La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) propone campañas más agresivas y una asignatura sobre hábitos saludables en los colegios como medidas para reducir el riesgo de desarrollar cáncer en el futuro. Como ya se ha evidenciado en numerosos estudios, muchos de los cánceres están relacionados con factores de riesgo evitables, como el sedentarismo, la obesidad, el consumo de tabaco y alcohol, así como una dieta rica en grasas de origen animal. La incidencia de estos cánceres podría reducirse entre un 30 y un 40 por ciento si se lograran ciertos cambios en los hábitos de vida de los españoles, según datos de SEOM.

“El más importante de todos es el hábito tabáquico, ya que tiene un mayor impacto en el cáncer en general. Evitar el alcohol, realizar ejercicio físico, cuidar la dieta y protegerse de la exposición solar son los parámetros básicos más fáciles de intentar instaurar en la población general”, explica a GM Josefina Cruz, coordinadora de la Sección SEOM de Prevención y Diagnóstico Precoz y especialista en el Hospital Universitario de Canarias (Tenerife).

El tabaco causa el 90 por ciento de los casos de cáncer de pulmón y cerca del 20 por ciento de los tumores están relacionados con el tabaquismo. Sin embargo, la tendencia sigue en aumento, según señala la oncóloga.

“Es fundamental impulsar de forma categórica la abstención del tabaco, al mismo tiempo que desvirtualizar los nuevos modelos de fumar que introducen carcinógenos ausentes en el tabaco convencional”

Josefina Cruz, coordinadora de la Sección SEOM de Prevención y Diagnóstico Precoz

“El vapeo y los cigarrillos electrónicos están provocando un aumento del hábito tabáquico en la población juvenil, ya que le están ‘restando’ importancia. Además, no se le está prestando suficiente atención a la comida saludable y al ejercicio”, continúa la especialista. “Es fundamental impulsar de forma categórica la abstención del tabaco, al mismo tiempo que desvirtualizar los nuevos modelos de fumar que introducen carcinógenos ausentes en el tabaco convencional”, añade.

Los estudios epidemiológicos están demostrando que la incidencia del cáncer de mama y pulmón está aumentando significativamente en Estados Unidos (EE. UU.) y Europa. Según la oncóloga, aunque la población en general está al tanto de los riesgos asociados al tabaquismo, el modelo de vida actual presenta dificultades para mantener hábitos saludables de manera constante.

En este sentido, Cruz puntualiza que se deberían utilizar más campañas de comunicación. “Se necesitan campañas más agresivas como las de la Dirección General de Tráfico (DGT), que han tenido un impacto en la disminución de los accidentes de tráfico en los últimos años. Si no se refuerza la comunicación, probablemente seguiremos con la misma tendencia en la población. No nos podemos acordar de la enfermedad solo en el Día Mundial del Cáncer”, resalta.

Asimismo, en un momento en el que la tendencia global apunta hacia un aumento significativo de casos de cáncer, con proyecciones que sugieren un posible incremento de 20 a 40 millones para el año 2040, Cruz destaca también la importancia de diagnosticar precozmente el cáncer, especialmente en la población joven, incluyendo cánceres como el de colon y el de mama. “Aunque el arsenal terapéutico haya aumentado y curemos a más pacientes, es mucho mejor evitar desarrollar la enfermedad”, subraya.

“Es una buena oportunidad para sensibilizar a los niños desde una edad temprana, como es en la educación primaria, e interiorizar hábitos más fácilmente que en la adolescencia”

Un tercio de la mortalidad por cáncer se evitaría con la modificación de los hábitos poco saludables mencionados, con la implementación de ejercicio físico regular y la participación en las campañas de cribado. Para ello, desde SEOM también insisten en comenzar a concienciar desde edades muy tempranas, incluso con una asignatura sobre hábitos saludables en la escuela.

“Es una buena oportunidad para sensibilizar a los niños desde una edad temprana, como es en la educación primaria, e interiorizar hábitos más fácilmente que en la adolescencia”, enfatiza.

Prevención secundaria y terciaria

En cuanto a la prevención secundaria, el diagnóstico temprano, la captación oportuna y el tratamiento adecuado son esenciales para el control de la enfermedad.

“Uno de los programas de cribado más importantes es el de mama, el cual está implementado casi universalmente en todas las comunidades autónomas (CC. AA) con una mamografía cada dos años a partir de los 50 años. En la actualidad, la comunidad europea está recomendando adelantar este cribado a los 45 años, siguiendo el ejemplo de programas establecidos en EE. UU. y Australia que comienzan incluso a los 40 años”, explica la oncóloga.

Por su parte, el screening de cáncer de colon consiste en la búsqueda de sangre oculta en heces en hombres y mujeres de edades comprendidas entre 50 y 69 años. Sin embargo, la especialista denuncia las dificultades para llevar a cabo colonoscopias de forma precoz en algunas CC. AA. tras un hallazgo positivo.

Además, recuerda, que en la población de fumadores de alto riesgo, no se realiza de forma rutinaria un escáner periódico, una práctica establecida en otros países como EE. UU.

“Tenemos que concienciar sobre la importancia de administrar la vacuna contra el VPH a todos los adolescentes. Aparte del cáncer de cuello cervical, disminuye otros tipos de tumores como el cáncer anal o el cáncer de la vía oral”

Por su parte, un 20 por ciento de todos los tumores mundiales son causados por bacterias, virus y otros agentes infecciosos. Entre las infecciones más importantes relacionadas con el cáncer se encuentran las producidas por el virus del papiloma humano (VPH).

“Tenemos que concienciar sobre la importancia de administrar la vacuna contra el VPH a todos los adolescentes. Aparte del cáncer de cuello cervical, disminuye otros tipos de tumores como el cáncer anal o el cáncer de la vía oral”, continúa Cruz. “Hay que insistir en que los padres no tengan miedo de vacunar a sus hijos, como ocurrió con la inmunización contra la COVID-19”.

Asimismo, la especialista señala que ya hay evidencia de que la erradicación de la infección por Helicobacter pylori disminuye el riesgo de cáncer gástrico en el futuro.

Finalmente, las acciones de prevención terciaria están enfocadas en la recuperación de la enfermedad, la rehabilitación física, psicológica y social, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y acelerar su reinserción.

“Son todos aquellos hábitos para evitar recidivas o, en caso de enfermedad crónica, ayudar a que el tratamiento sea más efectivo y mejore la calidad de vida: evitar hábitos tóxicos, cuidar la alimentación, hacer ejercicio… Nunca es tarde para llevar a cabo hábitos de vida saludable para tratar la enfermedad”, concluye.


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