“España tiene que recuperar el tiempo perdido en la adhesión al Plan Europeo contra el Cáncer”. Rafael López, vicepresidente de la Fundación ECO y jefe del Servicio de Oncología Médica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) considera que este debe ser uno de los objetivos prioritarios por parte de las administraciones ya que “este plan se ha estado discutiendo en Europa durante los cuatro o cinco últimos años y ha habido muy poca información al respecto en España que empieza a ser más visible ahora”.

Y es que, como remarca López, “el Plan europeo supone un cambio importante desde la prevención y también para mejorar la detección precoz, acelerar la medicina de precisión, tanto en diagnóstico como en tratamiento y también contempla aspectos de cuidados paliativos y supervivientes en cáncer”. “Todo esto, potenciando la investigación en todos estos ámbitos”, agrega. Por ello, insta a acelerar la integración del plan en las políticas nacionales también con el foco en “la gobernanza de todo el plan, que puede plantear dificultades”.

Entre los posibles obstáculos, López se refiere al hecho de que el sistema sanitario en España esté descentralizado con las competencias en las comunidades autónomas. “En España está todo centrado en las regiones, y el plan europeo no es que ‘rompa’ esto, pero no contempla las fronteras nacionales dentro de la estrategia, como si está establecido dentro de los principios europeos que no haya barreras entre países; a veces entre comunidades españolas parece que es más difícil actuar, y por ello debería establecerse un sistema de gobernanza que lo plantee”.

Coordinación entre agentes

Uno de los puntos clave en esta implementación del Plan Europeo es la interlocución entre agentes implicados. “El Ministerio de Sanidad tiene que hablar con todos los actores: desde las administraciones regionales hasta las asociaciones de pacientes o las sociedades científicas, contribuyendo entre todos a acelerar el proceso de una manera lógica”. “Hay que poner el cáncer como prioridad nacional; de la misma manera que Europa lo tiene como prioridad continental, España debe ponerlo al mismo nivel”, asevera.

Dentro del Plan Europeo, uno de los puntos versa por crear una red de centros de referencia, los denominados Comprehensive Cancer Centers. López expresa que, en estos momentos, en Europa, se está trabajando “en unos criterios de calidad; no tiene sentido que España diseñe otros diferentes cuando los que se van a aplicar son los de la Unión Europea (UE). El oncólogo considera que, el trabajo que ha de realizarse actualmente a nivel nacional debe consistir en “obtener toda la información posible e ir preparándose para poder aplicar los criterios una vez estipulados”. En este sentido indica que “estos deberían ser transparentes y comunicarse a toda la sociedad”.

Reorganización de recursos

Como se refleja en el informe ‘Las cifras del cáncer 2024’, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica, se estima que la incidencia en esta enfermedad crezca un 2,6 por ciento este año. En valores absolutos y a nivel mundial, se espera que en 2040 se alcancen 28 millones de casos. Y, precisamente, el Plan Europeo contempla estas cifras y pretende anticiparse y dar herramientas para que los sistemas sanitarios puedan hacer frente a este escenario. “Lo recogido en el plan se ha elaborado no por los casos que hay ahora, si no por lo que se prevé en los próximos años”, refuerza López. Así, cree que España debería seguir la estela europea e insta al Ministerio de Sanidad y a todos los agentes involucrados a “implicarse y plantear qué va a pasar y cómo se van a reorganizar los recursos en España, para que cuando en 2030 haya entre 350.000 y 400.000 casos, quede estipulado cómo se hará frente a esta situación”.

Estas estimaciones se hacen para dentro de seis años. Pero, en el corto y medio plazo, para mejorar la atención que se otorga a los pacientes con cáncer, López insta a “acelerar de manera práctica la disponibilidad de biomarcadores y disminuir el tiempo para la incorporación de innovación, tanto en fármacos como en tecnologías; también, expandir y completar los cribados, con los tres ya existentes y el resto que recomienda la UE”.


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