En España se diagnostican 6.590 casos de cáncer de hígado al año, suponiendo el 2,3 por ciento de todos los tumores y el sexto en orden de frecuencia. Se trata de un tumor desconocido, con una alta letalidad y “tremendamente” prevenible. Así lo resalta Bruno Sangro, director de la Unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra, catedrático de Medicina. y miembro de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) con motivo de la campaña de Concienciación del Cáncer de Hígado que se celebra en el mes de octubre.
Factores de riesgo
Dentro de los tumores primarios del hígado, el hepatocarcinoma es el más frecuente (80-90 por ciento de los casos), seguido del colangiocarcinoma. Se estima que entre el 60 y el 90 por ciento de los hepatocarcinomas están asociados a cirrosis, cuya causa de origen no vírico principal es el abuso en el consumo de alcohol.
“El cáncer de hígado tiene la peculiaridad de que, en la gran inmensa mayoría de los casos, aparece en pacientes que tiene una enfermedad crónica del hígado. Si lo comparamos con el cáncer de mama, una mujer desarrolla este tumor sin tener problema previo en la mama. En cambio, el cáncer de hígado suele tener una enfermedad subyacente que suele ser silenciosa”, explica Sangro.
El perfil de paciente más habitual es el de una persona con cirrosis diagnosticada o sin diagnosticar que puede ser causada por virus de la hepatitis B (VHB) o de la hepatitis C (VHC) o por el abuso crónico de alcohol. “Suelen ser pacientes varones por encima de los 70 años”, puntualiza el experto.
El incremento de la prevalencia de la obesidad y la diabetes en los últimos años ha dado pie al aumento en la incidencia de enfermedad por hígado graso no asociada al alcohol así como a la esteatohepatitis no alcohólica que pueden conducir a cirrosos y, eventualmente, al desarrollo de hepatocarcinoma.
“Es un tumor inmensamente prevenible porque las causas más frecuentes de la cirrosis, como la hepatitis o abuso del alcohol se pueden evitar”
Bruno Sangro, director de la Unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra
“Aunque la diabetes y la obesidad son un factor de riesgo con poca influencia, este riesgo aumenta si un paciente con diabetes es diagnosticado de cirrosis. Es decir, si en el contexto del síndrome metabólico hay enfermedad hepática asociada a grasa, el riesgo de cáncer hepático también aumenta”, subraya.
Sin embargo, las causas de este tumor lo hacen a su vez un cáncer que se puede prevenir. “Es un tumor inmensamente prevenible porque las causas más frecuentes de la cirrosis, como el virus de la hepatitis, se pueden evitar con las campañas de vacunación, así como con la disminución del consumo crónico y elevado del alcohol”, continúa Sangro, “Por último, es evitable en la medida en la que se pueda evitar la epidemia del síndrome metabólico ligado al estilo de vida occidental”, completa.
Síntomas y pronóstico
El cáncer de hígado se puede detectar de forma silenciosa cuando el paciente acude a su revisión por enfermedad hepática, pero también puede presentar síntomas que pongan en alerta a su especialista. “Los síntomas son los de un hígado que empieza a no funcionar bien y puede provocar fatiga, dolor en la zona abdominal o los síntomas causados por una cirrosis que se ha descompensado”, puntualiza.
El cáncer de hígado supone el 4,5 por ciento de las muertes por cáncer. “El pronóstico de este tumor es, sencillamente, malo. Y la curación se consigue pocas veces, sino se hace la prevención adecuada. ¿Por qué ocurre eso? Porque el hígado es un órgano que da pocos síntomas y lo más frecuente es que no se detecte de una forma incidental o buscada en un paciente asintomático y hay que esperarse a la manifestación de los síntomas”, explica el hepatólogo, quien incide en que es eso ocurre cuando la enfermedad es ya muy voluminosa o se ha extendido a otros órganos.
La AEEH trabaja en trasladar al público general la concienciación de que este cáncer existe y de que es prevenible
El trabajo de concienciación
La menor incidencia en comparación con otros tumores exige un mayor esfuerzo de investigación. “No hay suficiente concienciación porque no es un tumor frecuente. En España en concreto, por suerte, la incidencia no es tan alta y lo hace todavía más desconocido”, expone Sangra.
La segunda razón, según describe el experto, es que es un tumor ‘mal visto’, en la misma medida que las enfermedades crónicas del hígado están estigmatizadas. “Por ejemplo, existe una creencia muy extendida de que la cirrosis se produce por malos hábitos, llevar una mala vida, beber mucho… y el cáncer de hígado también. Por tanto, es una enfermedad que se oculta. Hay una estigmatización del paciente con cáncer de hígado si lo comparamos con otros tumores”, insiste el especialista.
Desde la AEEH trabajan desde hace años en revertir esa situación de estigmatización. “La AEEH también trabaja en trasladar al público general la concienciación de que este cáncer existe y de que es prevenible. Además de llevar un estilo de vida favorable y tratar las causas de cirrosis que llevan al cáncer, es muy importante identificar a aquellos pacientes que tienen enfermedades crónicas del hígado para que sean sometidos a cribados periódicos”, concluye el experto.