Salud Mental/ El 3rd European Brain Policy Forum se centró en analizar esta enfermedad

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Los últimos estudios con neuroimagen evidencian cambios morfológicos cerebrales como la reducción del volumen de la sustancia gris frontal y la dilatación de los ventrículos laterales y del tercer ventrículo como producto de la enfermedad
| 2010-02-26T16:39:00+01:00 h |

E. Sainz Corada

Madrid

Gracias a la neuroimagen se ha podido conocer mejor el funcionamiento del cerebro y encontrar alteraciones características de la esquizofrenia y comprobar que más de la mitad de las personas con esta enfermedad presenta algún tipo de alteración cerebral estructural o funcional.

Los últimos trabajos al respecto han permitido observar cambios morfológicos, tales como la reducción del volumen de la sustancia gris y la dilatación de los ventrículos laterales y del tercer ventrículo, se relacionan con un mal pronóstico en los primeros años de la enfermedad, según estudios realizados por René Kahn, de la Universidad alemana de Utrecht, de los que habló con motivo del 3er Foro Europeo del Cerebro, celebrado en Madrid.

Sobre este aspecto también habló Celso Arango, jefe de la Unidad de Adolescentes del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y director científico del Ciber de Salud Mental (CiberSAM), quien desde hace años, investiga en la misma línea. “Presentamos resultados nuevos con una muestra independiente (mucho mayor que la que ya tenemos comunicada) de un estudio con más de cien brotes psicóticos y cien controles sanos que está sin publicar. Y ahí replicamos los hallazgos previos de pérdida de sustancia gris frontal, además de una maduración distinta en el cerebro de estos chicos que, también son datos no publicados —explica el experto—. Encontramos que tienen niveles menores de N-acetil aspartato, que es un marcador de integridad neuronal, un metabolito que podemos medir a través de la resonancia magnética y que disminuye cuando se produce una degeneración del sistema nervioso central”.

Asimismo, presentó datos sobre los efectos secundarios de antipsicóticos en población infanto-juvenil. “Hemos visto en estudios no comerciales, no financiados por la industria, que es más vulnerable, tiene más riesgo de padecerlos”. Sobre todo los relacionados con aumento de peso, síndrome metabólico, riesgo cardiovascular, sintomatología extrapiramidal o movimientos anormales involuntarios, que aparecen en una mayor proporción que en adultos cuando toman por primera vez estos fármacos.

“Hemos hecho estudios de seguimiento de hasta un año de evolución de niños y adolescentes a los cuales se les expone por primera vez a un antipsicótico de segunda generación (los más usados son risperidona, quetiapina y aripiprazol) y estamos acabando uno multicéntrico con un total de 250” (ya han publicado resultados a seis meses en una muestra más pequeña), explica Arango. La solución, en su opinión pasa, no por cambiar la terapia, sino por adelantarse e intentar contrarrestar estos efectos. “Si conocemos que el paciente es muy vulnerable al aumento de peso tomar medidas (dietéticas restrictivas, ejercicio) antes de que aparezcan”.

Sequía de nuevas moléculas

Por último Julio Bobes, presidente del Consejo Español del Cerebro, subrayó la necesidad de impulsar la investigación de nuevas moléculas ya que en este momento “el número de patentes está en sima”. Y para apoyar su afirmación, dijo, la mayoría de fármacos usados hoy día fueron investigados hace dos décadas”. Según el experto la previsión para los próximos años es que aparezcan muchas menos moléculas, por lo que se necesita más investigación básica, de colaboración pública y privada ya que “la industria sola no puede”, apuntó.