| miércoles, 19 de junio de 2013 h |

Hasta finales de la Edad Media, la lepra era frecuente en Europa, tanto que casi una de cada 30 personas estaba infectada. En la actualidad, la enfermedad se encuentra en 91 países de todo el mundo con cerca de 200.000 nuevos casos de infección al año.

Pero, ¿por qué al final de la época del medievo la epidemia de lepra sufrió una brusca caída? Esa misma pregunta es la que se han formulado un grupo internacional de investigadores. Cuestión que justifica su último estudio publicado recientemente en la revista “Science”.

Para hallar la respuesta, expertos de la Universidad de Tubinga en Alemania y la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) han reconstruido el genoma de Mycobacterium leprae, el patógeno responsable de la lepra, tanto en esqueletos de la Edad Media como en pacientes actuales para analizar su evolución a lo largo de los siglos.

El resultado arroja que todas las cepas comparten un ancestro común que existió hace 4.000 años, lo que coincide con la evidencia ósea más temprana de la enfermedad en el registro arqueológico, que data del año 2.000 a. C. en la India. Conclusión indiscutible para sus autores. Pues esta sorprendente conservación sugiere que el ADN bacteriano antiguo para ciertas cepas, podría sobrevivir potencialmente más allá del límite teórico de un millón de años sugerido para el ADN de vertebrados.

Los genomas de las cepas medievales son casi el mismo que el de las cepas contemporáneas. El modo de propagación y el país donde se reproduce también es similar. Por éso, el codirector del estudio y jefe del Instituto de Salud Global de la institución suiza, Stewart Cole concluye que si la explicación de la disminución de los casos de lepra no se encuentra en el patógeno, entonces debe ser en el huésped, es decir, en cada uno de nosotros. Y es ahí donde todos deberían de mirar. ¿Una crítica a estudios anteriores o una complementación para conocer la verdadera realidad?

Leer más en www.cidiplus.com