Almudena Fernández Madrid | viernes, 04 de julio de 2014 h |

El incremento del número de largos supervivientes de cáncer supone un reto importante para la atención primaria que, en coordinación con el oncólogo, será la responsable del seguimiento de estas personas a lo largo de toda su vida.

Tal y como aseguró a GM Fátima Santolaya, del grupo de Dolor de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), los largos supervivientes de cáncer ya están todos siendo tratados en AP, y estos pacientes forman parte de la carga asistencial habitual que tiene cualquier médico de cabecera normalmente en su consulta. En este sentido, incidió en que “es un error” pensar que a estas personas sólo las está atendiendo el oncólogo, ya que acuden a su médico de primaria tanto a contarle lo que le han dicho en el hospital tras la última revisión y a pedir su opinión, como porque obviamente, aunque “parece que se olvida”, un largo superviviente de cáncer es una persona como cualquier otra, con posibilidad de enfermar por cualquier otra patología.

Si se piensa en el perfil de estos pacientes, actualmente se trata de un varón de entre 63 y 65 años que ha sufrido un cáncer de pulmón, de próstata o de colon; o una mujer de 62 con un diagnóstico de cáncer de mama o de cualquier otro cáncer. Ambos, además de haber pasado por varias líneas de quimioterapia en los últimos años, muchas con efectos tóxicos a largo plazo, pueden tener el colesterol alto, ser diabéticos, padecer osteoporosis o presentar artrosis con una prótesis en la cadera o en la rodilla, algo que en el primer nivel asistencial están viendo ya cada día. Estos facultativos serán también los que, en caso de producirse, vean primero cualquier signo de alarma, por lo que Santolaya ve “lógico” que sean quienes lideren el seguimiento de estas personas de manera coordinada con el resto de especialistas que el paciente pueda necesitar visitar y siguiendo los protocolos que entre todas las sociedades científicas estipulen.

Jaime Feliu, portavoz de Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz de Madrid, por su parte, apuntó a que una proporción importante de las aproximadamente 1.500.000 personas supervivientes a un cáncer que hay en España sufren secuelas médicas, limitaciones funcionales, problemas psicosociales y laborales, y sienten con más frecuencia miedo por su salud que la población general. Todo ello implica un incremento de la demanda en la atención sanitaria y no sanitaria a este colectivo y representa “un auténtico reto” para los profesionales y la sociedad. El objetivo principal de la atención a estas personas es la promoción integral de la salud —detección y manejo de sus problemas más frecuentes, monitorización de los efectos secundarios de los tratamientos, y detección de recidivas y segundos tumores—. Para conseguirlo, es necesario que desde el principio se produzca “una excelente coordinación” entre AP y hospitalaria. “Existen tres aspectos críticos que deben resolverse”, apuntó Feliu para añadir que se trata de compartir la información, ya que es fundamental que en todo momento el médico de primaria disponga de información actualizada sobre la evolución de la enfermedad, tratamientos recibidos, seguimiento recomendado, posibles toxicidades tardías del tratamiento y recomendaciones higiénico-dietéticas para mejorar la salud; deben existir también canales de comunicación ágiles entre ambos profesionales con el fin de resolver aquellas dudas puntuales que puedan surgir durante el seguimiento de los enfermos; y tienen que establecerse circuitos de atención rápida para aquellos casos en que se observe una recidiva o aparezca una toxicidad grave.

A pesar de los sistemas informáticos de que se dispone en la actualidad, esta coordinación presenta dificultades. Santolaya incidió en que podría seguirse integralmente más fácilmente a este paciente si tuviese acceso a más pruebas diagnósticas. En la actualidad, el modelo que se sigue de atención al largo superviviente cuenta con “las dos ‘patas’”, la del hospital y la del centro de salud. Como principal punto en contra ve la distancia entre ambos niveles que comporta “duplicar algunas acciones y no tener muy claro quién tiene que liderar esta atención”. En su opinión, en unos lugares se está produciendo la coordinación de la atención de manera correcta y en otros no, por lo que habrá que seguir trabajando en este sentido.

En esta línea, Feliu cree que se ha dado un paso significativo reconociendo la importancia del problema, lo que ha permitido que, por ejemplo, la SEOM junto con AP y otras sociedades científicas hayan elaborado un Plan Estratégico de Supervivientes al Cáncer en el que se ofrecen posibles soluciones a este problema.

Además de oncólogos y médicos de AP, la portavoz de SEMG señaló que enfermería también tiene un papel fundamental, especialmente en los planes de cuidado y el seguimiento. Igual que sucede con los protocolos de crónicos, “estos pacientes deberán tener el suyo”.

La coordinación deberá ser estrecha también con otros especialistas: ginecólogo, urólogo, neumólogo… En función del tipo de tumor que ha superado la persona. También es primordial el trabajo conjunto con psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales.

Fátima Santolaya, miembro
del grupo de Dolor de la SEMG

Es un error pensar que
a estos pacientes
sólo los atiende
un oncólogo”

Jaime Feliu, portavoz Sociedad Española de Oncología Médica Se ha dado un paso significativo reconociendo
la importancia
de este problema”

Los retos son básicamente dos: el primero, poder generar en el paciente la confianza suficiente para entender que las revisiones periódicas de su enfermedad pueden y deben hacerse desde atención primaria a partir de los cinco años; y el segundo, que los médicos de familia reciban la suficiente capacitación técnica para ser capaces de realizar un control efectivo y eficiente del largo superviviente de cáncer, aportándole los cuidados necesarios de forma integral, tal y como consideró Santolaya.

Estos retos son fundamentales porque el cáncer es una de las enfermedades más prevalentes en España y en la Unión Europea en la actualidad. Se estima que, anualmente, habrá 100.000 personas que hayan sobrevivido al cáncer en España. Ahora mismo hay alrededor de un millón y medio de personas que han superado una patología oncológica y las previsiones indican que el número de largos supervivientes —los que llevan cinco años desde el diagnóstico y que están libres de enfermedad— se va a incrementar hasta en un 50 por ciento en 2020. Eso indica una prevalencia “tremenda” como para que desde oncología puedan mantener su control, por lo que Santolaya añade que es necesario asumir que en pocos años será la AP la que tendrá que controlar al largo superviviente de cáncer.