OSTEOPOROSIS/ El grado de isomerización da pistas sobre el riesgo de fractura

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Los marcadores actuales en osteoporosis son precisos pero presentan limitaciones

Un objetivo clave es la identificación bioquímica de alteraciones de la matriz ósea

| 2010-02-12T16:04:00+01:00 h |

C. Ossorio

Barcelona

En la actualidad existen marcadores bioquímicos del recambio óseo que resultan efectivos en la evaluación del riesgo de fractura y de la eficacia del tratamiento en la osteoporosis posmenopáusica, como PN1P (propéptido aminoterminal del procolágeno 1), ßCTX (telopéptido carboxiterminal del colágeno tipo I) en suero o NTX (telopéptido aminoterminal del colágeno 1). En gran parte ha sido posible gracias a que en los últimos años se ha disminuido su variabilidad al automatizarse su determinación, según informó Núria Guañabens, del servicio de Reumatología del Hospital Clínic de Barcelona y directora del II Simposio Internacional Avances en Osteoporosis que acogió la capital catalana.

Ahora bien, estos marcadores presentan dos limitaciones. Como explicó Patrick Garnero, del Instituto nacional Francés para la Salud y la Investigación Médica (Inserm) y vicepresidente de la división de marcadores bioquímicos de Synarc en Lyon (Francia), cuando se miden en sangre u orina reflejan la remodelación del esqueleto en general, pero no permiten distinguir la contribución relativa de los diferentes compartimentos óseos (perióstica, zona endocortical y trabecular). Además, la resistencia de los huesos no depende sólo de la densidad mineral ósea, sino también de la calidad, en concreto de las características cualitativas de las proteínas de la matriz ósea. En este sentido, estos marcadores óseos utilizados hasta ahora “reflejan los cambios en la cantidad de recambio de la matriz ósea, pero no proporcionan información sobre sus alteraciones”, concretó Garnero.

Grado de envejecimiento

Guañabens destacó como uno de los grandes avances la posibilidad de estimar el grado de envejecimiento —que desemboca en isomerización— de las proteínas de la matriz cuando se excretan por la orina, a modo de “reloj biológico”. Así, a partir del índice urinario alfa/betaCTX —entre la forma nativa (a) e isomerizada (b)—, se calcula el nivel de maduración de la matriz ósea y el riesgo de fractura. “Cuando el tejido óseo es inmaduro, puede haber mayor riesgo de fractura”, explicó.

Garnero señaló que estudios recientes han demostrado que la modificación no enzimática mediada por la glicación del colágeno I y que incluye isomerización del ácido aspártico contribuye a la resistencia del esqueleto a la fractura independientemente de la densidad mineral ósea.

Por otro lado, este experto indicó que se están produciendo avances en lo que concierne a moléculas que proporcionan información sobre el metabolismo de la membrana periosteal. Y aquí entra como nuevo marcador la periostina, un recientemente caracterizado ácido gamma carboxiglutámico que contiene una proteína normalmente localizada en el periostio del hueso adulto. Según aseveró, investigaciones actuales han visto que ratones con deficiencia de periostina se caracterizan por la alteración de la resistencia del hueso trabecular y cortical, y una respuesta alterada a la estimulación mecánica.

Otros marcadores de resorción ósea que resultan prometedores en el análisis de la calidad ósea son la catepsina K y la fosfatasa ácida resistente al tartrato 5b.