l La vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes, asegura que el objetivo es “garantizar el libre movimiento” de los pacientes

l Trinidad Jiménez anuncia que las tarjetas sanitarias serán interoperables en todas las comunidades autónomas a finales de este año

| 2010-03-18T19:24:00+01:00 h |

E.M.C. /E.P.

Madrid

Mucho tiene que cambiar el ritmo de implantación de las tecnologías de la información en el ámbito de la salud para que el anuncio de la vicepresidenta de la Comisión Europea y Agenda Digital, Neelie Kroes, y la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, no quede en un canto al sol.

Tras la Conferencia de Alto Nivel sobre e-Health 2010 celebrada en Barcelona la semana pasada, que dio el pistoletazo de salida a cuatro días repletos de reuniones y mesas redondas sobre sanidad digital, ambas declararon que los países de la Unión Europea harán compatibles sus sistemas públicos de salud antes del año 2015. Según sus previsiones, se podrán compartir los datos y la historia clínica de los pacientes, garantizando su libre movilidad, en lo que calificaron como el inicio de una “nueva era” que España se ha propuesto liderar durante su presidencia de la UE.

Neelie Kroes recalcó que se trata de garantizar el “libre movimiento” de los pacientes y aseguró que funcionarán mecanismos de reembolso que reconozcan el sistema electrónico”, ya que serán los países de origen los que costeen los gastos de atención. No obstante, admitió que el debate actual es ver qué sucederá con el pago de las prestaciones que se ofrecen sólo en algunos estados.

En la misma línea, la apuesta por las TIC se erigió como panacea para resolver algunos problemas comunes a los servicios de salud europeos. Incluso el ministro de Sanidad de Hungría, Szakely Tamas, apuntó, por ejemplo, su contribución a la hora de paliar los efectos de la falta crónica de profesionales.

“Posible”, pero no “fácil”

La ministra de Sanidad española dibujó el futuro escenario para la sanidad digital en Europa y puntualizó que no se trata de crear un único sistema, sino de conseguir que las fórmulas desarrolladas por los distintos países sean compatibles, lo que, según las nuevas tecnologías de la información y la comunicación —subrayó— debe ser “posible y fácil”.

Sin embargo, la teoría y la práctica no siempre van de la mano. Sólo en España, la desigual implantación de la receta electrónica y la historia clínica en las comunidades autónomas, con diferencias tanto en las soluciones informáticas escogidas como en su grado de implantación, evidencian que, aunque posible, lograr la “interoperabilidad” no resulta en absoluto sencillo. Menos aún si este propósito se hace extensivo al ámbito europeo.

Pero el Ministerio de Sanidad también se plantea objetivos más accesibles a corto plazo en nuestro país, como otro de los anunciados durante este encuentro: conseguir que en lo que queda de año las tarjetas sanitarias de todas las comunidades autónomas sean interoperables, gracias a la construcción de un nodo central de información, según explicó la ministra. Hasta la fecha, 15 comunidades autónomas y el Ingesa estarían operando en el sistema común de tarjetas sanitarias individuales y dos comunidades más trabajan en el entorno de pruebas anterior a su integración.

Liderazgo relativo

Y es que, a pesar del pretendido liderazgo de nuestro país en este ámbito, que el ministerio define como uno de los más avanzados en el desarrollo de la historia clínica digital y la receta electrónica, los datos en atención especializada y el entorno hospitalario muestran que queda mucho por hacer. Mientras el 97 por ciento de las consultas de los centros de salud de primaria disponen de soluciones informáticas de historia clínica o prescripción, apenas un 20 por ciento de las de los especialistas cuentan con estas aplicaciones. Y lo que es más, sólo el 30 por ciento de los hospitales públicos ha iniciado la informatización de la historia clínica.

Respecto a la receta electrónica, tres comunidades han implantado un sistema generalizado, y cinco más se encuentran en fase de despliegue, mientras el resto de las autonomías han comenzado programas piloto.

Desde las comunidades autónomas, buena parte de los consejeros que han participado en las jornadas coincidieron en la necesidad de combinar la descentralización y la cooperación nacional y europea en la materia, tal y como reclamó la consejera navarra María Kutz. La titular gallega,Pilar Farjas, destacó la mejora de la coordinación en este sentido y señaló la necesidad de homologar las historias clínicas y los sistemas de acceso a la sanidad pública. Por su parte, Marina Geli, defendió el peso de las regiones en las estrategias de sanidad digital. Deben estar “totalmente presentes”, aseguró, para evitar el riesgo de teorizar sin definir los mecanismos para aplicar y hacer operativas las políticas acordadas a otros niveles.

Fuente de riqueza y de gasto

La ministra de Sanidad defendió durante el encuentro el impulso a la sanidad digital y la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación como una “fuente de riqueza” que genera “beneficios cuantificables”. Jiménez no albergó dudas sobre el hecho de que se trata de una “inversión rentable” que, además, puede consolidarse como un sector económico emergente con capacidad para generar empleo y riqueza.

Para la consejera de Sanidad de Canarias, Mercedes Roldós, el papel de las TIC en la sostenibilidad del sistema sanitario pasa por que constituyen un factor y una herramienta determinante para el cambio que permitirá incrementar la coordinación, la integración y la conexión entre los sistemas existentes.

No obstante, los expertos insistieron en que, por ahora, la sanidad digital forma parte del debate sobre la sostenibilidad, pero no de la solución. Karl Stroetman, líder de la empresa alemana Empírica, subrayó que “no generan un ahorro monetario”, aunque sí “beneficios sociales y económicos muy altos” y emplazó a reinventar la sanidad antes de hablar de sostenibilidad. Por su parte, el investigador de la Escuela de Economía de Londres David McDaid coincidió en que las posibilidades de ahorro a través de las TIC es aún muy limitada.