inforsalud/ Los consejeros de Sanidad de Asturias y País Vasco creen que las nuevas tecnologías deben ser un medio para reorganizar el sistema

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La transformación no consiste en cambiar el papel por lo electrónico, sino en buscar tecnología que aporte calidad de vida, según Quirós

Para Bengoa, las TIC deben facilitar la atención a los crónicos y hacer corresponsable al ciudadano de la gestión de su enfermedad

| 2010-02-12T16:16:00+01:00 h |

MÓNICA RASPAL

Madrid

Nuestro país ha avanzado mucho desde 1986 —año en que se aprobó la Ley General de Sanidad— y con él nuestro sistema sanitario, aunque sólo a nivel tecnológico. Desde un punto de vista conceptual y organizativo, los instrumentos de trabajo siguen siendo los mismos: el bolígrafo, el papel, el fonendo y el acetato de las radiografías. Sin embargo, contamos con evidencias de que las tecnologías de la comunicación y la información (TIC) ayudan a la sostenibilidad económica en términos de calidad y seguridad de los pacientes; ¿por qué tienen entonces tan poca implantación?

Tras esta reflexión, el consejero de Sanidad asturiano, José Ramón Quirós, aclaró que, aunque son varias las respuestas a esta pregunta —como los costes, la falta de un sistema que se adapte a las necesidades de los usuarios o cierto pudor respecto al retorno de la inversión—, la razón fundamental se esconde en la concepción misma de un sistema organizado en áreas desconectadas entre sí cuando sus usuarios ya viven en una sociedad interconectada, con las redes sociales como máximo ejemplo.

Durante una mesa redonda celebrada en el marco de la Feria de Informática de la Salud (Inforsalud), Quirós resaltó que el cambio no consiste en pasar del papel al formato electrónico sino en cambiar el enfoque de ‘coste por proceso’ y centrarlo en objetivos de calidad de vida desde la óptica poblacional, buscando tecnologías que soporten esos cambios. “Se trata de consolidar un nuevo modelo centrado en la accesibilidad del paciente, interactuando con los lugares de atención. Las TIC deben ser una palanca de cambio y de reorganización del sistema, un proceso que requiere de tiempo y esfuerzo pero, sobre todo, de mucha cooperación. No se trata de un tema de sostenibilidad sino de mera supervivencia”, aclaró.

La cronicidad está cuajando

En la misma línea, el consejero de Sanidad del País Vasco, Rafael Bengoa, apeló a la necesidad de llevar a cabo una transformación “profunda” del modelo no sólo en torno a la financiación sino a las prestaciones. El reto, como viene proponiendo Bengoa desde que accedió al cargo, es enfocar la atención en los enfermos crónicos, un objetivo del que deben ser “copartícipes y corresponsables” los ciudadanos. En su opinión, el concepto de cronicidad ya ha empezado a cuajar en gerentes y clínicos del sistema vasco y las TIC tienen que estar envueltas en este modelo más proactivo para que expresen su potencial real. Además deben encajar en lo que el consejero vasco denomina la “estratificación del riesgo” facilitando los procesos asistenciales con herramientas para la autogestión como la telemedicina y la biomonitorización. “Las TIC sólo brillarán con otro modelo asistencial. Tenemos las herramientas y la tecnología y también experiencias reveladoras en microgestión. Estamos preparados y hay que construir sobre eso”, aseguró.

Sin embargo, las dificultades para incorporar estas nuevas tecnologías no son pocas, como recordó el consejero de Sanidad de Castilla y León, Francisco Javier Álvarez Guisasola, quien destacó la cooperación con los que las van a utilizar, tanto profesionales como pacientes, como uno de los principales escollos, sin olvidar la aún escasa interoperabilidad entre los diferentes sistemas implantados en el SNS. Guisasola puso como ejemplo la receta electrónica, pues existen modelos muy avanzados en algunas CC.AA. que no son intercambiables, por lo que reclamó la creación de una Oficina Nacional de Interoperabilidad.