencia.

El oncohematólogo asegura que actualmente siguen trasplantando y haciendo procedimientos como las CAR-T. “Hay enfermedades graves que no se pueden desatender. Afortunadamente tengo el apoyo de mi hospital, que me está dando posibilidades”, asegura.

Con todo, trabajar, ahora, con las familias para ir perdiendo el miedo a las consultas en este tipo de patologías es uno de los retos de presente y futuro. Estamos ante dos enfermedades: el Covid-19 y el cáncer infantil que, como asegura este experto, afectan a las dos poblaciones vulnerables extremas –ancianos y niños-. “No podemos dejar de lado a la otra enfermedad silente que se lleva por delante al otro extremo de la población”, acota Pérez Martínez.


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